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» Comercio y Justicia
Fecha: 26/08/2025 09:01
El cambio climático ya no es una amenaza lejana, sino una realidad que transforma la infraestructura, la economía y la dinámica social. En este contexto, los puertos, como nodos clave del comercio global, enfrentan el desafío de adaptarse a estándares de sostenibilidad para mantenerse competitivos. En ese contexto, la transición hacia Puertos Verdes, que integran prácticas sostenibles alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, se convirtió en una prioridad estratégica. Y la verdad es que sin un plan nacional coordinado, la Argentina corre el riesgo de quedar rezagada en un mercado que exige cada vez más compromiso ambiental. Lograrlo parece ser que demanda no sólo un cambio operativo, concreto, sino además un cambio cultural, según dos especialistas consultados por la prensa especializada: Martín Rousseaux, especialista en Puertos Verdes y Medición de Huella de Carbono; y Fabián Suárez, responsable de Sustentabilidad del Puerto de Comodoro Rivadavia. ¿Qué define a un Puerto Verde? Martín Rousseaux explica que un Puerto Verde va más allá de adoptar energías renovables o gestionar residuos. “Es un terminal portuario que alinea sus operaciones con los ODS, integrando infraestructura, innovación, protección ambiental y alianzas globales”, afirmó. Esto incluye el ODS 9 (industria, innovación e infraestructura), el ODS 13 (acción por el clima), el ODS 14 (vida submarina) y el ODS 17 (alianzas para los objetivos). Los Puertos Verdes buscan minimizar emisiones de gases de efecto invernadero, como óxidos de nitrógeno, azufre y material particulado, que afectan la salud humana y acidifican los ecosistemas marinos. Además, gestionan el ruido, optimizan el uso de energía y promueven la interacción entre buques, puertos y comunidades locales. Rousseaux destacó la importancia de infraestructuras para capturar carbono a bordo de los buques y procesar residuos de manera segura, un aspecto clave para cumplir con las regulaciones internacionales. El caso de Comodoro Rivadavia Fabián Suárez detalló los avances del Puerto de Comodoro Rivadavia, en Chubut, que viene implementando un plan ambiental integral. “Realizamos monitoreos de agua, sedimentos y biodiversidad marina, iniciados antes del dragado del puerto en 2024, y mantenemos un control estricto”, explicó. El puerto instaló un observatorio oceanográfico y boyas para registrar datos sobre marejadas y eventos climáticos extremos, lo que permite diseñar infraestructuras resilientes basadas en información local. Además, se unió a la Asociación Internacional de Ciudades Puerto (AIVP), alineando sus operaciones con los ODS y la agenda global de sostenibilidad. En términos de mitigación, el puerto adoptó energía fotovoltaica en sus edificios administrativos, con planes de extenderla a los muelles y entregar excedentes a la red eléctrica, reduciendo costos y emisiones. De este modo, estas iniciativas posicionan a Comodoro Rivadavia como un referente en sostenibilidad portuaria en Argentina. La cuestión geográfica, clave La ubicación geográfica de los puertos influye en su capacidad de transformación. Puertos marítimos como Comodoro Rivadavia pueden aprovechar recursos como la energía eólica, mientras que los puertos de río enfrentan limitaciones y deben priorizar la gestión de efluentes y residuos. El impacto del ruido portuario, tanto en la vida marina como en las comunidades cercanas, es otro desafío que requiere monitoreo constante y soluciones especializadas. Además, la heterogeneidad de los buques, provenientes de regiones con diferentes regulaciones y tecnologías, exige sistemas de estandarización para garantizar operaciones sostenibles. La Organización Marítima Internacional (OMI) regula principalmente los buques, pero las normativas europeas, como la Estrategia de Transporte Sostenible, generan un efecto cascada que obliga a todos los puertos que aspiren a ingresar a ese mercado a modernizar sus instalaciones y adoptar combustibles más limpios, como el hidrógeno o el amoníaco verde. Presión del mercado y financiamiento La transición hacia Puertos Verdes está impulsada por la presión del mercado. Rousseaux señaló a la prensa que bancos y navieras priorizan la sostenibilidad al otorgar financiamiento o contratar servicios. “Un puerto que no demuestre compromiso con la descarbonización o la gestión de microplásticos puede perder acceso a préstamos o contratos con navieras verdes”, afirmó. Suárez destacó el potencial de Comodoro Rivadavia para generar energía limpia y exportar combustibles alternativos, como el amoníaco verde, integrando el puerto en la transición energética global. La adopción de combustibles como hidrógeno, amoníaco y metanol, que se espera dominen el sector marítimo para 2050, requiere coordinación entre puertos, buques y comunidades para garantizar seguridad y eficiencia. Países como Chile, Panamá y Honduras parecen ofrecer modelos inspiradores. En Chile, la norma ISO 50001 optimiza la gestión energética, mientras que el Puerto de Chacabuco, con el que Comodoro Rivadavia colabora en un Corredor Bioceánico, incorporó un remolcador eléctrico, reduciendo significativamente su huella de carbono. Panamá utiliza boyas eléctricas para que los buques apaguen motores en zonas de fondeo, y Honduras impulsa un Plan de Acción Nacional para la descarbonización. Estos casos, según los expertos, demuestran que regulaciones inteligentes y tecnologías accesibles pueden transformar puertos sin necesidad de grandes inversiones iniciales. ¿Un cambio cultural necesario? Rousseaux y Suárez coinciden en que la transición hacia Puertos Verdes requiere un cambio cultural profundo. “Muchas empresas sólo actúan bajo presión externa, pero el cliente y el mercado están forzando la transformación. Quien no se adapte, quedará fuera”, afirmó Rousseaux. Suárez resaltó que los efectos del cambio climático, como marejadas y eventos extremos, hacen que esta transformación sea inevitable. En Argentina, la falta de un plan nacional coordinado es un obstáculo, ya que las iniciativas actuales son aisladas. Los expertos proponen un diagnóstico integral, objetivos claros y una estrategia nacional que fomente la generación distribuida de energías renovables, la gestión de residuos y la adopción de tecnologías innovadoras. Hacia un futuro sostenible La transformación hacia Puertos Verdes no sólo responde a una necesidad ambiental, sino que redefine la competitividad de Argentina en el comercio global. La combinación de tecnología, regulaciones y un cambio cultural en los puertos y las comunidades marítimas permitirá cumplir con los ODS, reducir la huella de carbono y posicionar al país como un actor clave en la transición energética. Sin embargo, el éxito dependerá como siempre de la coordinación entre el Estado, el sector privado y las comunidades locales, extremo que no siempre se logra en la Argentina. Como advirtió Suárez, “la predisposición al cambio existe, pero necesitamos un esfuerzo conjunto para que los resultados sean sostenibles y perdurables”. En un mundo donde la sostenibilidad es un requisito, los Puertos Verdes parecen ser el camino para que nuestro país no quede fuera del mercado.
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