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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/08/2025 12:38
Operarios de la planta de Albardón esperan respuestas sobre el pago regular de sus haberes La fábrica que produce las galletitas Tía Maruca en el departamento de Albardón, San Juan, enfrenta una situación de reclamos por parte de sus casi 300 empleados debido a retrasos en el pago de salarios. Se trata de la firma Dilexis, encargada de la producción y distribución de estos productos alimenticios para todo el país. Este escenario se inscribe en un contexto donde otras compañías del rubro también atraviesan inconvenientes financieros e incertidumbre laboral. Según trascendió, la tensión surgió debido a demoras en la percepción de salarios, sumando preocupación en el sector industrial de la región. La firma Dilexis también cuenta con un centro de logística en Luján, localidad de la provincia de Buenos Aires, encargado de canalizar la distribución. La base sanjuanina se consolidó como el núcleo productivo de la marca dentro de la industria nacional, bajo un esquema de trabajo en tres turnos. El funcionamiento de esta planta permitió sostener una operación que, de acuerdo con los relatos de sus empleados, enfrentó limitaciones en el último semestre. Desde sus inicios, la fábrica apoyó la generación de empleo en la zona y sostuvo el envío de productos alimenticios a diferentes puntos del país. El conflicto surgió cuando trabajadores de la planta denunciaron públicamente “…incumplimientos en los plazos de cobro”, generando inquietudes entre las familias y entre aquellos que dependen económicamente de la actividad de la fábrica. Los empleados, preocupados por la estabilidad financiera de la empresa, alertaron sobre la posibilidad de que las demoras persistieran durante varios meses. Según fuentes del sector, la situación puso en alerta a sindicatos y autoridades provinciales, ya que otras compañías del rubro también evidenciaron inconvenientes para afrontar los pagos, e incluso estudiaron distintos mecanismos para evitar cesantías o recortes. Consultado por el medio sanjuanino Zonda Diario, Pablo Tamburo, CEO de Dilexis, reconoció el retraso en algunos pagos, aunque brindó precisiones sobre la magnitud de la situación. “Nos hemos atrasado, sí, pero hablamos de unos pocos días, no de meses. Y siempre lo comunicamos a los trabajadores. No debemos nada. Las horas extras se pagan, aunque en realidad no hay horas extra porque se trabaja en tres turnos y no los fines de semana”, expresó el empresario. El directivo atribuyó las causas de la demora a las dificultades que enfrenta el sector de alimentos en la Argentina. “Dilexis es una pyme, no estamos ajenos a la recesión, a la baja de márgenes, ni a los problemas financieros que vive cualquier industria hoy en Argentina. Pero estamos dando batalla, y nos está yendo bien dentro de ese contexto”, remarcó Tamburo. Al abordar las versiones que circulaban en torno a un supuesto cierre o venta de la planta, el CEO descartó esa opción y buscó llevar tranquilidad: “No estamos pensando en vender, ni en irnos. Nos tienen que sacar muertos de ahí. Esta planta está viva y creciendo. Tenemos desafíos, no problemas. Y si algún inversor quiere apostar a esto, bienvenido. Porque lo que necesitamos ahora es capital para seguir creciendo”. La estructura operativa de Dilexis en San Juan permitió que la producción de Tía Maruca se mantuviera como parte del entramado industrial local, con empleos directos y una red de proveedores que dependen del funcionamiento regular de la fábrica. Desde el área de Recursos Humanos, se indicó que los procesos de comunicación interna incluyeron notificaciones a los trabajadores sobre eventuales retrasos en los depósitos y que la prioridad de la compañía pasó por garantizar la totalidad de las remuneraciones. Los trabajadores, en cambio, insistieron ante distintos medios en que los atrasos se volvieron reiterados durante las últimas liquidaciones y exteriorizaron temor ante un posible agravamiento de la situación frente al contexto de recesión. Las causas de los atrasos El tema de los atrasos salariales no resultó exclusivo de esta compañía, sino que formó parte de una problemática que atravesó a otras industrias de la zona y del país. Distintos actores de la actividad alimentaria señalaron que el incremento de los costos de materias primas, la demanda contraída y la volatilidad de precios impactaron en la rentabilidad, afectando la capacidad de las empresas para cumplir con las obligaciones mensuales. Organizaciones gremiales manifestaron su inquietud por el aumento en el número de firmas afectadas por dificultades financieras y plantearon la necesidad de resguardar fuentes de trabajo. El CEO de Dilexis, Pablo Tamburo, negó la posibilidad de cierre o venta y defendió la continuidad de la fábrica El directorio de la empresa mantuvo reuniones periódicas con representantes sindicales para explicar la situación financiera. Según trascendió, la firma defendió su gestión y descartó la existencia de deudas permanentes, enfocando los retrasos como eventuales y cortos en el tiempo. A pesar de los esfuerzos, la incertidumbre persistió entre algunos trabajadores, quienes expresaron incertidumbre acerca del futuro y la estabilidad de sus fuentes laborales. El escenario de Dilexis sirvió como ejemplo del panorama que enfrenta el mundo pyme industrial en Argentina, habitualmente expuesto a la fluctuación de los mercados, la presión de los costos y la reducción de la demanda interna. Consultoras especializadas y cámaras sectoriales reflejaron un descenso en los márgenes de rentabilidad, forzando a las empresas a tomar medidas preventivas para cuidar los puestos de trabajo y asegurar la continuidad comercial.
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