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Concordia » Saltograndeextra
Fecha: 26/08/2025 16:00
Juan José Sant’Anna, ex sacerdote denunciado por violaciones y abusos sexuales en un internado de Cochabamba, permanece desde 2007 en la casa de sus padres en Uruguay, sin que la Justicia lo haya detenido. Durante 17 años, el paradero de Juan José Sant’Anna no fue un misterio. El ex cura uruguayo, denunciado por abusar sexualmente de al menos 30 niños en un internado de la localidad boliviana de Tapacarí, vive en la ciudad de Salto, al norte de Uruguay y a pocos kilómetros de la frontera con Argentina. Allí permanece, en la vivienda de sus padres, mientras continúa prófugo de la Justicia boliviana. LOS ABUSOS EN BOLIVIA Sant’Anna llegó en 2005 a Cochabamba, con apenas 36 años, para dirigir el ala masculina del Internado Ángel Gelmi, que alojaba a 72 niños y adolescentes pobres. Dos años después, en 2007, el arzobispo Tito Solari reveló públicamente los abusos: el sacerdote encerraba a los menores en su habitación, los obligaba a ver videos y luego los sometía a prácticas sexuales. Las denuncias incluyeron violación, abuso deshonesto y violación inconsistente. La Iglesia boliviana pidió perdón, ofreció ayuda psicológica a las víctimas y comenzó el proceso de expulsión del sacerdote, que se concretó en 2011. Pero para entonces Sant’Anna ya había huido. La Justicia de Bolivia lo declaró rebelde y emitió una orden internacional, aunque nunca fue detenido. LA VIDA EN SALTO Lejos de estar escondido, Sant’Anna lleva una vida discreta en Salto. Rara vez sale de su casa y solo camina algunas cuadras al caer la tarde. En este tiempo, recibió a tres periodistas que lo enfrentaron con su pasado. En 2010, al diario La República de Uruguay, reconoció: “Son ciertas. Estoy muerto”. En 2023, al periódico boliviano El Deber, admitió que la situación había sido “un mazazo terrible” para su familia. Y este año, en diálogo con El País, evitó responder: “Prefiero no decir nada. Con todo el tiempo que ya pasó, con más razón todavía”. UN SECRETO A VOCES El caso desató conmoción en Bolivia en 2007, cuando se conocieron las primeras denuncias. Según las víctimas, los abusos se destaparon gracias a una religiosa que sorprendió al cura en una situación comprometedora o, según otra versión, tras la confesión llorosa de un adolescente. Pese a las evidencias y a la investigación penal, el ex sacerdote nunca fue extraditado. En 2011, Sant’Anna fue oficialmente apartado de la Iglesia. Sin embargo, nunca compareció ante la Justicia boliviana ni respondió a las acusaciones en los tribunales. Su presencia en Salto —a plena luz, pero en un hermético silencio— representa uno de los casos más controvertidos de impunidad en la región. Fuente: Uypress
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