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» Diario Cordoba
Fecha: 21/08/2025 04:15
No es habitual escuchar por boca de Carles Puigdemont un reconocimiento a Pedro Sánchez. Y menos común es que esa concesión coincida en el tiempo con la del líder de ERC, Oriol Junqueras. Ha sucedido esta semana, a escasos diez días del estreno formal del curso político, a cuenta de tres materias concretas: la defensa del catalán en Europa, la quita de la deuda del FLA y el traspaso de la gestión de Rodalies. Los independentistas aprietan y no están por la labor de negociar presupuestos, pero no ahogan al presidente del Gobierno a las puertas de su otoño más complejo desde que llegó a la Moncloa. No se trata solo de dar cuerda a la actual legislatura. Sánchez los necesita, pero también ellos lo necesitan a él para no truncar sus propias agendas. "Es verdad que hoy el Gobierno dice y hace cosas que nunca habría imaginado escuchar de un ministro español, y hay que reconocerlo con honestidad", dijo el líder de Junts en referencia al empeño puesto por el ejecutivo español a la hora de defender en Bruselas que el catalán sea reconocida como lengua oficial. Si no lo ha logrado hasta ahora, argumentó, es por obra y gracia del PP. Y auguró que, en todo caso, aún "está a tiempo" de conseguirlo. Una afirmación que supone, implícitamente, dar por hecha la continuidad de Sánchez pese a las causas judiciales que acechan a su familia y al PSOE y a los compromisos sellados pendientes de cumplir. Síntomas de empatía Aunque también auguró que en "en otoño pueden pasar cosas que hasta ahora no han pasado" sin concretar más, su discurso fue comedido y alejado de ultimátums. Incluso mostró empatía con Sánchez cuando reconoció que "no atraviesa un buen momento" pero que, pese a ello, España "es una economía próspera, un socio relevante que cuenta en Europa". Una música que suena distinta al concepto de "prórroga" que puso en circulación Junts en el momento en que estalló el caso Santos Cerdán. De hecho, Puigdemont no ha ahondado en el caso de corrupción que azota al PSOE. Tampoco hizo referencia a la amnistía a la espera de si el Tribunal Constitucional da un vuelco en su situación este otoño y puede regresar a Catalunya; y descargó al Gobierno de la responsabilidad de que no se hayan delegado en la Generalitat las competencias en inmigración. Si no ha sucedido, señaló, es por la oposición de Podemos. En todo caso, se trata de asuntos que Puigdemont sabe que solo serán viables mientras Sánchez continúe siendo presidente, por lo que aunque mantiene la presión y subraya que el acuerdo de investidura aún no se ha cumplido, evita alimentar escenarios de ruptura. Junqueras, por su parte, ha sido especialmente activo esta semana para advertir de que está muy lejos de sentarse a negociar presupuestos con los socialistas mientras no haya más avances sobre la financiación singular para Catalunya. Sin embargo, el líder de ERC ha subrayado que "hay cosas en las que están cumpliendo" los socialistas y defendió que se reconozca todo lo que va "por el buen camino", como la quita de la deuda del FLA este mes de septiembre o el traspaso de la gestión de Rodalies, que considera que está "bien encauzada". ¿Una tregua larga o efímera? A las puertas de que el Congreso retome su actividad, Junts y ERC dan síntomas de no querer ser ellos los que prendan mecha a la legislatura dando por sentado que, en todo caso, los principales torpedos vendrán de los juzgados y de la bancada de la derecha. Los independentistas tampoco han metido baza en el toma y daca entre el Gobierno y el PP a cuenta de la gestión de los grandes incendios y esperan desde la barrera para tomar el pulso del nuevo curso con la incógnita de si es posible que escale aún más un clima político que ya es de alto voltaje. Posconvergentes y republicanos quieren dar continuidad a su agenda y no encuentran por ahora incentivos para ir a las urnas, por lo que salvan a Sánchez de los principales reproches ante los incumplimientos. ERC señala a la vicepresidenta María Jesús Montero como el principal escollo para que haya más avances en financiación y Junts pone en el foco a los populares y a Podemos por frustrar la oficialidad del catalán y el traspaso de más competencias a la Generalitat. Aunque habrá qué ver si esta suerte de tregua de agosto es efímera o si, por contra, se alarga y el flanco independentista, que tantos quebraderos de cabeza provocó antaño, acaba siendo el flanco menos virulento para Sánchez. Suscríbete para seguir leyendo
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