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  • Desde golpes de calor hasta la propagación de enfermedades, cómo impacta el cambio climático en la salud

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 31/08/2025 18:46

    El cambio climático modifica el bienestar humano, genera riesgos nuevos y facilita la aparición de enfermedades (Imagen Ilustrativa Infobae) La incidencia del cambio climático sobre la salud humana despliega un horizonte de riesgos inéditos y modifica de manera profunda las bases del bienestar en la vida contemporánea. Las variaciones constantes en la temperatura, los fenómenos atmosféricos y las alteraciones de los ecosistemas ampliaron el espectro de riesgos sanitarios, lo que tiene un impacto en enfermedades conocidas y facilita la aparición de nuevos problemas de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte: “Entre 2030 y 2050, el cambio climático es esperado que cause aproximadamente 250.000 muertes adicionales por año, solo por la desnutrición, malaria, diarrea y el estrés por calor”. Las poblaciones vulnerables, como los niños, los adultos mayores y las personas en contextos de pobreza, enfrentan desafíos particulares ante este fenómeno global que según la entidad internacional “ya afecta a 3.600 millones de personas que viven en áreas altamente susceptibles al cambio climático”. En diálogo con Infobae, expertos analizan la influencia del cambio climático en la salud, tanto por sus consecuencias directas como a través de la contaminación del aire, que proviene en muchos casos de actividades responsables también de las emisiones de gases de efecto invernadero que agravan el calentamiento global. Efectos directos e indirectos del cambio climático sobre la salud Las olas de calor se presentan con mayor frecuencia y duración, lo que eleva el riesgo de daños cardiovasculares, renales y neurológicos en la población (Imagen ilustrativa Infobae) Los organismos internacionales refuerzan y contextualizan estos hallazgos. Según la OMS, el cambio climático constituye “una amenaza fundamental para la salud humana”. Establece que las variaciones climáticas causan un aumento en la frecuencia de ciertos fenómenos, como olas de calor, tormentas, inundaciones, sequías e incendios. “Estos riesgos meteorológicos y climáticos afectan a la salud tanto directa como indirectamente, aumentando el riesgo de muerte, enfermedades no transmisibles, la aparición y propagación de enfermedades infecciosas y emergencias sanitarias”, manifiestan desde la organización. Advierten también que el impacto será más grave en “las mujeres, los niños, las minorías étnicas, las comunidades pobres, las personas migrantes o desplazadas, las personas mayores y las personas con afecciones preexistentes”. Pablo Orellano, epidemiólogo e investigador del CONICET, resaltó la complejidad que caracteriza la relación entre cambio climático y salud humana. La interacción de diversas variables genera efectos directos, como el “aumento del riesgo de muertes y hospitalizaciones por picos de temperatura, que afecta la salud cardiovascular”, así como impactos indirectos. Entre estos últimos, el especialista señala la “expansión geográfica de las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue o el chikungunya”. En este caso, explica que el incremento de temperaturas y lluvias favorece el crecimiento de las poblaciones de mosquitos y con ello eleva el riesgo de transmisión de estas infecciones. El experto distingue tres grandes grupos de enfermedades infecciosas afectadas por el cambio climático: las transmitidas por vectores (como los insectos), por agua, y por alimentos. El calor o cambios en las lluvias pueden incrementar la densidad y el rango de los vectores. A su vez, la urbanización en áreas naturales y la expansión de las ciudades pueden facilitar la aparición de “nuevas enfermedades emergentes o reemergentes, que antes estaban limitadas a ambientes naturales y ciclos silvestres". Las variaciones climáticas extremas impactan directamente en el sistema nervioso central, llegando a causar inflamación cerebral y crisis neurológicas (Imagen Ilustrativa Infobae) “Cualquiera de las enfermedades se verán claramente afectadas por el cambio climático, por ejemplo las enfermedades vectoriales como el dengue, las transmitidas por el agua como el cólera, y por alimentos. También las enfermedades crónicas, como las cardiovasculares o respiratorias, que están asociadas con las temperaturas ambiente. En forma más indirecta, un aumento en la pobreza vinculado a los problemas ambientales también tiene un alto impacto en la salud humana y en el acceso a los servicios sanitarios”, agregó. Orellano enfatizó que la compleja red de factores involucrados dificulta la cuantificación precisa de los efectos del cambio climático sobre la salud, aunque evidencia contundente demuestra la relación en casos concretos. Un trabajo disponible en el Future Healthcare Journal refuerza esto al advertir que el cambio climático acelera la expansión geográfica y la incidencia de enfermedades infecciosas (como el dengue, el zika o la malaria) y que las olas de calor frecuentes y prolongadas no solo agravan cuadros agudos, sino que también aumentan el riesgo de daños renales y neurológicos. Desde el área de neurología, Santiago Tizio, jefe de neurología del Hospital Español de La Plata, también considera que las variaciones del sistema climático tienen efectos directos e indirectos sobre los organismos. Explicó en diálogo con Infobae que el vínculo entre cambio climático y salud neurológica es “multifactorial”. El cambio climático favorece enfermedades transmitidas por agua, como el cólera, incrementa brotes en zonas con infraestructura sanitaria vulnerable (Imagen Ilustrativa Infobae) Por un lado, las olas de calor ejercen un efecto directo sobre el cerebro. Según sus palabras, “cuando la temperatura corporal sube por encima de cierto nivel, el organismo pierde capacidad de disipar calor conduciendo a lo que llamamos hipertermia”. Esto provoca inflamación cerebral, edema, alteraciones en la transmisión de señales nerviosas y puede desencadenar manifestaciones que van desde fatiga y dolor de cabeza hasta confusión, convulsiones e incluso coma. “Por otra parte, también existe un impacto que podemos llamar indirecto. El aumento de las temperaturas y la alteración de los ecosistemas propician la propagación de enfermedades neuroinfecciosas transmitidas por vectores, como la encefalitis, que pueden causar daños severos”, aseveró. En línea con estas advertencias, un análisis publicado en PubMed Central resalta que el aumento de temperaturas y los niveles elevados de contaminación atmosférica provocan, en particular durante olas de calor, un incremento significativo en hospitalizaciones y muertes por causas cardiovasculares y respiratorias. El mismo estudio señala además un riesgo mayor para quienes ya padecen afecciones crónicas, lo que evidencia cómo los extremos climáticos y la polución actúan de forma sinérgica sobre la población más vulnerable. Contaminación ambiental y enfermedades crónicas La relación entre contaminación del aire y enfermedades constituye otro foco central de preocupación. Orellano advirtió que esta polución “está asociada a una alta mortalidad y morbilidad en humanos, tanto en enfermedades crónicas como las cardiovasculares, asma o diabetes, como en enfermedades infecciosas como las infecciones respiratorias”. El investigador subrayó que estas relaciones cuentan con sólido respaldo científico, sobre todo en lo referente al vínculo entre exposición a material particulado en el aire y mortalidad cardiovascular. La contaminación del aire está asociada a una alta mortalidad y morbilidad, está vinculada a enfermedades cardiovasculares, asma, diabetes y a infecciones respiratorias (Imagen Ilustrativa Infobae) Por su parte, Tizio señaló que existe evidencia de que “la contaminación del aire, en especial las partículas finas (PM2.5), el dióxido de nitrógeno y el hollín procedente de combustibles fósiles, se asocia con un mayor riesgo de enfermedades neurológicas como demencia, Parkinson, ACV y Esclerosis múltiple”. Incluyó también el aumento del riesgo de trastornos del desarrollo neurológico en niños expuestos a contaminación durante etapas tempranas. Estos efectos afectan especialmente a “niños, adultos mayores y personas con enfermedades neurológicas”, quienes se consideran grupos de mayor vulnerabilidad ante los cambios de temperatura y la exposición a tóxicos ambientales. Timoteo Marchini, investigador del CONICET y del Hospital Universitario de Friburgo, marcó una diferencia clave entre los conceptos de cambio climático y contaminación del aire. Remarcó que, aunque comparten fuentes de emisión como tráfico e industria, sus impactos en salud son diferentes. “La mayor frecuencia e intensidad de olas de calor se encuentra asociada a una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares”, explicó al referirse al cambio climático. Por otro lado, según aseguró el experto, el efecto de la contaminación ambiental sobre la salud es “muchísimo más claro y directo”: provoca daños en el sistema respiratorio y cardiovascular, y agrava el pronóstico de enfermedades agudas como infartos o accidentes cerebrovasculares. Marchini resaltó la relevancia de las “partículas finas de contaminación ambiental o PM 2.5” como factor que agrava el desarrollo y la severidad de enfermedades cardiovasculares, incluso de manera independiente al cambio climático. “Se estima que aproximadamente uno de cada cuatro infartos y uno de cada cuatro accidentes cerebrovasculares se encuentran asociados de forma independiente a que la persona estuvo expuesta crónicamente a estos contaminantes”, precisó el investigador. Material particulado en el aire y picos de contaminación agravan hospitalizaciones y muertes por enfermedades respiratorias y cardiovasculares (EFE/ David Toro) El United Nations Development Programme (UNDP) detalla que las consecuencias más marcadas de la crisis climática actual incluyen desde “aumento de los golpes de calor y las muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares y respiratorias” hasta una mayor incidencia de enfermedades transmitidas por agua, alimentos y vectores, además de impactos en la salud mental. Por otra parte, “pueden socavar o destruir la infraestructura sanitaria, los servicios de atención médica y las cadenas de suministro de productos sanitarios esenciales”, alerta el organismo. Mientras tanto, la United States Environmental Protection Agency (EPA) y los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) coinciden en que las condiciones climáticas extremas afectan la disponibilidad de agua potable, la calidad del aire, la seguridad alimentaria y la salud mental, sumando dificultades de acceso a los sistemas sanitarios, sobre todo en las poblaciones más desfavorecidas. El deterioro ambiental incide de forma directa e indirecta sobre diversas dimensiones de la salud. La contaminación del aire, las olas de calor, la expansión de vectores y las crisis socioeconómicas aumentan el espectro de enfermedades, repercuten en los grupos más vulnerables e imponen grandes desafíos a los sistemas de salud a nivel global. Ante este escenario, la adaptación de políticas públicas y la integración entre salud y ambiente se vuelven fundamentales para enfrentar los riesgos crecientes que impone el cambio climático.

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