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  • Nueva caída de las ventas minoristas: la incertidumbre frena el consumo

    » Impactocorrientes

    Fecha: 16/09/2025 14:42

    Nueva caída de las ventas minoristas: la incertidumbre frena el consumo Las ventas minoristas Pymes registraron en agosto una contundente caída del 2,6 por ciento a precios constantes en comparación con el mismo mes del año anterior. Este dato alarmante no es un hecho aislado; se suma a un retroceso mensual desestacionalizado del 2,2 por ciento respecto a julio, consolidando un escenario de marcada contracción para el sector. Compartir en Facebook Compartir en Twitter Aunque en el balance acumulado de los primeros ocho meses del año las ventas aún muestran un incremento interanual del 6,2 por ciento, el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) pinta un cuadro complejo. En este cuadro, la incertidumbre macroeconómica, la elevada presión impositiva y las dificultades para acceder al financiamiento están impactando directamente en la planificación y la viabilidad de los negocios. CONSUMO DISPAR El análisis detallado por rubros revela una heterogeneidad preocupante y expone las profundas dificultades que atraviesan los consumidores argentinos. Lejos de una retracción uniforme, algunos sectores sufrieron golpes devastadores, mientras que otros intentan mantenerse a flote en un mar de costos crecientes y poder adquisitivo en declive. El rubro más afectado fue Bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles, que experimentó un desplome del 10,4 por ciento. Ni siquiera la celebración del Día del Niño pudo evitar una caída tan pronunciada; si bien sostuvo algo el movimiento, el ticket promedio fue significativamente reducido y el endeudamiento de las familias limitó drásticamente la demanda. Le siguió de cerca Perfumería, con una baja significativa del 8,9 por ciento interanual. Este sector se vio particularmente impactado por ajustes de precios al alza, de entre un 4 y un 8 por ciento, aplicados por algunas empresas tras meses sin incrementos, lo que podría haber disuadido a los consumidores. El sector de Textil e indumentaria también acusó el golpe, cayendo un 4,8 por ciento. A pesar de ser un rubro tradicionalmente fuerte en fechas especiales, el movimiento por el Día del Niño fue inferior a años previos, y la actividad dependió fuertemente de liquidaciones y planes de cuotas sin interés para sostenerse. Los rubros vinculados a refacciones y bienes durables no fueron inmunes a la recesión. Ferretería, materiales eléctricos y de la construcción descendió un 1,9 por ciento. La demanda estacional se enfocó en reparaciones menores y mantenimiento -como pinturas y herramientas de jardín-, mientras que los proyectos de mayor envergadura fueron postergados por la incertidumbre económica. Calzado y marroquinería registró una baja del 0,8 por ciento. El bajo poder adquisitivo de los consumidores y los crecientes costos operativos para los comercios condicionaron su desempeño, a pesar de las habituales liquidaciones de temporada. Incluso el rubro de Alimentos y bebidas, esencial para cualquier hogar, sufrió una caída del 0,9 por ciento. Este indicador refleja un gasto de los hogares muy ajustado, con una marcada preferencia por compras de cercanía y en volúmenes reducidos. En este desolador panorama, Farmacia fue el único sector que registró una variación interanual positiva, con un leve crecimiento del 0,2 por ciento. Sin embargo, esta mínima alza esconde una realidad más compleja: la demanda se concentró en productos de primera necesidad y genéricos. Esto fue influenciado por la persistente pérdida de poder adquisitivo, el aumento sostenido de los precios de los medicamentos y los recurrentes problemas de cobertura de obras sociales. ESTRATEGIAS Este contexto ha generado un consumo moderado y ha obligado a la mayoría de los comerciantes a adoptar estrategias defensivas. El informe de la Came destaca que durante agosto predominaron las operaciones presenciales sobre las digitales, y se observó una alta dependencia de las promociones y los planes de pago para intentar sostener el nivel de actividad. Al consultar a los comerciantes sobre su situación actual en comparación con el año anterior, la percepción es contundente: el 35 por ciento considera que empeoró, mientras que un 55 por ciento cree que se mantuvo sin cambios, y solo un 10 por ciento reportó una mejora. Sin embargo, a pesar de los malos números del presente, la visión a futuro muestra una dosis de optimismo entre los empresarios. El 49 por ciento de los encuestados prevé una mejora en los próximos 12 meses. Esta esperanza, que podría estar anclada en expectativas de estabilidad o cambios macroeconómicos, contrasta fuertemente con la predisposición a invertir en el corto plazo. Una mayoría abrumadora del 58 por ciento de los comerciantes respondió que no es un buen momento para realizar inversiones. Este dato subraya cómo la incertidumbre del presente frena las decisiones estratégicas a largo plazo, dejando a muchos negocios en un estado de espera y resistencia ante un futuro incierto pero, paradójicamente, con un anhelo de mejora.

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