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  • La batalla entre millonarios y celebridades por los fósiles de dinosaurios dispara un mercado oscuro

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/08/2025 10:45

    El fósil de estegosaurio, apodado Apex, se presenta a los medios en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York el 5 de diciembre de 2024. El multimillonario Kenneth C. Griffin, quien lo compró por 44,6 millones de dólares, lo cede al museo durante cuatro años. (Foto de Timothy A. Clary / AFP) La imagen de un esqueleto de Stegosaurus iluminado dramáticamente en el Richard Gilder Center for Science, Education, and Innovation del American Museum of Natural History en Nueva York resume el nuevo estatus de los fósiles de dinosaurio: piezas codiciadas que transitan entre el ámbito científico y el mercado del lujo. El ejemplar, conocido como Apex, fue adquirido por el multimillonario Ken Griffin y permanece expuesto para el público, pero su historia ilustra la tensión creciente entre la ciencia y la privatización de estos vestigios prehistóricos. En palabras de Griffin, la motivación para conservar Apex en Estados Unidos fue clara: “Quería que uno de los mayores fósiles jamás hallados permaneciera aquí para inspirar a generaciones de niños sobre la ciencia”. En este contexto, la noticia principal de la temporada es el auge sin precedentes del comercio de fósiles de dinosaurio, impulsado tanto por la cultura popular como por el interés de coleccionistas privados. El fenómeno se refleja en dos acontecimientos recientes: el éxito global de la película Jurassic World Rebirth, que ha recaudado 718,4 millones de dólares en taquilla mundial, y la venta en julio de un fósil juvenil de Ceratosaurus en Sotheby’s Nueva York por 30,5 millones de dólares (28,2 millones de euros), una cifra que quintuplica la estimación previa de 6 millones de dólares. Jurassic World Rebirth Aunque no superó el récord de 44,6 millones de dólares alcanzado por Apex en 2023, la tendencia es inequívoca: los fósiles de dinosaurio se han convertido en activos de alto valor y en objeto de deseo para una élite global. El interés por estos restos no es un fenómeno reciente. Ya en la Antigüedad existía fascinación por los huesos gigantes: el emperador romano Augusto poseía una colección de restos que el historiador Suetonio atribuía a “gigantes”. Sin embargo, el término “dinosauria” no apareció hasta 1842, cuando el científico británico Richard Owen lo acuñó para describir a estos “lagartos terribles”. La fiebre por los fósiles ha contagiado a celebridades como Nicolas Cage, Leonardo DiCaprio y Russell Crowe, quienes han adquirido restos de dinosaurio para sus colecciones personales. El asesor de arte londinense Nicolai Frahm, responsable de la venta del famoso esqueleto Stan en 2020 y de un raptor subastado por 12,4 millones de dólares en 2022, explicó en una entrevista que el atractivo es universal: “Todos crecimos con dinosaurios y todos los amamos”. La demanda se extiende por Estados Unidos, Asia, Oriente Medio y América Latina, y aunque Frahm reconoce que los verdaderos coleccionistas son “muy, muy pocos”, la base se amplía con compradores más jóvenes. Ceratosaurus (Imagen Ilustrativa Infobae) El director de la galería David Aaron en Londres, Salomon Aaron, observa que los nuevos interesados suelen ser profesionales de la ciencia o la tecnología, de entre 30 y 40 años, que no necesariamente coleccionan arte, sino que adquieren fósiles de forma puntual. “Muchos se sorprenden al descubrir que pueden comprar fósiles de dinosaurio, y eso les resulta increíblemente emocionante”, señaló Aaron en conversación con The Guardian. Los precios varían enormemente: desde fragmentos asequibles hasta “ejemplares de clase mundial” que alcanzan decenas de millones de dólares. La presencia de fósiles en ferias de arte como Frieze Masters y la extinta Masterpiece London ha incrementado el interés de nuevos compradores. En octubre, la galería David Aaron exhibirá por primera vez un cráneo juvenil de Triceratops del Maastrichtiense (Cretácico tardío, entre 68 y 65 millones de años), con un precio de 580.000 libras (782.409 dólares). Según Aaron, los cráneos, los carnívoros y los esqueletos completos aptos para exhibición interior siguen siendo los más demandados, y los compradores son cada vez más exigentes con la condición y la procedencia de las piezas. El cráneo de un dinosaurio Triceratops, apodado 'Baby Jane', del período Jurásico, de Dakota del Sur, Estados Unidos, se exhibe antes de su subasta en la casa de subastas Christie's en París, Francia, el 14 de noviembre de 2023 (REUTERS/Stephanie Lecocq) La importancia de la autenticidad quedó patente en 2022, cuando Christie’s retiró de una subasta en Hong Kong un esqueleto de Tyrannosaurus rex llamado Shen, tras descubrirse que contenía demasiados huesos replicados. Su precio estimado oscilaba entre 15 y 25 millones de dólares. Aaron recomienda a los coleccionistas centrarse en fósiles completos, bien conservados y con documentación de procedencia, y sugiere recurrir a asesores de confianza. El comercio de fósiles plantea dilemas legales y éticos. En Estados Unidos, uno de los principales orígenes junto a China, la ley permite excavar, vender y exportar fósiles hallados en terrenos privados o con permiso del propietario, lo que explica la abundancia de ejemplares estadounidenses en el mercado. La galería David Aaron, por ejemplo, solo comercializa fósiles estadounidenses y proporciona a sus clientes información detallada, como coordenadas GPS, escrituras de propiedad, contratos y registros de envío. Las complicaciones surgen cuando los fósiles proceden de tierras federales o de otros países, y algunos comerciantes han enfrentado problemas legales. El cazador de fósiles Peter Larson, del Black Hills Institute of Geological Research en Dakota del Sur, fue condenado a 18 meses de prisión en 1996 por violaciones aduaneras tras ser acusado de extraer fósiles de terrenos públicos. Peter y Neal Larson, cazadores de fósiles (TIMOTHY LARSON/BHIGR) El comerciante Eric Prokopi fue sentenciado a tres meses en 2013 por contrabando de fósiles extranjeros. En 2015, el actor Nicolas Cage devolvió un cráneo de dinosaurio adquirido por 276.000 dólares en 2007 al gobierno de Mongolia, tras descubrir que podría haber sido robado; la transacción se vinculó a Prokopi, ya que la galería que vendió el cráneo había negociado previamente con el comerciante condenado. El auge de los cazadores comerciales, que extraen fósiles para venderlos al mejor postor, ha generado críticas por su impacto en la ciencia. Excavando al doble de ritmo que los museos, estos operadores priorizan el beneficio económico y, en ocasiones, informan directamente a coleccionistas como Frahm cuando descubren nuevas piezas. Montana, Wyoming y las Dakotas concentran gran parte de estas actividades. El resultado es que los museos y las instituciones científicas quedan desplazados por los grandes capitales. Un estudio reciente del paleontólogo Thomas Carr de Carthage College revela que 71 fósiles de T. rex están en manos privadas, frente a 61 en colecciones públicas, y solo el 11 % de los huesos comercializados acaba en instituciones. Carr sostiene que la muestra pública de T. rex “sería más del doble si no fuera por los intereses comerciales en tierras privadas del oeste estadounidense”, y ha calificado a estos operadores de “ladrones del tiempo”. Esqueleto del T-Rex "TRX-293 TRINITY" antes de una subasta en Zúrich en 2023 (REUTERS/Denis Balibouse) El paleontólogo estadounidense Steve Brusatte, de la Universidad de Edimburgo, lamenta que los fósiles se conviertan en “juguetes para ricos”, lo que equivale a perderlos para la ciencia: “Desaparecen, se vuelven fantasmas” si un coleccionista los encierra en su mansión. Además, expertos han denunciado la extracción de fósiles en tierras indígenas, especialmente en el oeste de Estados Unidos. Algunos museos rechazan comprar fósiles a cazadores comerciales porque los consideran “científicamente inútiles” si no están en dominio público, según Jack Horner, ex paleontólogo jefe del Museum of the Rockies en Bozeman, Montana, e inspiración para el personaje de Alan Grant en Jurassic Park. En 2019, paleontólogos estadounidenses propusieron incluso prohibir globalmente la venta comercial de fósiles de dinosaurio. El profesor de zoología David Hone, de la Queen Mary University of London, resumió en The Guardian el dilema: “Es imposible ignorar el efecto del comercio de fósiles, ya que inevitablemente fomenta la excavación y exportación ilegal desde países que han prohibido estas ventas. No es difícil comprender la frustración de un científico al ver cómo un hallazgo paleontológico de primer nivel se pone a la venta”.

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