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» Clarin
Fecha: 11/08/2025 12:31
Cristian Graf (58) se siente acorralado. Desde el miércoles de la semana pasada tiene móviles de televisión apostados en la puerta de su casa, en la avenida Congreso 3742, en Coghlan. Si sale o entra, los periodistas se le vienen encima. Eso además de los drones que intentan tomar imágenes aéreas de él caminando por el jardín donde hace 41 años fue enterrado el cuerpo de su compañero de colegio, Diego Fernández Lima, desaparecido el 26 de julio de 1984, cuando tenía 16 años. "Tengo la casa rodeada", se quejó Graf por teléfono a la fiscalía la tarde del ultimo viernes. "Me pongo a disposición, quiero aclarar algunas cosas", agregó y le respondieron que cualquier trámite debía hacerlo en persona en los tribunales. Cristian Graf, el compañero del colegio de Diego Fernández Lima. Tras un fin de semana en el que el su esposa y su hijo mayor cerraron sus cuentas en las redes sociales, Cristian Graf decidió hacer algo que venía esquivando hace tres meses: dar la cara. Según pudo saber Clarín, Graf se presentó este lunes solo en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 61, de avenida De Los Inmigrantes 1950, a cargo de Martín López Perrando. Pero la cosa quedó allí porque aun no se lo imputó de ningún delito. Para López Perrando, es fundamental tomarle antes declaración a los ex compañeros y, sobre todo, de los obreros que, el 20 de mayo pasado, descubrieron los restos en la medianera entre dos casas de la avenida Congreso al 3700. Cristian Graf, al llegar a su casa este lunes. A ellos Cristian les habría dado tres versiones sobre los restos óseos: que antes en esa propiedad había caballos (hipótesis que linda en lo ridículo), que podían ser restos asociados a una vieja iglesia que ocupó la manzana y, por último, que cuando hizo la pileta pidió un camión de tierra para nivelar el jardín y, tal vez, los huesos vinieron ahí. Eso claro, apostando a que nunca fueran identificados. Los trabajos se estaban haciendo en una medianera con los Graf luego de la demolición de una casona en la que durante 2002 y 2003 vivió el músico Gustavo Cerati. Aunque Diego no había sido enterrado en esa propiedad el solo nombre del líder de Soda Stereo disparó el interés en el caso. La difusión en los medios y el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró llamar la atención de la familia de Diego, que lo había buscado durante décadas. Una toma de ADN a Irma Lima (87), "Pochi", su mamá, confirmó las sospechas. La desaparición de Diego Fernández Lima Diego Fernández Lima, conocido como "El Gaita" o "El Gallego", tenía 16 años cuando se esfumó para siempre el 26 de julio de 1984 tras salir de su casa, en el barrio de Villa Urquiza. La semana pasada, Clarín anticipó que los restos fueron identificados por el EAAF. Video Misterio en Coghlan: una tumba a las apuradas y una familia en la mira El jueves 26 de julio de 1984, Diego volvió del colegio al mediodía. Iba a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36. Almorzó con su mamá y luego le pidió plata para el colectivo porque iba a lo de un amigo. Nunca dijo quién era. Salió comiendo una mandarina. Un conocido lo vio en Monroe y Naón. Le gritó "Gaita". Fue lo último que supieron de él. Diego Fernández, el "NN de Coghlan", haciendo jueguitos en el gimnasio del Colegio Público Jorge A. Boero, ubicado en Juramento y Álvarez Thomas. Casi 41 años después, una prueba de ADN estableció que los 150 fragmentos de huesos encontrados el 20 de mayo pasado en el jardín del chalet de avenida Congreso 3742 eran los de "El Gaita", quien jugaba al fútbol en las divisiones infantiles de Excursionistas. El misterio de lo que le pasó todavía persiste. En esa casa vive la dueña, ya anciana y viuda. Tiene dos hijos. Uno de ellos es Cristian, que recién ahora se puso a disposición de la Justicia.
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