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Parana » El Once Digital
Fecha: 29/09/2025 09:32
El Día de San Miguel Arcángel se celebra todos los 29 de septiembre, fecha en que se elogia a esta figura bíblica a la cual muchos rezan oraciones para pedir su ayuda. El término Arcángel que acompaña su nombre puede traducirse como “jefe de los ángeles”. Por eso, las representaciones de San Miguel lo muestran armado de una espada, recubierto por una armadura en el pecho y con una balanza en la otra mano, que representa la Justicia divina. La importancia de San Miguel Arcángel para la iglesia católica San Miguel es el patrono de la provincia de Entre Ríos. Es la figura que representa el ejército de ángeles celestiales de Dios. La religión cristiana cree que este santo es el encargado de protegerla de las embestidas del Diablo o Satanás. Según la Biblia, los seres humanos están expuestos al pecado y a diferentes tentaciones que los pueden llevar a equivocarse. Frente a esto, San Miguel cumple el papel de protector y defensor de la humanidad ante Dios, especialmente en el Juicio Final, uno de los principales dogmas de la fe cristiana. Este arcángel es conocido por enfrentarse al Dragón, que simboliza a Lucifer, el enemigo de la fe. También suele representarse como un santo con armadura y espada, luchando contra una serpiente, que es el símbolo del mal. Oraciones para pedir a San Miguel Arcángel San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén. Para pedir la protección del Cielo Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente, te rogamos, te dignes librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.
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