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  • Casos de padres e hijos pagando perpetua por causa de los celos

    » Elterritorio

    Fecha: 20/10/2025 01:01

    Los Dos Santos y los Konrath, padres e hijos condenados por matar. En ambos casos se desencadenaron baños de sangre. Cumplen sus penas en la cárcel de Oberá. domingo 19 de octubre de 2025 | 2:00hs. Los Konrath fueron hallados culpables de matar a Rodrigo Alves (35). //Foto: archivo. Dos historias cruzadas por los celos que derivaron en sangrientos homicidios y arrastraron a padres e hijos a purgar la más duras de las condenas. José Ferreira Dos Santos, hoy de 68 años, y su hijo César Adrián Dos Santos (45) fueron sentenciados a prisión perpetua por el asesinato de Juan Aníbal Rivero (36); mientras que Luis André Konrath (41) y su padre Romaldo Konrath (66) recibieron la misma pena por matar a Rodrigo Alves (35). Ambos casos fueron resueltos por el Tribunal Penal Uno de Oberá, el primero hace casi dos décadas, y el segundo en septiembre de 2022. Los Dos Santos y los Konrath cumplen sus condenas en el Complejo Penitenciario II de Oberá, aunque a los primeros les restan pocos años para acceder al beneficio de las salidas transitorias, siempre y cuando sorteen todas las etapas del proceso de rehabilitación previsto. Los hechos por los que fueron condenados son atroces, de una brutalidad extrema, por ello la calificación de “homicidio doblemente calificado”, tanto por la alevosía demostrada como por la utilización de machetes o arma de fuego. Rivero fue ultimado la noche del 9 de enero de 2005 en un camino vecinal de Pueblo Ilia, municipio de Dos de Mayo. Según se reconstruyó, hasta un rato antes todos estuvieron tomando bebidas alcohólicas en un bar, donde el mayor de los Dos Santos entendió que Rivero había coqueteado con su mujer. En represalia, el hombre y su hijo lo emboscaron y lo asesinaron a machetazos. En tanto, Alves fue asesinado el 4 de octubre de 2019 en Colonia Paraíso, municipio de El Soberbio. En el juicio quedó probado que los Konrath lo mataron porque el menor celaba de su novia, la cual había tenido una relación previa con la víctima. 50 machetazos Según el expediente, la brutalidad de los homicidas de Juan Aníbal Rivero quedó plasmada en que se contaron más de 50 machetazos en su cuerpo. La paradoja del caso es que luego de perpetrar tan horrendo hecho, José Ferreira Dos Santos y su hijo César Adrián Dos Santos no escaparon del lugar, sino que se dirigieron a la casa de un vecino y pidieron que avisen a la policía. Para colmo, quien entonces era la esposa de la víctima fue una de las primeras en llegar a la escena del crimen y se topó con una escena aberrante. Hasta un rato antes, los Dos Santos y otros familiares estuvieron compartiendo unos tragos en el bar El Amanecer. En otra mesa estaba quien resultaría la víctima. En un momento, tal vez con los ánimos alterados por el alcohol, Dos Santos padre acusó a Rivero de “fresquearse” con su pareja. Entraron en discusión y el clima se puso tenso, pero los allegados de los Dos Santos los convencieron para irse. Así pareció que el entredicho quedó en eso, pero había sido que padre e hijo seguían alterados. Incluso se enojaron con otros parientes que les pedían calma. “Tarde se arrepintieron” En eso apareció Rivero, quien usaba el mismo camino, sin imaginar que serían sus últimos instantes de vida. Como es común en la zona rural de Misiones, donde el machete es casi una extensión del brazo, esa noche los Dos Santos portaban uno cada uno y sin mediar palabras atacaron a la víctima. Los testigos contaron que, ante los primeros golpes, Rivero cayó al suelo y quedó indefenso y hasta rogó por su vida, pero nada frenó a los agresores, ni los gritos de sus propios familiares que trataron de evitar el desastre. La posterior autopsia detalló una verdadera carnicería humana. Si bien en un primer momento los asesinos huyeron de la escena del crimen, esa misma noche se entregaron y desde entonces permanecen tras las rejas. “Después se dieron cuenta de lo que hicieron, pero tarde se arrepintieron”, declaró uno de los testigos. Testigos presenciales En septiembre de 2022, Luis André Konrath y su padre Romaldo Konrath fueron condenados por el homicidio de Rodrigo Alves, perpetrado el 4 de octubre de 2019. Ambos son brasileños y en el juicio contaron con la asistencia de una traductora de portugués para garantizar su derecho de defensa. Luis André precisó que hacía menos de dos años que residía en Colonia Paraíso y hacía nueve meses que estaba en pareja con Carina Silveira Dos Santos, entonces de 17 años. En tanto, su padre llegó del Brasil un día antes del hecho para ayudar en la faena del chancho, indicó ante el Tribunal. En su alegato, la fiscal Estela Salguero ponderó el relato del testigo Ezequiel Weber, quien contó que el día del hecho se hallaba en el galpón de la propiedad de Luis André Konrath en compañía del citado y Lionel Rodríguez. “A las 14.30 llegó una persona en moto. Era Rodrigo Alves, pasó a la galería de la casa y se encontró con Carina. Luis salió del galpón, tomó el arma y le disparó a Rodrigo; el padre de Luis salió de la casa y le dio unos machetazos a Rodrigo”, repasó Salguero. En el mismo sentido testificó Rodríguez: “(…) en la casa estaban Carina y el padre de Luis, llegó una moto y Luis fue a la casa. El de la moto se bajó y quiso abrazar a Carina, cuando Luis le disparó. Eso vimos Weber y yo”. Apoyada en los testigos presenciales, la fiscal desestimó la versión del dueño de casa, quien desde un primer momento se aferró a la hipótesis de la legítima defensa, ubicando a la víctima en el rol de victimario que intentó abusar de su pareja. La emboscada La fiscal señaló que la joven habría tenido una relación previa con Alves, por lo que tenía su número de teléfono. Precisamente, según declaró Ezequiel Weber, luego de perpetrar el homicidio Luis André Konrath le confesó que usó el teléfono de su concubina y se hizo pasar por ella para emboscar a la víctima en su propia casa. “Weber contó que Luis le dijo que se hizo pasar por la mujer; por eso cuando llegó, Rodrigo Alves buscó abrazar a Carina, porque pensó que estaba sola por el mensaje que recibió diciendo que el marido estaba en Brasil”, señaló la fiscal. Además, mencionó que en la mochila de la víctima hallaron preservativos “porque pretendía tener relaciones sexuales”. “Carolina fue el anzuelo. Sin su participación el hecho no hubiera sido posible”, remarcó, tras lo cual amplió la acusación de encubridora a partícipe necesario del crimen. Salguero puso en evidencia la frialdad que exhibieron los autores del hecho, quienes en primera instancia colocaron el cadáver en el baño y lavaron la galería. “Demostraron un desprecio total por la vida humana. Al otro día Luis lo llamó a Rodríguez para carnear una vaca, a lo que Rodríguez le dijo que no (…) Romaldo dijo que estaba ordeñando y escuchó el disparo, fue a ver y vio el cuerpo en el baño, tras lo cual volvió a ordeñar”, enumeró. Y agregó: “Weber dijo que la víctima no se pudo defender, no tuvo chances. Lo remataron dándole machetazos en el piso. Actuaron con alevosía, sobre seguro y sin riesgo. Y previamente lo organizaron entre los tres. Mataron a una persona todavía joven que dejó dos hijos”. Finalmente, padre e hijo fueron condenados, pero la mujer fue absuelta ya que al momento del hecho era menor de edad.

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