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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/11/2025 15:13
Las empresas que apuestan por usuarios avanzados de IA logran un aumento del 33% en la productividad durante las horas de uso La irrupción de la inteligencia artificial generativa ha dado lugar a un perfil profesional emergente: el superusuario de IA. Este rol trasciende el dominio de herramientas puntuales y centra sus esfuerzos en una transformación sistemática y medible de los resultados organizacionales. Aunque el 80% de las iniciativas corporativas de IA persiguen la eficiencia, las organizaciones que obtienen mayor valor recurren a la IA para impulsar el crecimiento y la innovación. El superusuario de IA representa esta ambición al integrar la tecnología en los procesos críticos y rediseñar flujos de trabajo, una práctica predominante en la mitad de las empresas líderes en el sector. Impacto cuantificable en la productividad El diferencial en productividad no deja lugar a dudas: los profesionales que emplean activamente IA generativa logran ser, en promedio, un 33% más productivos durante sus horas de uso. Este aumento se traduce en un ahorro de tiempo cercano al 5,4% de las horas semanales, equivalente a unas 2,2 horas en una semana laboral estándar de 40 horas. El objetivo del superusuario radica en maximizar tanto el tiempo como la sofisticación en el uso de la tecnología, superando los promedios de sectores como informática y matemáticas, donde la IA ocupa cerca del 12% de las horas laborales. El superusuario de inteligencia artificial lidera la transformación digital y maximiza el valor empresarial en las organizaciones (Imagen Ilustrativa Infobae) En sintonía con este fenómeno, The Wall Street Journal señala que los superusuarios de IA no son necesariamente expertos en tecnología, sino profesionales convencionales que han aprendido, mediante la experimentación, a extraer más valor de estas herramientas. Al adoptar un enfoque práctico, han desarrollado la capacidad de conectar aplicaciones y optimizar procesos empresariales, posicionándose siempre un paso adelante de sus colegas y obteniendo reconocimiento en sus organizaciones. Liderazgo y transformación cultural La mayoría de las compañías aún se encuentra en fases exploratorias respecto a la IA; aproximadamente dos tercios no han alcanzado el nivel de despliegue organizacional. El superusuario de IA funge como agente interno de cambio, facilitando la integración profunda de la tecnología y convirtiéndose en una pieza clave para superar la etapa experimental. Este cambio implica redefinir el papel humano: con tareas repetitivas delegadas a agentes digitales, los profesionales se enfocan en la toma de decisiones y la resolución creativa de problemas, además de gestionar sus propios equipos de agentes de IA. De acuerdo con el testimonio recogido por The Wall Street Journal, empleados que comparten activamente consejos sobre IA y ayudan a sus colegas pueden afianzar su posición como referentes internos, lo que les permite demostrar su valor y asegurar su futuro profesional. La adopción de IA generativa permite ahorrar hasta 2,2 horas semanales en una jornada laboral estándar de 40 horas (Imagen Ilustrativa Infobae) Cuatro habilidades críticas del superusuario El dominio de la IA no requiere formación en programación, sino una combinación de cuatro competencias estratégicas y cognitivas: Especialización sectorial: garantizar la relevancia de los resultados de la IA mediante un profundo conocimiento del negocio. Alfabetización en datos: recoger y analizar datos limpios y estructurados para optimizar los resultados de la tecnología. Pensamiento crítico: evaluar rigurosamente los resultados generados, cuestionar supuestos y detectar posibles sesgos o errores. Gestión de la innovación: traducir los proyectos en valor estratégico, optimizando costes y generando nuevos productos. Esta base permite la creación de equipos dedicados como AI Ops o Centros de Excelencia, responsables de monitorizar y auditar la “fuerza laboral digital”. Auditoría y control de resultados El superusuario de IA es el principal responsable del control de calidad en un escenario donde los modelos pueden generar información incorrecta o reproducir sesgos. Su marco de auditoría exige verificar datos, asumir la responsabilidad total sobre los resultados y comparar la salida de distintos modelos. El uso de herramientas con Recuperación Aumentada (RAG), que se apoyan en bases de datos fácticas, es fundamental para evitar errores. En sectores como las finanzas, la figura del superusuario garantiza siempre la validación humana en procesos críticos, permitiendo que el juicio profesional prevalezca. Cuatro habilidades clave distinguen al superusuario de IA: especialización sectorial, alfabetización en datos, pensamiento crítico y gestión de la innovación (Imagen Ilustrativa Infobae) De la cuantificación del valor al reconocimiento profesional El camino hacia el reconocimiento profesional exige demostrar que el dominio de la IA se traduce en métricas empresariales concretas, como el impacto en EBIT o la productividad funcional. Un ejemplo: en atención al cliente, la implementación de IA generativa eleva la productividad entre un 30% y un 45% de los costes de la función. Además, la IA actúa como un compañero cibernético, impulsando la generación de ideas de alta calidad y situando más soluciones en el principal decil de innovación. Este fenómeno ha propiciado un auge en roles como Prompt Engineer (crecimiento del 135,8%) y AI Engineer (143,2%). Tal y como describe WSJ, estos power users destacan no solo por su eficacia, sino también por la reputación que construyen al anticiparse a las tendencias y escalonar su aprendizaje. La auditoría y el control de resultados por parte del superusuario de IA garantizan la calidad y la validación humana en procesos críticos (Imagen Ilustrativa Infobae) Lograr este estatus implica práctica constante, capacidad de adaptación y la disposición de invertir tiempo en el perfeccionamiento de los flujos de trabajo. El superusuario es indispensable para cerrar la brecha entre la estrategia y la ejecución, ya que su proactividad y voluntad de participar en proyectos piloto acelera la madurez digital de toda la organización. La clave reside en compartir los éxitos y mejores prácticas con el equipo, fomentando la adopción colectiva y posicionando a la empresa en la vanguardia competitiva.
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