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» Voxpopuli
Fecha: 16/08/2025 06:18
Esta situación crítica es el resultado de varios factores que golpean directamente a las Pequeñas y Medianas Empresas (PyMEs) del sector: la paralización de la obra pública y la caída de la privada, la apertura de importaciones y la dificultad para acceder a créditos con tasas viables. Mercedes Omeñuka, presidenta de la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (FAIMA), señaló que la falta de rentabilidad es un denominador común en todo el sector. Mientras que las grandes empresas ven una reducción de sus ganancias, las PyMEs enfrentan una caída en ventas, una menor producción y, en muchos casos, trabajan a pérdida. La situación financiera se agrava con los plazos de cobro en el mercado interno, que se extendieron a entre 90 y 120 días, creando un desequilibrio financiero enorme para las empresas que no pueden acceder a los préstamos con las altas tasas de interés actuales. Ante este panorama desolador, Omeñuka fue tajante: «Nadie tiene expectativas de una mejora en el corto plazo». Por ello, la FAIMA ha conformado un comité de crisis para articular acciones y buscar soluciones con los gobiernos provinciales y el nacional, con el fin de evitar que el cierre de Tapebicuá se replique en otras industrias, lo que sería «caótico» para la economía y la estabilidad social. La sombra de las importaciones y la competencia desleal La crisis interna se ve agravada por las políticas de libre importación del gobierno del ultraderechista Javier Milei. La FAIMA advierte que esto podría generar una avalancha de productos brasileños y chinos que no pueden ser competidos por la industria nacional, sobre todo en provincias limítrofes como Misiones, que ya sufren una alta carga impositiva. A pesar de que el Gobierno ve la libre importación como una oportunidad, para el sector maderero es un riesgo enorme, ya que las empresas nacionales no pueden competir en igualdad de condiciones con los volúmenes de producción y los costos de países vecinos. Esta situación, sumada a la crisis interna, coloca a la forestoindustria en un punto de quiebre que podría tener consecuencias muy graves para la economía regional. (Con información de Primera Edición)
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