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  • Argentina, Entre La Geopolítica Y La Urgencia De La Autocrítica

    Parana » Analisis Litoral

    Fecha: 30/09/2025 03:03

    Del otro lado del continente, no deja de sorprender el fuerte apoyo político, institucional y, sobre todo, económico que Estados Unidos y ciertos sectores mediáticos brindan a la Argentina. No es casualidad: nuestro país se ha convertido en un referente geopolítico para la gestión de Donald Trump. En el mapa del Cono Sur, Argentina aparece como la carta más fuerte de esa sintonía ideológica, y los recientes anuncios financieros lo confirman. La comitiva presidencial encabezada por Javier Milei, acompañada por el ministro de Economía, Luis Caputo, logró asegurar una asistencia en bonos que ronda los 1,7 billones de pesos. No es un dato menor: lejos de un nuevo capítulo de dependencia colonial, el verdadero debate está en cómo se utilizan esos recursos. Allí radica la clave. El gobierno enfrenta un dilema inevitable: administrar con eficacia, negociar con madurez y mostrar capacidad de gestión, porque detrás de cada número no están los mercados ni los slogans, sino los ciudadanos de a pie, que esperan algo tan básico como una vida digna. Milei llega a este punto sin victorias electorales en 2025 y con una oposición que le traba cada iniciativa en el Congreso. Su obstinación en mantener el rumbo económico puede ser valiosa, pero la política —se sabe— también exige negociar. Y negociar no es ceder: es comprender que la democracia se construye cuando ambas partes ganan. Ese principio básico, tantas veces olvidado, debería recordarle al Presidente que detrás del Estado no hay adversarios, sino una sociedad compuesta por niños, jóvenes, trabajadores y jubilados que reclaman seguridad, educación, salud y respeto. Sin embargo, persiste una práctica preocupante: la estigmatización de la prensa. Milei puede tener razón en señalar los intereses de los grupos económicos mediáticos, pero eso no justifica poner en la misma bolsa a periodistas, comunicadores y cronistas que cumplen con su deber de informar. El periodismo merece respeto; no es un enemigo político ni un obstáculo para las reformas. Lo paradójico es que quienes apostaron por su proyecto de cambio —quien escribe se incluye— hoy sienten que la camiseta libertaria se va despintando. El entusiasmo inicial se diluye en un celeste pálido, a la espera de que llegue la tan necesaria autocrítica y un golpe de timón que devuelva credibilidad. Mientras tanto, a nivel local, Concordia no escapa a la lógica del desconcierto. La denuncia pública presentada por el intendente Francisco Azcué, respecto a supuestas irregularidades en la gestión anterior, se convirtió en un espectáculo más digno de telenovela que de política seria. En lugar de utilizar los mecanismos institucionales de la asesoría legal municipal, eligió judicializar la auditoría con un movimiento cargado de tintes mediáticos. El resultado: un clima enrarecido, acusaciones cruzadas y un pedido de informes del bloque justicialista que volvió a transformar la sesión del Concejo en un culebrón semanal. Argentina necesita liderazgo político real, no improvisaciones ni confrontaciones estériles. Necesita responsabilidad en la administración pública, transparencia en el uso de los recursos y madurez democrática para negociar. El tiempo de la épica ya pasó: lo que hoy demanda la sociedad es eficacia y humildad. El desafío del gobierno nacional —y también de los gobiernos locales— es entender que no basta con prometer libertad: hay que gobernar con responsabilidad. Por Fabian Bustamante Concordia #EntreRíos #Municipalidad #Azcué #Justicialismo #ConcejoDeliberante #PolíticaLocal #GestiónPública #Editorial #Argentina #Gobierno #Instituciones

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