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Concordia » Hora Digital
Fecha: 16/08/2025 17:02
Donald Trump y Vladímir Putin se reúnen este viernes en Alaska, en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, para discutir cómo poner fin a la guerra en Ucrania en un encuentro que hace diez días parecía impensable. Antes de la visita del emisario de la Casa Blanca, Steve Witkoff, a Moscú, el 6 de agosto, la intransigencia del Kremlin ante el ultimátum del presidente estadounidense para que Rusia detuviera los combates acercaba más que nunca la posibilidad de ruptura entre Trump y Putin. Según el Daily Telegraph, el presidente ucraniano solo contemplaría detener las hostilidades y renunciar a parte de sus territorios si se garantizara la entrada de Ucrania a la OTAN y el suministro de armas occidentales. Una opción que parece igualmente rechazable para Putin. Desde Kiev, insisten en la prioridad de un alto el fuego. El jefe de gabinete de Zelenski, Mijailo Podoliak, declaró al Corriere della Sera que una tregua en los ataques aéreos podría ser un punto de partida para unas negociaciones de paz más amplias. Sin embargo, tampoco Putin quiere hablar de alto el fuego si no es después de pactar una solución al conflicto bajo sus términos. ¿Qué cabe esperar? Ante la rigidez del Kremlin, en Washington ya se dio por hecho que en la reunión no se va a acordar el fin de la guerra. Trump calificó el encuentro como un “feel-out meeting”, es decir, una cita para explorar en qué punto está cada parte y que puede servir como preámbulo de una futura reunión (el gobierno ruso ya se ofreció a acoger la siguiente). La portavoz de la Administración norteamericana, Karoline Leavitt, describió la cumbre como “un ejercicio de escucha”. Tampoco en Moscú esperan acuerdos de calado. Para Putin, se trata ya de una victoria diplomática inédita: el primer cara a cara entre un presidente estadounidense y uno ruso desde el inicio de la invasión y, además, la primera vez que Putin pisa territorio norteamericano en diez años. En definitiva, un retorno por la puerta grande a la mesa de las potencias mundiales que deciden el destino global. Hasta la fecha, su estrategia negociadora se basó en ganar tiempo a base de rechazar de forma velada las propuestas de Washington y Kiev. La cita de este viernes constituirá un éxito para el Kremlin si es capaz de emplazar a Trump a una siguiente cumbre para seguir debatiendo el fin de la guerra y, mientras tanto, conquistar nuevos territorios. Trump insiste en la reunión Putin-Zelenski Sin embargo, el apuro de Trump para cerrar el conflicto, aunque sea en falso, añade incertidumbre al encuentro. El Kremlin podría utilizar el ansia de la Casa Blanca para forzar a Zelenski a rechazar la propuesta rusoamericana. De este modo, calcula Putin, el presidente estadounidense entendería que es Ucrania quien desea continuar la guerra y abandonaría la mediación. La intención de Trump es mantener una segunda reunión poco después de la primera, “si va bien”, que cuente con la presencia de Putin y Zelenski, con el objetivo de agilizar la resolución de las hostilidades. Este es un escenario improbable, por mucho que lo desee el dirigente estadounidense, porque el líder ruso no está dispuesto a sentarse con su homólogo ucraniano. Lo considera ilegítimo y cuestiona si cabe que él sea la persona idónea para rubricar un acuerdo de paz, aunque se tratase de la rendición. Zelenski ya lo vino advirtiendo: “Putin no se prepara para terminar la guerra, sino para nuevas ofensivas. Solo quiere hacer pasar la reunión como una victoria y seguir presionando a Ucrania.” Ucrania sufre en el frente La cumbre en Alaska llega en un momento inmejorable para Rusia en el frente. Esta semana se produjo uno de los avances más destacados de las tropas de Moscú de los últimos meses. Según los analistas militares de DeepState, los soldados rusos consiguieron romper las líneas defensivas del ejército ucraniano en Donetsk, capturando partes del corredor que conecta Dobropilia con Kramatorsk, una ruta clave para el suministro de armas y el movimiento logístico de Kiev, que Rusia lleva meses intentando cortar. Maksim Zhorin, figura importante del movimiento Azov ucraniano y comandante de una brigada de asalto, asegura en Telegram que el colapso de la línea del frente puede conducir a la pérdida de toda la región de Donetsk y apunta a que la situación está lejos de quedar bajo control. Putin tratará de usar estos avances para convencer a Trump de su ventaja en el campo de batalla y de la inevitabilidad de la victoria rusa. En los últimos días, el mandatario norteamericano volvió a demostrar que es muy receptivo a la propaganda rusa. Durante una conferencia de prensa reciente, afirmó que Moscú habría podido llegar a Kiev en cuatro horas, al principio de la invasión, si un general no hubiese decidido cruzar Ucrania a través de campos en lugar de por la carretera, ignorando que la resistencia del Ejército ucraniano fue crucial para detener a los tanques rusos. Europa, marginada Trump mantuvo el miércoles una “muy buena conversación”, según sus palabras, con Zelenski y los líderes europeos y de la OTAN. Europa teme que sus súplicas para ganarse el favor de Trump y que no interrumpiera el apoyo militar a Ucrania podrían resultar inútiles si en la reunión se toma un rumbo contrario a los intereses de Kiev y Bruselas. El miedo a la imprevisibilidad del líder de la Casa Blanca es tal que, como publica The Telegraph, el Reino Unido pidió contención a Emmanuel Macron y Friederich Merz para no irritar a Trump y quedar excluidos definitivamente del proceso de paz. En los días previos a la cumbre, la prensa rusa se dedicó a resaltar el papel marginal de Europa en las negociaciones sobre Ucrania. Incluso desde el entorno del dirigente ruso se acusó a los aliados de Ucrania de querer orquestar ataques de falsa bandera para hacer descarrilar la reunión rusoamericana. Uno de los negociadores rusos, el jefe del fondo soberano, Kirill Dmitriev, escribió en Telegram: “Sin duda, habrá países interesados en continuar el conflicto que harán esfuerzos titánicos (provocaciones y desinformación) para impedir el encuentro”. La propaganda rusa afirma que la matanza rusa de civiles en la ciudad de Bucha en 2022 fue una escena montada por los servicios secretos occidentales para frenar el incipiente proceso de negociación en Estambul. El interés común por el Ártico Dmitriev fue la cara más amable de Rusia durante el proceso de negociación con los Estados Unidos. Fue el primer representante del Kremlin en visitar la Casa Blanca desde la invasión a Ucrania y siempre defendió las posibilidades de cooperación entre ambos países. Uno de los temas que se abordará en la reunión será el Ártico. Esta región contiene hasta un 13% del petróleo y un 30% del gas natural no descubierto en el mundo, según el US Geological Survey, posee minerales estratégicos como el níquel y el cobalto, además de estar convirtiéndose progresivamente en una ruta marítima con el deshielo de los polos. Se trata de una cuestión de vital importancia para unos y otros, también desde el punto de vista de la seguridad y ofrece una vía para que Rusia y Estados Unidos puedan explorar negocios conjuntos y llegar a acuerdos al margen de Ucrania.
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