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  • El empleo después de las urnas: por qué el Gobierno necesita la recuperación de tres actividades clave

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 08/09/2025 04:41

    (Imagen Ilustrativa Infobae) La desaceleración de la actividad económica y las altas tasas de interés impactaron de manera directa en los sectores que concentran la mayor parte del empleo, como la industria, la construcción y el comercio, que en conjunto representan cerca del 40% de los puestos de trabajo. De acuerdo a un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea, estos sectores, que no habían logrado recuperar plenamente los niveles previos al cambio de gobierno, enfrentan ahora un freno que no solo interrumpe la lenta recuperación, sino que también amplifica su fragilidad. En contraste, sectores de alta especialización como los servicios financieros y la minería han mostrado un crecimiento destacado en la actividad, aunque su peso en el empleo total es marginal, ya que cada uno concentra apenas alrededor del 1% de los trabajadores. Esta baja incidencia limita su capacidad para compensar el estancamiento en los sectores tradicionales, lo que refuerza la segmentación del mercado laboral. Según los últimos datos del Indec, en junio el EMAE se ubicó por debajo del nivel de diciembre de 2024. El segundo trimestre cerró 2,3% por encima del promedio de 2023, sostenido principalmente por el fuerte crecimiento de Agro, Energía, Minería y Banca. Hubo mejoras más moderadas en Hoteles y Restaurantes, Actividad Inmobiliaria y Transporte, mientras que el desempeño fue levemente negativo en el sector público y en los servicios de Salud y Educación. En tanto, las caídas más marcadas correspondieron a Construcción (-21,8%), Industria (-6,6%) y Comercio (-5,3%), rubros centrales para la generación de empleo. Daños colaterales En cuanto a la política macroeconómica y su impacto, “el gobierno, en un intento de contener las presiones cambiarias hasta octubre, optó por elevar la tasa de interés como ancla para el dólar. Sin embargo, esta decisión tiene efectos colaterales: el crédito se encarece, la inversión se frena y los sectores más sensibles a las condiciones financieras reciben el mayor impacto. No es un dato menor que estos mismos sectores concentran buena parte del empleo y, en muchos casos, presentan los niveles más altos de informalidad”, señaló el trabajo realizado por Laura Caullo, investigadora responsable Área de Empleo y Política Social del IERAL. Como resultado de los los altos costos financieros y de la imposibilidad de traslado a precios por una demanda deprimida, muchas compañías terminan recortando en el único frente donde la reacción es inmediata: el empleo. “Algunas trasladan trabajadores a la informalidad, otras no renuevan contratos, y así buscan reducir sus costos laborales para poder sostenerse. Este proceso no solo erosiona el empleo formal en los sectores que más puestos generan, sino que profundiza un problema estructural preexistente: actividades donde la informalidad es la norma más que la excepción”, indica el informe. En la construcción, la informalidad alcanza a tres de cada cuatro trabajadores. En el comercio, alrededor de la mitad de los ocupados se desempeña sin registro. Pero sectores como los servicios financieros, la minería y el petróleo —aunque aportan menos al total del empleo— exhiben la situación inversa, con una presencia muy reducida de empleo no registrado. De todos modos, no es menor resaltar, por caso, que el sector minero encadenó 10 meses consecutivos con pérdida de puestos de trabajo. En abril (último dato disponible), según la Secretaría de Minería, el empleo cayó 5,3% interanual, al totalizar 38.801 puestos de trabajo. Mercado laboral segmentado El resultado es un mercado laboral cada vez más segmentado, donde las diferencias se acentúan tanto entre regiones como entre sectores. Algunas provincias, gracias a estructuras productivas más diversificadas, logran sostener el empleo formal, mientras otras experimentan un aumento de la informalidad y el desempleo. Las actividades más dinámicas, como los servicios profesionales, la tecnología o la energía, muestran cierta resiliencia, pero su baja intensidad en mano de obra o su carácter de nicho con alta calificación impiden que compensen la caída en los rubros tradicionales. Incluso dentro de la fuerza laboral, las brechas se profundizan, separando a quienes acceden a empleos de calidad de aquellos relegados a la informalidad. Los datos confirman esta tendencia, entre el tercer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2025, el empleo informal creció 8 puntos, mientras el empleo formal retrocedió 4. “En consecuencia, cualquier recuperación reciente del empleo se explica más por ocupaciones de menor calidad que por una verdadera expansión del trabajo registrado”, explicó el IERAL. “Sin medidas que apunten a reconvertir los sectores rezagados y modernizar las relaciones laborales, esta brecha seguirá ampliándose. La reforma laboral, postergada en la agenda política, ya no es una opción, sino que se ha convertido en una necesidad. La actual estrategia de “ganar tiempo” mediante tasas de interés elevadas limita la capacidad de expansión justo en los segmentos que más lo requieren", consideró. Por otro lado, sostienen que la reinserción en puestos formales demanda inversión y crecimiento sostenido, condiciones que no siempre se materializan rápidamente. En este contexto, las decisiones de política económica y, en algunos casos, la impericia de gestión pueden dejar secuelas duraderas en el mercado laboral. “La experiencia reciente confirma que la transición desde el empleo formal hacia la informalidad ocurre con rapidez, mientras que el proceso inverso suele ser más lento y difícil de sostener. Cada aumento en los niveles de informalidad implica un desafío estructural que persiste incluso cuando el contexto macroeconómico mejora, ya que revertirlo requiere tiempo, inversión y condiciones estables para la creación de empleo registrado”, añaden. “Hacia adelante, la postergación de reformas laborales implica el riesgo de consolidar una estructura donde los sectores menos dinámicos no logran absorber mano de obra, aun cuando se estabilice el frente macroeconómico. El costo de esta dedición no se mide solo en puntos del PBI, sino en la calidad de vida de millones de trabajadores que quedan atrapados en la informalidad”, concluyó.

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