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  • Franco Torchia: “Este cruce en sí mismo es una especie de reacción creativa al presente”

    » El Ciudadano

    Fecha: 13/08/2025 21:11

    Miguel Passarini Por acción u omisión, el teatro siempre es un hecho político. La revista porteña de los 70 y 80 y los reductos donde los referentes del café concert se las ingeniaban para decir algunas cosas por entonces censuradas, son el cimiento de muchos otros fenómenos emergentes de la post dictadura como pasó con el icónico Parakultural, un semillero para el desparpajo, el delirio, la explosión de nuevos sentidos, la imprescindible diversidad y una puerta que se abría a una forma de humor irreverente y bien argentina. Muchos de esos elementos parecen habitar en el presente en Como nunca…¡Otra vez!, una propuesta de café concert saludablemente delirante y antifascista, con mucho de aquellos años, con Franco Torchia como el “capocrónico”, y Juampi Mirabelli como la primera vedette hombre de la Argentina, con textos de Liliana Viola, bajo la dirección del maestro Alejandro Tantanián, que este sábado ofrecerá en Rosario una única e imperdible función en el Gran Salón de la Plataforma Lavardén, en el marco de la tercera fecha del Ciclo Brasa. Con el acompañamiento del maestro Diego Penelas en piano y la colaboración especial en vestuario de Pablo Ramírez, Como nunca… ¡otra vez! se vale de una galería de personajes desopilantes como La Petera Presidencial, la misteriosa Cantante de Boleros Lésbicos y por si fuera poco, el desopilante encuentro entre Dios y la Patria. Todo teatro es político “Desde un primer momento, Como nunca… ¡otra vez!, fue concebido como un retorno del café concert, un género súper argentino, y especialmente ligado a las escenas porteñas, aunque no solamente, porque aparecen otras influencias allí. Nos llamaba mucho la atención en ese primerísimo primer momento la ausencia de espectáculos con esas características en la cartelera. Alejandro (Tantanián), nuestro director, llegó a ver mucho de aquél café concert, y como buen estudioso del teatro argentino que es, sabe mucho respecto de este género. Por lo tanto, el show está plagado de ademanes en ese sentido, de recursos que son propios del género, de estéticas totalmente evocativas en ese punto respecto del clásico café concert, pero al mismo tiempo actualizadas”, contó Franco Torchia, Licenciado en Letras con un vasto recorrido como escritor, periodista y columnista en diversos medios tanto gráficos como radiales y televisivos, y en el presente, una de las voces referenciales del colectivo LGTBIQ+. “Por supuesto se trata también de insistir en el carácter político que aporta el formato –sumó Torchia–, porque el café concert fue siempre una respuesta política desde el arte al poder de turno, incluso durante las dictaduras, y a los procesos de nuestra sociedad que parecen reiterarse. Aquí hay mucho contenido político, hay mucho humor, pero no hay dedo acusador, ni manifiesto, ni editorialismos. Sí hay mucho sarcasmo, por supuesto, también hay corrosión, y creo también que hay mucha originalidad, sobre todo por las decisiones que tomó Alejandro y por las características del texto de Liliana. Y en todo eso estamos reunidos los cinco porque cuando esto fue concebido, hace ya más de un año y medio, a comienzos de 2024, teníamos todos la misma necesidad frente a una Argentina de repente mileísta, de cruzarnos y encontrarnos haciendo algo todos juntos. Sentimos que este cruce en sí mismo es una especie de reacción creativa al presente”. En el mismo sentido, Torchia coincidió con algunos aspectos que vinculan al espectáculo con las lógicas de la inefable y ausente revista porteña, donde el capocómico, aquí irónicamente “capocrónico”, se animaba a decir algunas cosas impensadas en otros contextos. “Claramente, de la mano del café concert, lo que también hay acá es un conjunto de gestos vinculados a la revista porteña. Este show no es una revista, no tiene ni esa grandilocuencia, ni esa monumentalidad, ni los recursos técnicos y artísticos. Pero sí en escena yo soy algo así como un capocómico o «capocrónico», palabra pergeñada por Liliana Viola y Juanpi que desde antes de este espectáculo en un show parecido que hicimos él y yo (Como nunca, en 2017) en Buenos Aires, se imaginó o inventó, como también el personaje de la primera vedette hombre, así dicho y así formulado, «primera vedette hombre», porque en la historia del teatro argentino no hubo vedettes hombres, siempre fue un rol asignado a las mujeres cis o a las mujeres trans. Es café concert por la disposición escénica, por un conjunto de cosas, pero también en cierto modo tiene estos otros elementos propios de la revista”, planteó Torchia acerca de la propuesta que pasó, con elogiosos comentarios, por el porteño teatro Picadero para mudarse luego a una sala en el barrio porteño de San Telmo que en algún momento gestionó el recordado Lino Patalano. Y respecto del poder político del material, analizó: “Hemos tenido comentarios unánimes al respecto; devoluciones muy elogiosas y muy gratificantes. Y no creo que sea casual a esta altura que eso se concrete justamente en esta ceremonia en vivo, en esta ceremonia necesariamente física que es la que el teatro impone y a la que el teatro siempre nos convoca. Es en vivo donde la puesta en circulación de un discurso crítico es posible e incluso logra salir indemne de la censura. Pero además ésa es la fuerza histórica, sin dudas, la potencia histórica que tiene el teatro”. «Nada más natural que la diversidad» Hay en el humor, en la risa, algo catártico pero también algunas veces peligroso, muy de borde, respecto de qué se ríe cada uno/a en cada época, en cada contexto político. En relación con esta variable y en el tránsito de un material que se vale de un discurso político pero al mismo tiempo humorístico, Torchia planteó: “Lo que creo respecto del humor es, básicamente, que siempre es muy fácil hacer humor con personas, grupos de personas que hemos sido históricamente objeto de estrategias violentas enmascaradas en el humor o a través de estrategias violentas que deambulan como chistes. A los gays nos pasó eso toda la vida y nos sigue pasando, a las personas gordas también y así podríamos seguir con una larga enumeración. Frente a todo eso, creo que éste es un tiempo que impone originalidad. Y se me dirá: «Bueno, encima hay que ser especialmente originales». Y sí, encima hay que ser profundamente originales en este momento, y no hay nada ni lo hubo durante los últimos tiempos de original, ni de novedad, en hacer humor con grupos de personas o personas, insisto, que hemos sido siempre objeto de esas embestidas disfrazadas de humor o de esos atropellos so pretexto del chiste”. Con relación a la divulgación de los discursos y el recorrido de la información a través de las redes sociales, completó: “Creo que por un conjunto de cuestiones ideológicas y por la atmósfera ideológica general en la que parece estar la Argentina que este momento impone, repito, mucha creatividad, y por ende extremar medidas para ser aún más radicales y necesariamente más novedosos en todo lo que hacemos. Honestamente, yo no consumo redes sociales. Por supuesto que me entero de ciertos fenómenos cuando me asomo a alguno de ellos porque voy y los busco o por casualidad, porque deambulan por ahí, andan dando vueltas y es muy difícil no cruzártelos. Y en general, no descubro nada cautivante y fundamentalmente nada nuevo. Suelo decir a modo de máxima muy reduccionista que la revolución tampoco será estrimeada. Digo, si la revolución no iba a ser televisada y no lo fue, tampoco va a ser estrimeada, para dar un ejemplo concreto de una superficie en la que veo que se reproducen formas que parecen propias de otros tiempos. Entonces, pasa algo parecido a envase nuevo, contenido súper viejo. Me cuesta muchísimo dar con la novedad y en este momento en general no la encuentro en líneas generales. En lo personal, no la encuentro ni en la comunicación ni en las prácticas artísticas. Sí en este momento veo más novedad en las ideas, en las personas que están produciendo ideas nuevas. Lo veo en la producción intelectual, en los libros. Ahí sí detecto mucha más novedad que en las personas que estamos comunicando o que estamos en medios de comunicación, e incluso en los escenarios”. Para hablar de la potencialidad de la diversidad, Torchia rescató lo acontecido en los últimos días con el notable trabajo de un grupo de científicos del Conicet en el cañón submarino Mar del Plata que precisamente se siguió por streaming y tuvo repercusión planetaria: “Allí hubo una especie de revolución de la investigación hecha por este instituto oceanográfico y el Conicet. Allí vimos un contenido fuertemente poético, vimos un traslado de nuestro interés hacia una superficie que es natural y por lo mismo es profundamente diversa, y al ser diversa es profundamente natural; no es un juego de palabras, es así, no hay nada más diverso que el naturalismo y no hay nada más natural que la diversidad. Entonces esa irrupción de seres, esas apariciones, ese descubrimiento que de algún modo nos llevó a identificar que lo mejor que nos está pasando no está pasando en este plano, sino que está pasando a 4 mil metros de profundidad. Me recordó algo que dijo una vez Pedro Almodóvar cuando estaba por estrenar su película Los amantes pasajeros (en 2013, en un tiempo complejo en España). Dijo, recuerdo muy bien, «en España, lo mejor que nos podría estar pasando, es en el aire, porque aquí en la tierra no está pasando nada interesante». Siento que salvando las distancias, esto es un poco lo mismo”. Y cerró contundente: “No obstante, están pasando algunas cosas interesantes sobre el nivel del mar y en tierra firme sobre las que tenemos que insistir. Hay que insistir, hay que exagerar, hay que autoafirmarse cada vez más frente a la desestimación, a la desfinanciación, a la desjerarquización de nuestros intereses, de nuestros reclamos, de nuestros señalamientos. Se trata, repito, en primer lugar de insistir. Y en segundo, que también es importantísimo, de extremar, hiperbolizar, diría también diversificar, darle a nuestros reclamos otras formas y ser tramposos. Somos las personas LGBTIQ+, puntualmente, yo creo aún sin saberlo, aun inconscientemente, especialistas en la trampa, en poder sortear trampas mortales por un lado y en armar trampas propias, coartadas, fugas, desvíos, para poder subsistir”. Para agendar Como nunca…¡Otra vez! se presenta este sábado, a las 20.30, en el marco de la tercera fecha del Ciclo Brasa, en el Gran Salón de la Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza). Las anticipadas se encuentran a la venta ACA.

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