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  • Medianera de Cerati: piden indagar por encubrimiento al excompañero de Diego Fernández Lima en cuya casa hallaron sus restos

    » Noticias del 6

    Fecha: 13/08/2025 12:18

    El fiscal Martín López Perrando, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°61, solicitó hoy que sea indagado por los delitos de “encubrimiento agravado” y “supresión de evidencia” el hombre de 58 años que fue compañero de colegio de Diego “el Gaita” Fernández Lima y en cuya vivienda familiar del barrio porteño de Coghlan se hallaron en mayo pasado enterrados los restos del adolescente de 16 años que estaba desaparecido y era buscado desde el 26 de julio de 1984. El pedido de indagatoria para el sospechoso -cuya identidad se mantendrá en reserva-, fue formulado ante el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal N°56, Alejandro Litvack, en un dictamen firmado por el fiscal López Perrando y el secretario Leandro Alonso. Allí, los responsables de la fiscalía solicitaron que se cite al imputado a prestar declaración indagatoria en orden a los delitos de encubrimiento agravado (artículo 277 incisos 1° y 3°, apartados “a” y “c”, del Código Penal) en concurso ideal con supresión de evidencia (artículo 255 CP). El primero de los delitos contempla como pena prisión de 1 a 6 años, y el segundo de un 1 mes a 4 años. El dictamen En su dictamen, López Perrando aseguró que “si bien no fue posible determinar fehacientemente la autoría del homicidio de Diego Fernandez, sí pudo acreditarse que efectivamente la víctima fue asesinada y ocultada en el interior de la finca que habitó y habita” el ahora imputado, y que éste “inmediatamente luego del hallazgo de los restos practicó diversas maniobras tendientes a encubrir la averiguación de la verdad”. Según el fiscal, el acusado “realizó manifestaciones tendientes a desviar la investigación desde su génesis -momento del hallazgo de los restos óseos- con la inequívoca finalidad de garantizar la impunidad de su/s autor/es”. Para el representante del Ministerio Público Fiscal , el acusado “buscó silenciar el crimen de Diego Fernández”. En otro tramo del escrito, el fiscal sostuvo que el imputado “al momento en que iniciaron los trabajos de excavación en el domicilio lindero a su finca se mostró preocupado, temeroso de que la verdad saliera a la luz y por ello les espetó a los obreros que tenían prohibido cortar un determinado árbol que se hallaba cercano a la medianera que dividía ambas propiedades”. Explicó que el 20 de mayo de 2025, día del hallazgo de los restos óseos, “su preocupación se transformó en ocupación al exteriorizar su conducta encubridora; ello fue así a partir del ensayo de diversas excusas, pasando desde la existencia de una iglesia en donde habrían sido enterradas personas hasta que en una oportunidad habría pedido tierra para rellenar su terreno y que los restos habrían venido ocultos sin que nadie se diera la cuenta”. López Perrando indicó que tras la identificación de los restos como pertenecientes a Fernández, se logró direccionar la investigación respecto a conocer “la existencia de un vínculo” entre la víctima y ahora acusado, y así se determinó que “eran compañeros de colegio y ambos tenían afición por los motovehículos, por lo que las coincidencias más que aisladas fueron más y más contundentes, al punto de que al día de la fecha sea posible aseverar sin cortapisa que efectivamente el nombrado conocía la existencia del cadáver en el fondo de su casa”. Además, el fiscal remarcó que “este cuadro indiciario se agrava por el absoluto silencio” que el imputado “mantuvo desde el día del hallazgo -20 de mayo de 2025- hasta la actualidad, pese a la magnitud del descubrimiento y a su directa vinculación con el lugar de inhumación”. “Tal actitud omisiva, unida a sus manifestaciones evasivas y contradictorias, sumadas a las maniobras de ocultamiento realizadas, constituyen indicios claros de voluntad de ocultamiento y entorpecimiento de la investigación”, agregó. En el final del dictamen, López Perrando reiteró que, en función de los testimonios e indicios recabados, el imputado “ha ejecutado diversos actos con miras a encubrir el delito precedente -homicidio de Diego Fernandez-, pudiendo establecerse como la primigenia fecha de la manifestación de estos actos el hallazgo de los restos óseos de la víctima, es decir, 20 de mayo de 2025”. López Perrando presentó este pedido tras recibir el testimonio de excompañeros del sospechoso y de la víctima, en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N°36, que se contactaron con la fiscalía luego de que, la semana pasada, se difundiera que el NN enterrado en Coghlan había sido identificado como Fernández Lima. El nombre del sospechoso había pasado desapercibido para los familiares de Fernández Lima, ya que este compañero no era de su círculo cercano de amistades del colegio ni del club Excursionistas, donde el adolescente jugaba al futbol. El fiscal también recibió el testimonio del personal que trabajaba en la obra de la avenida Congreso 3748, lindera a la vivienda desde donde surgieron los restos de Fernández Lima. Si bien, por el paso de los años, la acción penal está prescripta, desde la fiscalía procuran avanzan con la investigación para reconstruir los hechos y arrojar luz sobre lo que le ocurrió a la víctima. El caso Fernández Lima tenía 16 años cuando desapareció en la tarde del 26 de julio de 1984. Aquel día volvió del colegio, almorzó con su madre y le pidió dinero para tomarse el colectivo para ir a visitar a un amigo. Un conocido cruzó a Diego en la esquina de Rómulo Naón y Monroe, en Villa Urquiza y lo saludo. Fue la última vez que alguien lo vio. Nunca llegó a la clase de la tarde en el ENET N°36, entonces ubicado en las calles Ballivián y la actual Combatientes de Malvinas (ex Donato Álvarez). Alrededor de las 20.30, como el joven no volvía, sus padres Juan Benigno Fernández e Irma Lima, fueron a la entonces comisaría 39 de la Policía Federal para reportar su desaparición, donde asentaron el caso como una presunta “fuga de hogar”. Así, comenzó una búsqueda con panfletos pegados en el barrio, al tiempo que trataron de visibilizar su desaparición en los medios de comunicación. Su padre, dio una entrevista por el caso, en 1986, y murió sin saber el destino de su hijo. Por su parte, la madre del joven y sus hermanos, aún lo buscaban. El hallazgo Los restos óseos aún sin identificar de Fernández Lima aparecieron el 20 de mayo pasado, cuando un grupo de obreros levantaba una pared medianera en la casa de avenida Congreso 3748 que había sido propiedad de la artista Marina Olmi -hermana del actor Boy Olmi-, y que había alquilado el músico Gustavo Cerati, entre 2002 y 2003 y se produjo un desmoronamiento de tierra desde el jardín del chalet lindero de Congreso 3742, donde vivía, desde los años ’70, el excompañero de escuela de la víctima con su familia. Los obreros le avisaron del hallazgo a una de las dueñas da de la vivienda lindera -hermana del ahora imputado-, quien dio aviso a la policía. Así, la investigación recayó en la fiscalía a cargo de López Perrando, quien dio intervención al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Al analizar los 151 fragmentos de huesos hallados, los especialistas determinaron que el adolescente fue asesinado de una puñalada en el tórax que dejó una marca en su cuarta costilla derecha. También que, tras el crimen, intentaron desmembrarlo con una herramienta similar a un serrucho, aunque no pudieron. Tras ello, lo enterraron en una improvisada fosa a 60 centímetros de profundidad en el jardín de la casa. Junto a los restos óseos, había una moneda japonesa, un reloj con calculadora Casio -fabricado en Japón en 1982-, un llavero flotante naranja con una llave, una ficha de casino, la hebilla de un cinturón, la suela de un mocasín talle 41 y una corbata tejida de uniforme colegial. Estos elementos brindaron indicios sobre la edad de la víctima y permitieron fijar la década del ’80 como la época en la que se habría cometido el crimen. La difusión mediática que fue surgiendo del caso llamó la atención de un sobrino de la víctima que sospechó que el NN enterrado en Coghlan podía ser su tío desaparecido hace 41 años. Así, sus familiares se presentaron ante la fiscalía y se obtuvo una muestra genética de la madre de Diego -que hoy tiene 87 años- y que, al ser cotejada con sus restos, dio positivo y permitió su certera identificación. (Fiscalía.gob.ar)

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