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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 09/10/2025 15:17
El ex candidato a intendente del macrismo, Javier Melchiori y sus dos socios, cerraron hace dos meses su red de estaciones de servicio y dejaron sin trabajo a los 12 empleados. Nunca les pagaron la indemnización, ni el mes trabajado, ni el aguinaldo. "Estamos vendiendo nuestras cosas para vivir" contaron a R2820. De un día para el otro, sin previo aviso, los tres propietarios de una red de estaciones de servicios cerraron ambos puntos de venta y les comunicaron a sus empleados que "se consideraran despedidos" porque "no hay plata ni para mandar los telegramas". Así, alguno de los 12 trabajadores con 20 años de antigüedad se quedaron en la calle, y sin reconocimiento de sus indemnizaciones. Se trata de la empresa PetroSur cuyos dueños son los hermanos Ramiro y Javier Melchiori —quien hace varios años se postuló para intendente por el macrismo y perdió ante Martín Piaggio por solo 200 votos en 2015— y Reynaldo Long, que tiene un estudio contable en calle San Martín y es oriundo de Larroque. Martín Bozzano tiene 54 años y 20 de antigüedad en la estación de servicio de Artigas y Avenida Parque. Su historia es la de un trabajador que lo dio todo por una empresa que terminó vaciándose hasta desaparecer, dejándolo en la calle sin un peso. "Empezaron a vaciar la empresa hace varios años. Tenían ocho camiones, cuatro estaciones de servicio, y de golpe y porrazo vendieron todos los camiones, cerraron dos estaciones y quedaron esta de la rotonda y la otra en Rocamora y Doello Jurado", relató Bozzano a R2820. El vaciamiento fue progresivo pero constante. Con el correr del tiempo, las estaciones que quedaron en pie comenzaron a funcionar con poco combustible. Hasta que llegó el día final hace solo dos meses: "Un día nos dijeron 'no hay combustible, no hay plata, no los vamos a despedir porque no tenemos plata para mandar los telegramas. El que quiera darse por despedido que se dé por despedido'. Y así fue". Veinte años de trabajo, cero indemnización Los 12 empleados tuvieron que darse por despedidos para poder acceder, al menos, al seguro de desempleo. "No nos pagaron ni el sueldo de julio, ni el medio aguinaldo, y menos la indemnización. Nada de nada. Después de 20 años, salimos con una mano detrás y otra adelante", contó Martín con bronca e impotencia. Si bien los ex empleados se están organizando para contar con un abogado laboralista, las perspectivas de cobrar son pocas: "parece que no tienen nada a su nombre", cuentan y agregan: "mientras nosotros vendemos nuestras cosas para vivir, ellos andan como si nada por la ciudad, parece que son intocables. Se hizo la denuncia en el Ministerio de Trabajo y todo, pero nunca se hizo nada", denunció el trabajador. Por su parte, el sindicato de estacioneros literalmente se "borró". Según contó Bozzano, "no nos apoyaron, nadie nos llamó, ni vino a vernos". La sensación de desamparo persiste: "nos dejaron medio a la deriva. Cuando cerraron las estaciones, nadie apareció del sindicato y así está la cosa". La lucha por sobrevivir A sus 54 años, Martín se enfrenta a una realidad cruel: "Somos viejos para los trabajos. Nos estamos rebuscando de a poquito, vendiendo alguna cosa para conseguir un mango. La situación está muy complicada". Las consecuencias del despido fueron inmediatas y devastadoras. Bozzano tuvo que dejar de alquilar su vivienda. Su hijo debió abandonar la facultad porque no podían pagar la cuota. Dio de baja el cable y teléfono. "De un día para el otro tenés todo y al otro día no tenés nada", resumió. Ahora, Martín y sus once compañeros siguen peleando: por un trabajo, por lo que les deben, por dignidad.
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