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  • Ceres necesita una medicina adecuada que lo cure (Rápido)

    » Ceres Diario

    Fecha: 26/08/2025 10:46

    Dos casos de muertes de menores de Ceres, derivados a Rafaela, deberían generar espacio de análisis para saber qué sucede en los efectores de salud del interior, donde es difícil obtener los servicios de médicos, de especialistas, y hasta de disponer de la tecnología adecuada. (Por José E. Bordón) Dos recientes casos de menores de Ceres, tratados inicialmente en el hospital local pero luego derivados a Rafaela, (Jairo Gorosito, 2 años, y Amelia ‘Melita’ Avalos, de 9), dejaron al descubierto las puertas para conocer algunas aristas de un problema que golpea la salud del noroeste santafesino. Es que nadie puede desconocer las dificultades que expresan las autoridades para incorporar profesionales, la falta de aparatología necesaria y conveniente para diferentes estudios, a lo que se suma un hecho insoslayable: la distancia para que las emergencias logren una pronta atención, reconociendo que las poblaciones ubicadas desde la Ruta Provincial 39 al norte no disponen, en muchos casos, de movilidad a mano para cubrir centenares de kilómetros hasta llegar a la capital provincial. No es momento de buscar excusas. Hace unos pocos años los titulares reflejaron, por ejemplo, el blindaje de Ceres cuando comenzó la pandemia por el Covid 19 y se valoró el trabajo sanitario de entonces. Hoy, se sabe, en Ceres, ciudad de casi 20 mil habitantes, no funciona actualmente ninguna clínica privada con quirófano; los pacientes que asisten al hospital deben aguardar bastante tiempo para ser atendidos y no pueden realizarse estudios elementales que les solicitan los facultativos locales. No es un caso fácil de disimular. Ello obliga a los pacientes que requieran tales servicios a buscar el hospital como único recurso, o trasladarse a otras localidades de la región, como Suardi, Sunchales o Rafaela, con los gastos extras que implica todo traslado, no solo del paciente sino de su grupo familiar. Decenas de personas comentaron que esas dificultades no son nuevas sino que vienen de algunos años. Es más, después de su inauguración, el hospital que significa un homenaje a Miguel Lifchitz, el gobernador que finalmente lo inauguró el 28 de julio de 2017, el nosocomio funcionó normalmente. Después, por diferentes cuestiones, incluida la económica, las cosas cambiaron. Y mucho. Actualmente, hay relatos diarios de la demora o falta de turnos, o en las atenciones primarias descuidadas, o casos donde los tratamientos podrían no ser los adecuados. De hecho, los casos arriba mencionados podrían ser ejemplos de lo que se escucha en aquella ciudad, casi en el límite con Santiago del Estero. ¿QUÉ PASA? Como se dijo, el problema no es de hoy. Desde hace más de dos años, son pocos los profesionales de la medicina que aceptan trabajar en el Hospital de Ceres o en otros de aquella región. Para tener en cuenta: Hasta hace unas pocas semanas, había 5 médicos clínicos para la cobertura de las guardias en el Hospital; trabajan atendiendo entre 24 y 36 horas semanales, más las guardias (4 por mes). ”Con la atención en consultorios, más dos guardias pasivas, un médico del hospital de Ceres cobra de bolsillo 1 millón de pesos, aproximadamente, según datos que proporcionó la concejal ceresina Soledad Guirado. Según dijo, esos datos lo aportaron en una reunión representantes del mismo nosocomio. El dato adquiere notoriedad si se tiene en cuenta que, por ejemplo, en Ceres no hay aparatología necesaria para atender tomografías ni ecografías, o realizar estudios que requieren elementos de alta complejidad. Además, se detectaron muchos casos de pacientes que acuden a la automedicación ante la falta de soluciones inmediatas a sus problemas de salud. Y cuando la complejidad requiere atención especializada, necesariamente deben buscarla lejos de allí. “Otrora, el hospital de Ceres (el viejo, por denominarlo de alguna manera) recibía pacientes de otras partes de la provincia y de Santiago del Estero. Después de la pandemia, el panorama se hizo más complejo. No hay médicos que quieran radicarse en esta ciudad”, coincidieron en señalar varios cercanos al sistema de salud público, lamentablemente transitando el camino de un progresivo deterioro. Más allá de entender que los sueldos no entusiasman, los profesionales jóvenes no quieren trabajar en el interior profundo. Las razones pueden ser varias y entendibles. Pero esta tendencia, si alguien no la revierte, terminará siendo el primer eslabón que se corte en la cadena. Después será tarde; también hay que advertirlo. Duele aceptar esta realidad, pero es la existente. Mientras esto dibuja un presente, hay padres que todavía esperan respuestas. Mencionamos inicialmente los casos de Jairo y “Melita”. Si las autoridades no evalúan correctamente lo sucedido, el futuro de la salud pública comenzará a transitar un camino lleno de complicaciones. Ojalá no sea tarde. Fuente: José E. Bordón

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