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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/08/2025 02:35
Javier Milei, en cadena nacional. Mensaje contra el Congreso Javier Milei eligió el camino del mensaje por cadena nacional para descargar un discurso desafiante sobre el Congreso. Resultó el primer síntoma del impacto provocado por la última andanada de Diputados, que agranda el reto que enfrentan sus últimos vetos. Acompañado por la primera línea del equipo económico, el Presidente escenificó una respuesta política antes que práctica, algo así como el primer acto de campaña luego del cierre de alianzas electorales, con el usual formato “anti-casta”. Y en esa línea, trató al Congreso como un todo opositor, una exageración absoluta aunque con un punto cierto: ilustra una reacción extendida frente a su modo de entender el poder. Nadie, ni el más hábil exponente del archipiélago opositor, puede adjudicarse como jugada exclusivamente propia haberle provocado a Olivos una docena de derrotas en una sola sesión de Diputados. La franja más dura de bloques tiene que operar muy bien y sin fisuras para arañar el quórum, es decir, 129 legisladores sentados en sus bancas a la hora establecida. Esta semana volvió a ir más allá: sumó treinta a ese número en el momento de las votaciones y, otra vez, llegó a anotar en el tablero la cifra excepcional de los dos tercios. Mucho de lo que terminó pasando, sin dudas, tiene que ver con el oficialismo, sus limitaciones para asegurar un juego político más razonable, no sólo en el Congreso. Existe un antecedente cercano y hasta mayor, asociado de manera directa a lo que ocurrió en la Cámara baja. Se trata del increíble acuerdo de todos los distritos del país para impulsar dos proyectos que exponen malestar de arrastre por la falta de respuesta a reclamos vinculados con cierto deterioro de la coparticipación y congelamiento de obras públicas. Ese entendimiento global de los gobernadores derivó en dos iniciativas -reparto de ATN y distribución del Impuesto a los Combustibles Líquidos- que aprobó el Senado y dio ahora su primer paso en Diputados. No hubo en la previa gestos de Olivos para desarmar ese increíble, heterogéneo y hasta contradictorio frente. Quizás, la apuesta a una rápida dispersión en base a acuerdos individuales. Transcurrió bastante más de un mes desde la movida inicial en ese tablero. Tiempo cruzado por versiones de tratativas con jefes provinciales que dejaron poco y nada. Lo que sucedió esta semana tiene mayor volumen porque, en rigor, es doble el antecedente: en aquella sesión, el Senado dio impulso efectivo a los proyectos de los gobernadores y, también, sancionó las leyes de recomposición de jubilaciones, emergencia del sistema de discapacidad y moratoria previsional. Ese último texto es el que tiene menos posibilidades de superar los vetos formalizados el lunes por Milei, que deben enfrentar el capítulo del Congreso. El punto es qué puede ocurrir con los otros dos rechazos presidenciales: son temas de diferente impacto social y serán tratados en el anticipado clima de campaña. Vale un repaso de las votaciones de esta semana en Diputados. Son las pinceladas de un cuadro delicado para el oficialismo frente a la exigencia de nuclear al menos un tercio de los diputados para sostener los vetos presidenciales. Eso mismo hace más que frágil la chance del proyecto -ruidoso, de mínima-- que el Presidente dijo que enviará al Congreso para penalizar a legisladores que “atenten” contra el equilibrio fiscal. Son significativos los números registrados por el tablero y la composición al desgranar los resultados. El proyecto de financiamiento universitario fue aprobado con 158 votos a favor, 75 en contra y 5 abstenciones. Además del conjunto mayoritario de los impulsores -UxP, Encuentro Federal, los radicales de Democracia para Siempre, entre otros-, sumaron a la mayoría de los integrantes de la bancada de la UCR, un puñado del PRO, peronistas que jugaban como aliados (de Tucumán, de Salta), provinciales de buenos puentes con el Gobierno. Algo parecido ocurrió con la emergencia en pediatría -con foco en la situación del Garrahan-, que alcanzó los dos tercios: 159, contra 67 y 4 abstenciones. Sesión en Diputados. Nueva tanda de derrotas para el oficialismo En los dos casos, fueron notables algunas ausencias, además de abstenciones. Allí, se destacaron algunos integrantes del PRO y diputados alineados habitualmente con el mendocino Alfredo Cornejo, el chaqueño Leandro Zdero y el entrerriano Rogelio Friderio. En otras palabras, fueron expresiones de espacios radicales y amarillos que en sus distritos sellaron acuerdos con LLA, camino a octubre. Está claro que el oficialismo no controla ni Diputados ni el Senado, pero no se trata de una cuestión exclusivamente numérica. En otros capítulos de la gestión mileista, se aseguró mediante alianzas amplias el manejo de las dos cámaras. Y aprobó, en algunos casos con cambios, iniciativas vitales para Olivos, como la Ley Bases y el aval a las tratativas con el FMI. Entonces, fueron necesarias negociaciones políticas, en el terreno legislativo y con jefes provinciales. En las últimas entregas del Congreso resistidas por el Gobierno predominó la cerrazón política, y básicamente ideológica, del oficialismo. Cosechó poco en los contactos retomados y, además, no dio señales de apostar a la división de la extraña convergencia del total de distritos. Se ha dicho: en ese terreno, sólo cuatro o cinco gobernadores se mantienen en posiciones de dureza -con Axel Kicillof en primera línea- y el resto, mayoritario, expone desde posiciones abiertas al diálogo hasta actitudes de socios. Además de esa lectura más amplia -que incluye y trasciende al Congreso-, las últimas votaciones dejaron al menos otro par de mensajes. Uno podría resumirse como la dificultad de los legisladores para mostrarse abiertamente en contra de temas sensibles, en esta oportunidad especialmente el caso del Garrahan. Y otro, ligado a este, expone interrogantes sobre el tratamiento de los vetos del Presidente a las leyes de recomposición de jubilaciones y atención al sistema de discapacidad. Todo ocurrió en las horas de inscripción de alianzas para la elección de octubre. El oficialismo anotó su marca en todos los distritos, con el dato saliente del cierre porteño con el PRO, después del trato bonaerense. Otra señal significativa: selló alianzas sólo con cuatro oficialismos locales: además de la Ciudad de Buenos Aires, acordó en Mendoza, Entre Ríos y Chaco. No es difícil advertir la huella de los intentos de disputa por el poder territorial en otras provincias, junto a la tensión por los reclamos de fondos. En apenas ocho días, va a terminar el plazo para anotar las listas de candidatos. Las negociaciones serán intensas en todos los frentes, a pesar de haber registrado las alianzas. Y diez días después de ese paso, quedará abierta formalmente la campaña. De hecho, la carrera ya comenzó. Milei lo dejó expuesto en la cadena nacional con frases que, si no fuera juego de campaña, hablarían de una situación institucional alarmante: dijo que el Congreso apuesta a la “quiebra nacional” y juega al “sabotaje” del Gobierno. Fue una ratificación de su línea discursiva. Otra postal había sido dejada por la presentación de la alianza LLA en territorio bonaerense. Allí, fue dibujado un “Nunca más” en la bandera contra el PJ/K. Una consigna bastardeada por el kirchnerismo y ahora embarrada por el mileismo. Mal arranque.
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