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» Diario Cordoba
Fecha: 17/08/2025 01:45
Irse de Erasmus puede ser una experiencia que te cambie la vida. Para muchos estudiantes es un deseo a cumplir desde que entran a la universidad. Más allá de las expectativas académicas, se trata de conocer otro país, con otra cultura, otro idioma y otros jóvenes como ellos, con los mismos intereses y, también, las mismas ganas de disfrutar del momento, porque no se va a volver a repetir. La Oficina de Relaciones Internacionales (ORI) de la Universidad de Córdoba es la encargada de gestionar todos los trámites al respecto de la movilidad internacional de los estudiantes. El programa tiene como objetivo fomentar el intercambio de estudiantes entre las universidades de los países europeos participantes, durante un período de 3 a 12 meses. La convocatoria se suele abrir entre noviembre y diciembre y, una vez finalizado el plazo, se publican los admitidos y excluidos, habiendo un plazo para alegaciones. La lista final suele publicarse en febrero y el estudiante debe aceptar la plaza dentro de un plazo que fija la universidad para poder completar el proceso y poder empezar a preparar su viaje, estudios y estancia. Una experiencia de vida Irene Chegon cursó el segundo cuatrimestre del cuarto curso del Grado en Enfermería en la Universidad de Salford, en Manchester. Su viaje le aportó formación a la vez que una gran experiencia personal. Irene considera que la formación fue muy completa e incluye clases teóricas reforzadas con talleres, cursos complementarios y prácticas clínicas «en las que los tutores se volcaban en enseñarte». Una de las cosas que más le impactó fue «ver las diferencias entre sistemas sanitarios, el reconocimiento profesional que tienen las enfermeras en Reino Unido y cómo se fomenta la investigación y el desarrollo profesional». Y, contrario a lo que se pueda pensar, Irene asegura que las clases eran exigentes y muy completas, por lo que conseguir la misma nota media que tenía en la UCO «fue todo un reto». En lo personal, lo califica como «un salto al vacío» porque viajó sola, sin conocer a nadie, a un país donde no se habla su idioma y siendo su primera experiencia fuera de casa. «Al principio fue duro, pero pronto cambié el chip y empecé a ver todo como una oportunidad». Como suele pasar en estas experiencias, las personas con las que se topan acaban siendo como una familia y un apoyo que queda para el resto de la vida. En cuanto a la idea de que irse de Erasmus equivale a irse de fiesta, Irene cuenta que las universidades organizan muchísimos eventos para fomentar la convivencia entre estudiantes por lo que «el ambiente invita a socializar y pasarlo bien», aunque «depende de lo fiestero que seas». Rafael Valenzuela estudió Grado en Administración y Dirección de Empresas y se fue de Erasmus a Bari durante un semestre. Antes de eso nunca había salido de casa, y aunque a nivel profesional la experiencia le permitió, entre otras cosas, conocer las diferencias entre el marketing o la economía española y la italiana, lo que más destaca es lo vivido a nivel personal. «Es súper enriquecedor, te abre la mente, rompe con tu rutina y te deja solo con miles de desconocidos buscándose la vida, es una experiencia espectacular». Las clases, asegura, «no eran tan exigentes» como en España, aunque eso cambiaba en los exámenes orales, donde sí son más severos y además en otro idioma. En general, cree que el nivel es medio, pero «no te regalan nada por ser Erasmus». Un antes y un después En cuanto a la fiesta no duda en afirmar que «sí hay tanta fiesta como dicen, muy pocos días me quedaba en casa, intentaba hacer vida social y creo que eso es una parte del componente». Asociaciones como Erasmus Student Network Spain (ESN) también recomiendan planes y actividades para integrar a los extranjeros en la ciudad. Ambos, Irene y Rafael, recomiendan a otros estudiantes irse de Erasmus porque «es una experiencia única que te transforma y marca un antes y después en tu vida». El Erasmus «no solo te enseña a vivir en otro país, te enseña a vivir contigo mismo, a descubrirte y a crecer» afrontando situaciones cotidianas que a esa edad no suelen ser las habituales, así como el sistema de otros países. «Te das más cosas buenas que malas y vives cosas que en España no vas a vivir, cuando vuelves ves lo que has crecido a nivel personal, te hace más independiente, resolutivo, proactivo». Suscríbete para seguir leyendo
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