16/08/2025 05:01
16/08/2025 04:59
16/08/2025 04:58
16/08/2025 04:57
16/08/2025 04:55
16/08/2025 04:54
16/08/2025 04:53
16/08/2025 04:51
16/08/2025 04:51
16/08/2025 04:50
» Diario Cordoba
Fecha: 16/08/2025 03:16
La estación de Montilla celebró ayer su 160 aniversario arropada por la memoria de un tiempo en el que fue arteria vital de la ciudad. Inaugurada el 15 de agosto de 1865, aquella modesta construcción de ladrillo y teja trajo consigo una promesa que resonó durante generaciones: la de conectar esta localidad con el resto del mundo. Durante casi siglo y medio, entre el silbido agudo de las locomotoras y el ir y venir de maletas, la estación fue testigo de despedidas, reencuentros y sueños que se pusieron en marcha sobre raíles. Entramado de vías que, en la actualidad, solo se utiliza para trenes de mercancías. / JOSÉ ANTONIO AGUILAR Pocos lugares de Montilla han conocido un destino tan entrelazado con la historia local. Sus andenes vieron partir a jóvenes en busca de futuro, regresar a familias que habían emigrado y cargar vagones con el vino de Montilla-Moriles, que encontró en el ferrocarril un aliado para conquistar mercados lejanos. La estación nació bajo el impulso de la Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Málaga, creada en 1861 por el ingeniero Jorge Loring y Oyarzábal. Sin embargo, fue decisiva la figura del abogado madrileño Antonio Aguilar y Correa, octavo marqués de la Vega de Armijo, diputado por la localidad y ministro de Fomento, que defendió que el trazado incluyera una parada en Montilla. Una locomotora de vapor llega a Montilla. / CÓRDOBA Desde el primer día, la estación se convirtió en un hervidero. Tal y como recuerda Víctor Barranco en su blog Historia de Montilla, «el ferrocarril supuso un revulsivo económico, al acoger a viajeros y mercancías de los pueblos vecinos». Esa actividad impulsó, incluso, la urbanización de la actual avenida del Marqués de la Vega de Armijo, que se transformó en una vía de conexión hacia localidades como Espejo, Castro del Río, Baena o Aguilar de la Frontera. Las dificultades económicas llevaron en 1877 a la integración de la línea en la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. Años después, la Guerra Civil y sus secuelas marcaron también la historia de la estación. En 1941, con la nacionalización de la red, pasó a la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe), que la gestionó hasta 2004, cuando Adif asumió la titularidad y Renfe Operadora la explotación. Aspecto actual de la estación de Montilla. / JOSÉ ANTONIO AGUILAR A lo largo del siglo XX, su edificio, sencillo y funcional, atendió a pasajeros y mercancías. En sus últimos años de servicio de viajeros, acogió trenes como los Alaris Barcelona-Málaga y los Regional Exprés Córdoba-Bobadilla. Pero la llegada de la alta velocidad y la reordenación de líneas restaron paradas y, el 23 de junio de 2013, partió el último tren de pasajeros. Desde entonces, la estación se dedica a funciones logísticas, si bien, en julio pasado, el Ministerio de Transportes adjudicó un contrato para ampliar sus vías de apartado con el objetivo de acoger trenes de mercancías de mayor longitud. Mientras, la silueta de la estación conserva la dignidad de sus mejores tiempos, como un relicario urbano que guarda en silencio la memoria de generaciones que encontraron en el tren un billete hacia nuevas oportunidades. Así, el aniversario de ayer no fue solo una efeméride. Fue un recordatorio de que, en 160 años de vida, la estación de Montilla ha sido mucho más que ladrillo y acero. Suscríbete para seguir leyendo
Ver noticia original