22/10/2025 14:17
22/10/2025 14:17
22/10/2025 14:16
22/10/2025 14:15
22/10/2025 14:15
22/10/2025 14:13
22/10/2025 14:11
22/10/2025 14:10
22/10/2025 14:01
22/10/2025 14:01
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/10/2025 04:35
Desencriptados - CAE Carlos Alfredo Elías, conocido artísticamente como CAE, es un cantante y compositor argentino. Se hizo conocido en la escena del rock y pop-rock nacional como integrante de la banda Bravo, a fines de los ’80 y principios de los ’90. Más tarde consolidó una carrera como solista bajo las siglas CAE. Durante los años ’90 alcanzó gran repercusión con baladas y temas de corte pop-rock, entre ellos el éxito Te recuerdo, y participó en numerosos circuitos internacionales. En 1997 ganó el certamen del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar con la canción Para vivir un dulce amor. Su perfil discográfico suma más de tres décadas de actividad musical y a lo largo de su trayectoria alternó proyectos con Bravo y discos solista, como por ejemplo CAE, Mañana y Hombre, manteniendo presencia tanto en Argentina como en países de la región. En julio lanzó el tema Salí con mi ex y cierra el 2025 en Buenos Aires con All Inclusive en el Teatro Gran Rivadavia. Un show con los clásicos de siempre y nuevas canciones, que se realizará el domingo 30 de Noviembre. CAE: "Uno puede estar preparado para cualquier cosa en la vida, menos para tener éxito de pibe y en lo primero que hacés". (Jaime Olivos) Rulo: —¿Cómo fueron tus comienzos musicales? CAE: —Fueron en paralelo a la formación mía tradicional de sapito cancionero, de ir a tocar guitarra con el profesor de la otra cuadra de mi casa. Yo crecí entre Villa del Parque y Devoto. Y algo que me parece muy importante es que las tardes que me quedaba en la peluquería de mi abuela, que era un salón de damas que atendían mis tías, mi abuela y demás, era un entorno en el cual yo hacía showcitos, muy chiquitos, de jardín. Rulo: —¿Les cantabas a las señoras? CAE: —Sí. Salía ahí, me presentaba y cantaba para las señoras que era una audiencia increíble porque las veteranas tenían tapados los oídos y no se podían ir. Las tenía cautivas. Yo creo que ahí fui descubriendo mi vocación y se fue transformando más tarde, obviamente, en mi profesión y en el proyecto que yo quería seguir. Me daba cuenta que era eso. Tuve formaciones muy aisladas porque, el profe de guitarra que te contaba antes, te pegaba los dedos cuando tocabas mal y yo me rebelé. Dejaba de estudiar y después iba a una academia integral, que era tipo Fama, en donde te enseñaban un poco de todo. Rulo: —Típico instituto de arte. CAE: —Sí, un instituto de música. Y de ahí es que soy multiinstrumentista, me puedo sentar en una batería, en un teclado, puedo salir tocando el bajo o la viola... Rulo: —Tenías talento, igual. Porque no todo el que pasa por ahí se convierte en artista. CAE: —Tenía ganas. Y me parece que la chispa de las ganas es todo en la vida, para lo que sea. La bujía arranca con una chispa, ¿viste? El motor arranca con una chispa... El surgimiento de Bravo: adolescencia, rock y excesos Rulo: —¿Qué edad tenías cuando formaron Bravo? CAE: —En realidad lo formamos con mi hermano y yo venía de otras bandas. Creo que teníamos 20 y 15, con Ari. Éramos muy pibes. Y en realidad el embrión del grupo era otra cosa que se llamaba Rocket, no se llamaba Bravo. Y nos juntó la desgracia, porque yo estaba en otro grupo que se llamaba Escocia, que después fue bastante conocido en el soft metal y en esto del hair metal, ¿no? Imaginate, yo crecí en la peluquería haciendo música y después me hice conocido por un grupo en el cual lo más importante era el Lope (risas). Rulo: —¿Y se juntaron todos desde distintos grupos? CAE: —Armamos un ensamble entre otros que tocaban conmigo y armamos un proyecto que se llamaba Rocket porque había un productor que necesitaba un grupo de esas características. Nos metemos a grabar cuatro o cinco días en un estudio en el centro. Al quinto día, el productor no viene más a la grabación, que era el que garpaba. No vino más, no vino más y no vino más. Nosotros le decíamos el tío y ahí nos quedó el famoso cuento del tío, obviamente. Del estudio no nos dejaban sacar la batería y los teclados hasta que garpáramos la grabación. Así que les contamos cuál es la historia, les pedimos tiempo para juntar el dinero y ahí terminamos juntos porque dijimos: “Tenemos el primer demo grabado”. De ahí fuimos directamente a tocar a un cabaret que, para un grupo de ese estilo, de rock californiano, soft metal... nos creíamos que éramos Mötley Crüe, ¿entendés? Era un cabaret que estaba en la calle Córdoba, abajo, era muy internacional, venían japoneses... Ahí yo me di cuenta que como mánager o como productor del grupo tenía mucho que aprender. Rulo: —¿Cómo entraron ahí? Cae: —El que regenteaba el lugar era un amigo de mi viejo y me dijo: “Ustedes pueden tocar todos los días a las dos de la mañana, hacer una entrada y otra entrada a las tres de la mañana”. Lo que pasaba es que al principio empezaba un grupo de folclore, después de tango, hasta que la cosa se iba poniendo un poco más hot (risas). Nosotros, como los Rocket Boys, en ese momento hacíamos una entrada de rock internacional, canciones de rock nacional y mechábamos algunas canciones nuestras. A todo esto, número de baile, striptease, tetas, todo eso, ¿no? Cuando voy a negociar, el tipo me dice: “Acá necesitamos que toquen todos los días. No se para nunca, se toca todos los días”. Bueno, buenísimo pensé yo. Le digo lo que pretendemos cobrar que, no sé, era por decir un número cualquiera 5 mil pesos y él me dijo: “No, macho. Yo pensé que iban a cobrar 500”. Listo, ya está. Acordado. Rulo: —Cerrado (risas). Cae: —Un pelotud*. Queríamos tocar y tener esa experiencia… (risas). De ahí en más todo fue vertiginoso, laburo y ser consecuente con el propósito que era comunicarme, cantar y estar arriba de un escenario haciendo cosas. "Soy el rockero más romántico, pero mi modo de vida es rockstar all day", confesó el artista. (Jaime Olivos) Fama, excesos y aprendizaje Rulo: —Cuando avanzó un poco más tu carrera y te empezaste a hacer famoso, ¿pudiste disfrutar de ese momento con Bravo? ¿Sentís que hubo gente que se acercó a vos y comía de tu fama? ¿Te pasó? CAE: —Todo me pasó. Todo lo que le pasa a cualquier tipo que se hace conocido en Argentina: los amigos del campeón, el momento que crees que va a ser para siempre y que dura un tiempo determinado, la limusina blanca que un día vino y otro día se fue… Uno puede estar preparado para cualquier cosa en la vida, menos para tener éxito cuando sos pibe en lo primero que hacés. Pasamos de tocar en un pub, sin transición, a la canción se hace famosa, Tinelli y chicas acampando en la puerta de tu casa. Y eso en la cabeza de un pibe de 20 años... A mi hermano lo emanciparon para poder tocar con nosotros. Era una locura. Un viaje de egresados que te eyecta hacia un lugar en donde es todo sí. Todo lo que vos querés, es todo sí. Entonces, ahí viene el motor home, vinieron muchos excesos y sexo (risas), que también está bien para un pibe de 20 que logra algo de una manera fulgurante. Apostaban que nosotros podíamos tener un éxito que durara un verano y duró 16 discos. Sino no estaría hoy sentado acá (risas). Pero a nosotros ese viaje de egresados creo que nos duró un tiempo respetable hasta decir: “Che, yo quiero seguir en esto. Quiero que sea como siempre soñé, que sea mi modo de vida”. Entonces, esto de ir a un hotel y tirar la manguera de incendio por el ascensor o hacer caca en el cenicero, como hacíamos creyendo que éramos Mötley Crüe, o salir con 14 minas, era algo que iba a ser instantáneo, iba a ser de momento. Rulo: —Leí por ahí que decías que seguís siendo un adicto al sexo, solo que ahora lo canalizás con una sola mujer. Cae: —Ponele. Fue una manera de... Esto se dio charlando en un reality y también en otro programa en el que preguntaron si alguien había hecho un trío y a mí me causó gracia porque sonaba como algo osadísimo. Yo respeto la sexualidad como algo que uno elige. La sexualidad para mí es algo muy íntimo. Rulo: —Libre. Cae: —Libre. Diez personas, cinco personas... En ese momento era como parte de la historia el tema... Los grupos de rock tenían las groupies y era algo como muy natural. Rulo: —Pero no son todos así. ¿Quiere decir que a vos decir trío te queda chico? Cae: —Pero es que cuando a mí me preguntan si hice un trío, me causó gracia esa pregunta. Fueron algunos más en algún momento. ¿Cómo lo explicás? Yo no conté, pero eran 14. Mi hermano vino y dijo: “Che, conté y éramos 14”, en una Van, en un micro de gira... Rulo: —¿Mientras iba andando el colectivo? Cae:—Íbamos todos desnudos, digamos. No es algo de lo que esté orgulloso, igual. Rulo: —Yo pensé que era uno de los máximos hitos de tu carrera este recuerdo en el motor home. Cae: —Es algo que fue parte del aprendizaje y de ese viaje de egresados. En ese momento valió cualquiera y duró muy poco. No el éxito, sino que duró muy poco esa etapa de aprendizaje. Enseguida me rescaté y dije: “Si yo quiero ser un artista de verdad me parece que tengo que estar consciente de todo lo que pasa”. Porque aparte nosotros estábamos generando mucho dinero y no era correlativo con lo que a mí me pasaba. Parte de estar en ese viaje de egresados hacía que nosotros perdiéramos el norte de por qué y de cómo sucedían las cosas. Cuando me pude percatar de que yo era el artífice de la historia, escribía las canciones y generaba de lo que estaba comiendo un montón de gente, dije: “Pará”. Ahí había que tomar el toro por las astas y ver de qué coño se trataba esto. ¿Quieren seguir con el boludeo o quieren tener una historia? Ahí también vino la disrupción. El amor, la pareja y la familia en la vida del rockero Rulo: —¿A los 25 años te pusiste de novio con tu mujer? CAE: —Sí, nos conocimos en un programa de televisión. Rulo: —¿Cómo se maneja una carrera de éxito siendo un galán y además mantener una relación y familia durante tanto tiempo? CAE: —Pasame el celular que le pasamos el teléfono de Eli y que hable con ella (risas). Rulo: —Si viene acá me hago un festín. Pero, ¿son una pareja abierta? CAE: — No, no es abierta la pareja. Me parece que es un tema de haber destrabado diferentes niveles de amor, de cariño, de entendimiento y de comprensión. Los hijos tienen mucho que ver con eso. Somos realmente una pareja que se ha mantenido durante el tiempo y que hemos pasado muchas cosas que nos hicieron mucho más fuertes. Cosas negativas y otras positivas. Ella me conoció ya en un momento de éxito. De hecho, cuando salí con ella, el primer beso me lo dio otra chica antes que ella. Una chica vino, estábamos comiendo, y me pidió un autógrafo. Yo tenía las manos agarrando la servilleta y me dice: “¿No me das un beso?”. “Sí”, le digo y cuando me levanto, me caza la trucha adelante de ella y manda un lengüetazo importante. Rulo: —¿Adelante de su rostro? Cae: —Sí. Ya arrancamos así (risas). Era muy común que yo volviera de un show con miles de cartitas de amor, ositos, bombachas... Pensá el merchandising loco que tuve que fue hasta bombachas con mi cara. ¿Vos te imaginás lo que es ese momento? Rulo: — Me imagino que estás con una de esas fan que tiene la bombacha puesta y cuando vas ahí, ves tu cara... Cae: — Ahí ya dijiste todo (risas). Aparte momentos, por ahí en los ‘90, que no había definitiva... Rulo: — Era tu cara, pero con barba. Cae: — Sí, el Cae Guevara (risas). CAE relató sus inicios musicales en la peluquería familiar y su formación como multiinstrumentista. (Jaime Olivos) Rulo: —Y fueron pasando los años y ella vivió toda esa época. Cae: —Todo, lo lindo, lo malo, lo bueno, cuando nos fuimos a España, que era un salto en red, nada más que la red en un momento se agujereó y me fui a la mierd*. Yo creo que esas cosas nos dieron... No sé si la palabra es confianza, pero nos dieron algo que tiene que ver con el honor, con la nobleza, con el orgullo de sentirnos un team. Ella además sabe que si me asfixia mucho… Rulo: —Te tiene tipo de “sueltín”. CAE: —Claro. La piola del barrilete va. Yo barrileteo... y cuando ella tira, yo vuelvo a casa. Es así. Rulo: —Se podría decir que no son una pareja convencional. Hay un cierto, no quiero decir arreglo, pero se bancan... CAE: —Nos bancamos. Pero también eso tiene que ver... no es la palabra fidelidad, pero sí tiene que ver con ser consecuente con el otro y me parece que eso habla mucho más de un amor. La palabra amor excede a la pareja. La palabra amor es algo mucho más fuerte en el sentido del vínculo… Imagínate que cuando estuvimos en España también tuvimos que cambiar los roles en un momento. No los relojes sino los roles. Pero cuando vino la mala… Rulo: —Empeñaste un reloj allá, ¿no? Cae: —Sí, para comprar el regalo de los chicos. En un momento, yo iba a cantar, vino la mala, nos dejaron pagando allá después de haber tocado con un montón de gente súper famosa, de haber hecho gira… Rulo: —Estabas en lo más alto y de repente… Cae: —Sí. Venía el tipo a decirme: “Ustedes deben cuatro meses de renta, debe la producción, la camioneta que es alquilada, nos la llevamos”. Y nos quedamos en la calle. Ella sale a laburar y, al invertir los roles, yo me quedo en casa con los chicos, que no era algo normal para mí. Entonces, también pude valorar un montón el laburo de ella. Y yo estaba tratando de recomponer la situación, me quedaba con los pibes y me los llevaba a los dos, que eran bebés, a un estudio de grabación. “Che, ¿puedo venir con mis hijos?”, preguntaba y me decían que sí y nos íbamos para ahí. Grababa un jingle o hacía algo, qué sé yo. Y ella después venía de laburar y yo cocinaba. Podemos hacer tutoriales con CAE de mil maneras diferentes de comer arroz en España (risas). Rulo: —Igual cuidado con las ollas porque en MasterChef quemaste siete u ocho... Cae: —Quedé abajo con las ollas (risas). Tenían un canje importante que le dieron a todo el elenco menos a mí, porque me dijeron: “Las tuyas ya están quemadas”. Rulo: —Ya las gastaste. Cae: —Mi paso por MasterChef fue malo. Es que el nivel de cocinero mío era de bodegón. Que no está mal porque no te vas a cag*r de hambre. Pero el primero había sido muy simple, en el segundo se puso mucho más exigente la cosa y azarosa. CAE reveló su participación en la carrera musical de Wanda Nara y la anécdota del disco grabado por su esposa. (Jaime Olivos) Por sí o por no El conductor invitó a CAE a responder las preguntas utilizando los carteles de Sí o No, según corresponda, y a compartir detalles sobre su experiencia ayudando a otros artistas en sus primeros pasos, su pasión por la música y los proyectos que lo marcaron. Rulo: —¿Ayudaste en la carrera musical de Wanda Nara? Que igual Wandita, perdón, pero decirle carrera musical es como un montón... Cae: —Sí. Había un proyecto que Pablito Cerruti, que es gran prensa del medio y estaba manejando la carrera de Naza Vélez y empezaba Wanda. Todavía no la conocían. Había pasado el tema del calzoncillo nada más. Y Wanda es convocada para uno de los realities de Marcelo (Tinelli). Pablito me pide que haga un disco o que le hagamos unas canciones a Nazarena que tenía ganas de cantar porque estaba haciendo El Cantando. Pero después, Gerardo Sofovich no la deja y ese proyecto lo íbamos a tirar a la basura y aparece Wanda. Era un estilo Thalía lo que preparamos. Una mezcla entre canción de cumbia y pop. Y Wanda no… Rulo: —No pegaba una nota. Cae: —El Auto-Tune puso game over, directamente. No es que yo esté contando una infidencia… Rulo: —No le molesta a Wanda. Tiene otros quilombos más grandes. Cae: —Le dijimos: “Wan, listo con lo que tenemos. Trataste de grabar, está todo bien”. Se fue y nos miramos con el productor y el operador. Yo me fui a casa muy mal, ¿viste? Entonces, digo: “Che, vino Wanda y no voy a poder cumplir con Pablo. Y esto es laburo, es guita también”. Y mi jermu dice: “¿No querés que cante yo?” No es cantante ella, obviamente. Rulo: —Pero le pega las notas. Cae: —Abrimos el estudio de noche. La fui llevando, la autotuniamos un poquitito y quedó la voz de ella. A los dos días había que presentar el material y lo estábamos escuchando con Wanda en el auto de ella en la puerta de Ideas del Sur y de ahí pasó al vivo directamente. Y ella dice: “¡Qué genial! Cómo quedó todo, qué magia hiciste”. Y muchos años después supo que fue la voz de mi mujer. Rulo: —“Qué magia hiciste”, dijo. Y vos: “Sí, cambié la cantante” (risas). Cae: —Yo creo que hicimos bien porque ella después usó bastante las canciones y pudo decir: “Estoy cantando”. Y estaba bueno. Creo que gracias a eso después se animó a seguir cantando cosas que están mucho mejor que lo que habíamos generado nosotros en ese momento. Rulo: —¿Sos rocker de noche y amo de casa de día? Cae: —No, yo soy el rockero más romántico. Pero mi modo de vida es rockstar all day. Rulo: —¿Qué cosas no hacés en la casa y son innegociables? Cae: —Soy muy de hágalo usted mismo porque he pasado diferentes etapas, como charlamos recién. Entonces cuando estás recién mudado y ves que un muchacho tarda semanas en venir a ponerte un piso, sale un tutorial de cómo se pone piso y Cae pone piso... Falta revocar una parte, yo te lo revoco. Yo lo hago. Te queda medio chingado, pero soy de hacerlo con amor (risas). Me doy maña con las cosas manuales. Rulo: —Por sí o por no. ¿Sos siempre optimista? Cae: —Es un laburo de todos los días. Eso que hablábamos de la chispa, ¿viste? De la bujía… Es mi laburo de todos los días mantener el buen diálogo interno. No solo porque está comprobado que sos lo que atraes porque somos energía y vibración. Eso es así, fuera del chamuyo. Lo he aprendido con las caídas, con las lesiones corporales, las veces que me pasaba y estuve oscuro, tuve lesiones corporales. Mi cuerpo reaccionó a ello. De hecho, tengo vitiligo, por ejemplo, que es una enfermedad autoinmune que se provoca por casos de estrés. Entonces, ser inteligente, levantarte y entrenar, es una manera de vibrar positivo. No todos los días me sale bien, pero sí todos los días intento que si voy a impactar a un otro sea positivamente. Por eso empiezo por mí.
Ver noticia original