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  • Impacto mundial: científicos rosarinos dan otro "golpe" a las superbacterias

    » La Capital

    Fecha: 03/11/2025 17:04

    Es un hallazgo del equipo de Alejandro Vila, del IBR. Las investigaciones cambian protocolos de atención médica de un nuevo antibiótico La resistencia a los antibióticos es un grave problema mundial. En la Argentina, el 50 por ciento de los pacientes con infecciones severas muere porque los fármacos no les hacen efecto. En 2019 salió un nuevo antibiótico para bacterias multirresistentes o superbacterias que prometía cambiar la historia, pero a poco de estar en el mercado mostró que no era tan poderoso y que no servía para todos los casos. Una investigación liderada por Alejandro Vila, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, Conicet, UNR), permitió descubrir por qué las bacterias son capaces de "esquivar" también al cefiderocol, el antibiótico en cuestión. El hallazgo, que fue difundido en The Lancet Infectious Diseases, revista científica de impacto mundial, está cambiando el uso de esta molécula permitiendo salvar vidas. El avance de las superbacterias es tan grave que la OMS la calificó como una crisis mundial. Se estima que más de 30 millones de personas podrían sufrir en 2030 infecciones que no responden a los antibióticos existentes. Rosario fue pionera en el desarrollo de investigaciones para intentar frenar la catástrofe. Ya en 2012 Vila y su equipo lograba un primer hito desde el IBR, luego de años y años de estudios. Vila, que ha dedicado gran parte de su carrera a entender cómo las llamadas superbacterias eluden el efecto de la medicación, habló con La Capital sobre su última investigación: "El antibiótico sobre el que trabajamos salió como una gran solución para los pacientes críticos que fallecían a causa de bacterias como klebsiella, pseudomona y acinetobacter baumannii (esta era una bacteria ambiental que empezó a ganar resistencia y es hoy uno de los grandes problemas sanitarios). Sin embargo, muchos pacientes tratados con este fármaco de alto costo, morían de todos modos". Entonces, la pregunta a resolver era cómo las bacterias resistían a un medicamento que acababa de salir. Y allí fue el equipo de Vila, a intentar encontrar respuestas a este problema. Y lo logaron. En este momento, en hospitales y sanatorios de distintos países los médicos están analizando si tratar o no a sus pacientes con este antibiótico siguiendo los lineamientos de la investigación de los científicos rosarinos, quienes además promueven el uso de tecnología de precisión para determinar, justamente, en qué casos sí y en qué casos no indicarlo. Este antibiótico de última generación (que cuesta unos 50 mil dólares por mes) se usa específicamente para personas en estado crítico que están internadas y que han adquirido alguna infección intrahospitalaria. No es para quienes, por ejemplo, tienen dolor de garganta o bronquitis o están cursando algún proceso de salud crónico o ambulatorio, ejemplificó el investigador. Minucioso y sorprendente trabajo Junto a Brenda Wareki, tesista doctoral y primera autora del paper publicado en The Lancet Infectious Diseases y en colaboración con el equipo del científico Diego Moreno, del Instituto de Química de Rosario (Iquir), iniciaron en 2020 las investigaciones que llegaron a buen puerto. El trabajo fue realizado en el marco de un convenio con la misma empresa farmacológica que lanzó el antibiótico en 2019. Vila explicó la base del problema: "Desde hace tiempo se busca desarrollar antibióticos que puedan enfrentar a las bacterias que portan genes para producir metalo-beta-lactamasas (MBLs). Estas enzimas son capaces de romper la estructura de la mayoría de los antibióticos, pero además, logran inactivar a los más potentes de última generación". En ese contexto surgió el cefiderocol, que actualmente figura en las guías clínicas de Estados Unidos y Europa como el tratamiento indicado para un amplio rango de infecciones causadas por bacterias que portan distintos genes MBLs. Sin embargo, no dio los resultados esperados, aun cuando llevó años de investigaciones y una inversión millonaria. "En el último congreso de infectólogos en Atlanta, hace pocas semanas, donde presentamos los resultados de nuestra investigación, los médicos tomaban nota con sorpresa sobre esto. El interés fue enorme porque hablamos de algo que está ocurriendo, de un fármaco que se está usando como una solución cuando no lo es", explicó Vila. La buena noticia, señaló el experto, es que "existen metalo-beta-lactamasas para las que sí funciona, entonces hay que personalizar al máximo la indicación médica analizando lo más profundamente que se pueda las características de la bacteria que produjo la infección. Para ello se necesitan herramientas de precisión, que no necesariamente son tan caras y que recomendamos se tengan en cuenta en salud pública y privada", dijo. El cefiderocol no llegó aún a la Argentina. Vila agregó: "Hay mucho camino para andar aún en este tema. Sabemos que la resistencia de los antibióticos es inevitable, pero hay cosas que podemos hacer. En nuestro país tenemos la ley 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos, aprobada en 2022, que cada vez se aplica más y da resultados", enfatizó el profesional. Además del desarrollo de nuevas moléculas o de conocer los mecanismos para vencer a las superbacterias "se puede trabajar mucho en prevención". Por qué aumentó la resistencia El problema es multicausal. Esto son algunos de los motivos que llevaron a la situación actual: el uso inadecuado y excesivo de antimicrobianos en hospitales y a nivel domiciliario (lo que incluye la automedicación) y el incumplimiento de las indicaciones para tomarlos (se requiere ser estrictos en cuanto a la posología). El uso de antibióticos para infecciones virales, para los que obviamente no son efectivos. Sin embargo, no es raro que ante determinados síntomas como dolor de garganta, malestar general, tos, las personas recurran a los antibióticos cuando se trata de un virus. Las dificultades para la detección temprana de los mecanismos de resistencia ha sido otro punto importante. De allí que el trabajo de los científicos del IBR sea tan trascendente. El mundo en riesgo El tema tiene tanta relevancia que se mide año a año su impacto en la salud y en la economía global. Un informe publicado en el año 2016 por el Grupo Banco Mundial fue titulado: “Infecciones resistentes a los medicamentos: Una amenaza a nuestro futuro económico”. Las infecciones resistentes a los medicamentos podrían causar daños económicos similares a los de la crisis financiera de 2008. Incluso mostró que en países de ingreso bajo podría causar una pérdida de más del 5% del producto interno bruto (PIB) y empujar a 28 millones de personas, la mayoría de países en desarrollo, a la pobreza para 2050. Hay mucha bacterias que han logrado ganarle a los antibióticos utilizando distintos mecanismos que las protegen. La Klebsiella, por ejemplo, para la que ya existe una última generación de antibióticos es uno de los microorganismos que va logrando "saltar" las barreras de la medicación que va saliendo. De 2010 al 2019 ya había aumentando del 10 al 20% la resistencia de esta bacteria pero desde 2020 a 2024 subió el 37%, "y encima cambió los mecanismo de resistencia, lo que es realmente alarmante", dijo Vila. Esto obliga a la ciencia a una actualización permanente que no puede detenerse. Vila, un reconocido científico alejandro vila.jpg La ciencia que se produce en Rosario alcanzó varios hitos en los últimos años. Mucho de estos avances llevan el sello de Alejandro Vila y su equipo del IBR. Vila obtuvo numerosos premios a nivel nacional y reconocimiento mundial por la calidad y el impacto de sus hallazgos, que llevan décadas de trabajo. Es además un prestigioso conferencista. El científico nació en Rosario en 1962. Es licenciado en Química por la UNR. Se desempeña como profesor titular de Biofísica de la UNR e Investigador Superior de Conicet. Fue pionero en el uso de la Resonancia Magnética Nuclear en biología estructural en el país, habiendo dirigido decenas de tesis doctorales. Fue creador y es director de la Plataforma de Biología Estructural y Metabolómica en el IBR. Hizo su postdoctorado en la Universidad de Florencia (Italia). Fue profesor visitante en Caltech (USA), Universidad de Florencia (Italia), Universidad de Modena (Italia), Universidad de Valencia (España) y en la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (Trieste, Italia). Es miembro de 5 Academias Científicas, incluyendo la American Society of Microbiology. Entre numerosos premios obtenidos en su carrera se encuentran la beca de la Guggenheim Foundation y el Premio Konex de Platino en Bioquímica-Biología Molecular en Argentina (década 2013/2023).

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