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» Diario Cordoba
Fecha: 22/09/2025 17:32
En el municipio de Sant Quintí de Mediona (Alt Penedès), en la provincia de Barcelona, donde las lluvias suelen ser escasas, la tarde del domingo se transformó en tragedia. Lo que normalmente es una riera casi seca se convirtió en un torrente imparable que arrasó con todo a su paso, segando la vida de un padre y su hijo, que viajaban en un vehículo que fue arrastrado por la crecida. El suceso ha estremecido al pueblo. Padre e hijo cruzaban en coche el puente que conduce a la urbanización de Monterrey, donde residían. Una ola de tres metros los sorprendió: el vehículo fue engullido y arrastrado más de dos kilómetros río abajo, hasta la zona de Les Deus. El cuerpo del niño apareció el domingo en Sant Pere de Riudebitlles, a seis kilómetros, mientras que el del padre fue hallado este lunes a apenas 800 metros del coche. "Lo que nunca había pasado es que la riera se llevase un coche por delante" Bernat Catasús — Alcalde de Sant Quintí de Mediona La magnitud del episodio sorprende incluso a los técnicos. El responsable de intervención de Bombers, Albert Castellet, recordaba que la riera suele llevar apenas uno o tres centímetros de agua cuando llueve. El domingo, en cambio, alcanzó los tres metros: “Bajaba con una fuerza impresionante, pasaban unos 77 metros cúbicos por segundo”. Y lo más desconcertante es que en Sant Quintí apenas se recogieron unos 40 litros por metro cuadrado. Pero, pocos kilómetros más arriba, en Mediona, el pluviómetro marcaba 118 litros. Esa diferencia bastó para ensanchar en minutos un cauce que parecía inofensivo y que, desbocado, arrastró piedras, cañas y vegetación hasta transformarse en un río furioso. No era la primera vez que el agua enseñaba su cara más devastadora. Los vecinos recuerdan episodios parecidos en 1994 y en 2010, y más atrás en el tiempo, una riada que llegó a llevarse por delante una fábrica cercana. El Congost de Mediona, un desfiladero de paredes verticales que comunica Anoia y Penedès, tiene la peculiaridad de acumular el agua en su fondo cuando llueve con intensidad. Imposible de prever El alcalde de Sant Quintí, Bernat Catasús, conoce bien esa dinámica. Explica que “no es excepcional” que en momentos de fuertes precipitaciones el agua rebase el puente que lleva a la urbanización, justo donde fueron sorprendidas las dos víctimas. Pero admite: "Lo que nunca había pasado es que se llevase un coche por delante. No tenemos conciencia de que haya pasaso antes nada de tanta gravedad". Los bomberos insisten en que la riada era prácticamente imposible de prever. A diferencia de otras ocasiones, las previsiones no hablaban de precipitaciones tan localizadas. Con los avisos de Meteocat y Protección Civil, el Ayuntamiento activó el plan Inuncat en fase de alerta y se tomaron medidas para alertar a la población, aunque nada pudo evitar la embestida del agua. Los vecinos de la zona están acostumbrados a improvisar soluciones ante la fuerza de la riera. Colocan pequeños puentes de madera atados con cadenas para que no se pierdan con la corriente. Pero esta vez no hubo remedio. La gran ola llegó sin avisar, y Mediona pagó el precio más alto: dos vidas segadas en cuestión de segundos. Suscríbete para seguir leyendo
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