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  • Los detectives insomnes de Elisa O’Farrell o las manos de la soledad

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/08/2025 06:54

    En “Dormir sobre un volcán”, la artista presenta sus nuevas pinturas en que ingresan en el mundo de las series de detectives Tras atravesar un telón negro, la sala de la planta baja del Museo Marco La Boca se inunda de la particular luminosidad furtiva de Elisa O’Farrel (Buenos Aires, 1981), quien en Dormir sobre un volcán presenta 15 nuevas pinturas en gran formato que ingresan en el mundo del streaming de detectives, pero que nos revelan una búsqueda que trasciende lo meramente representativo. Para la muestra, curada por Marcos Krämer, la pintora capturó escenas de cama de series policiales de Netflix a modo de generar una base conceptual. La génesis, comentó en un recorrido exclusivo con Infobae Cultura, se remonta a finales de 2021, cuando comenzó a experimentar con la idea de capturar frames detectivescos que atraviesen los 15 años de la plataforma en Argentina. Así, trabajó sobre, entre otras, “The Fall”, “Marcella”, “The Killing”, “Karen Pirie”, “True Detective”, “Todas las de ley”, “River” y “Broadchurch”. La elección de las series, que al inicio fue una cuestión de consumo personal, comenzó a virar hacia una reflexión más amplia sobre el fenómeno colectivo del visionado de ficciones en la era de las plataformas, como a la relación con los espacios interiores que se potenció durante y tras la pandemia. La muestra se presenta en el Museo Marco La Boca “Lo del consumo personal es más una anécdota, que también tomo como algo que sé que es autorreferencial y colectivo al mismo tiempo, como lo del consumo de las series, por más que sean o no de detectives, es algo que nos está pasando a todos”, explicó O’Farrell. Y agregó: “En un momento me di cuenta de que los detectives son también víctimas. En general, están buscando al asesino, pero para mí, en este proyecto, es más como descifrar en qué estamos como sociedad, como ese no poder distinguir cómo el estado actual de las cosas nos abruma y no encontramos la salida”. La influencia de las plataformas en los hábitos de sueño se hace evidente en una de las frases que más la impactó durante su investigación: “Mi mayor enemigo es el sueño suele decir en entrevistas el fundador de Netflix. En búsquedas posteriores descubrí estudios que afirman que dormimos dos horas menos desde que existen estas plataformas”. “Lo que hice fue agarrar el personaje de ficción, pero intentar que se los digiera como si fuesen sus propias vidas, que era también lo que me estaba pasando a mí en un momento, como tumbada, consumiendo capítulos y capítulos de una serie”, comentó. La cuestión de las series es un punto de partida para explorar la intimidad, la incertidumbre contemporánea y su insomnio consecuente En Dormir sobre un volcán la cuestión de las series es un punto de partida para explorar la intimidad, la incertidumbre contemporánea y su insomnio consecuente, el borramiento de la realidad y la ficcionalización de la vida propia. La exposición invita al espectador a sumergirse en un universo pictórico donde la frontera entre lo real y lo ficticio se desdibuja, y donde la soledad y la búsqueda de sentido se entrelazan. Esta mirada sobre la intimidad, así como la relación con ese afuera, de O’Farrell proviene de un camino en el que la artista fue construyeno ladrillo a ladrillo en proyectos anteriores en los que fue dejando “pistas que para la siguiente”. De las series "Casas sin gente" y "Livings" En Casas sin gente, las enormes acuarelas de 2016, recreó vidrieras de negocios en las que la presencia humana se presentaba fantasmagórica, a través de los reflejos, mientras que en Livings (2017) se atraviesa esa vitrina para ingresar a los hogares inhabitados, a través de los grabados en aguafuerte y aguatinta. En los grabados de Sala de Estar (2018) las protagonistas ya son las hogares, inmersos en territorios de profusa naturaleza, mientras que en Un desastre manifiesto (2019) los edificios son atravesados por la tragedia, por lo urgente, por el abandono. De "Sala de Estar" y "Un desastre manifiesto" Hasta entonces lo humano era un rastro, una presunción, una memoria, y ya en los óleos de Cuando se caen las paredes, por la que recibió el premio en obra de arteba 2021, el premio 8M y tuvo una muestra en el Museo Sívori en 2022, estos mundos colisionan en las piezas pensadas como un libro abierto -que tienen una hermosa edición recién publicada, además-, donde conviven una escena del exterior, en la que ocurría un desastre, y una interior, en la que la vida continuaba como si nada sucediera. Hay todavía allí dos instancias separadas. En Cuando se caen..., O’Farrell comienza a explorar el traspaso del concepto de La sociedad del espectáculo de Guy Debord hacia la intimidad a partir de la creación de ficciones propias en Instagram, de donde se nutrió de las imágenes para las composiciones. Las pinturas de "Cuando se caen las paredes" por las que recibió el premio en obra de arteba 2021 (Gustavo Gavotti) Ya en esta serie del espacio de La Boca, ese exterior en tanto trágico convive dentro de esos mismos personajes y eso se expresa no sólo en la figuración, en las poses, sino también en una composición pictórica que escapa de los bordes establecidos. En su proceso, O’Farrell decidió trabajar en un formato que replique el tamaño de una ventana estándar, 1,85 por 1,00 metros, lo que invita a espiar dentro de estas intimidades desde ese “afuera” que es, a la vez, la pantalla real por la que se ingresa o se espía a las vidas ajenas, aunque sea por un segundo cuando de transeúntes se gira la cabeza hacia alguna escena doméstica. A través de la disposición de las obras en la sala, los espectadores forman parte de un “congreso de insomnes” con las obras dispuestas en ángulos de 90 grados y creando cubículos que van permitiendo una continuidad visual entre las obras, un descubrimiento constante. La paleta cromática de O’Farrell es otro de los sellos distintivos, a través de la cual genera una continuidad con la serie anterior. Si bien, asegura que no es plenamente consciente de su proceso de selección de colores, reconoce que hay “una influencia de sus trabajos anteriores” en “elementos conceptuales como el fuego”. La pintora capturó escenas de cama de series policiales de Netflix “En Cuando se caen..., como conceptualmente el tema del fuego era muy importante, empecé a fundirlas todas con amarillo limón, que después desaparece pero sigue vibrando. Y me parece que ese es el condicionante de que la paleta vaya hacia un lugar”, detalló. Así, esa tonalidad genera una calidez que refuerza esa sensación de lo privado que se abre, de la misma manera que un recuerdo se idealiza. A su vez, esa pátina previa a lo figurativo chorrea en diferentes partes, volviendo movediza a la escena, rompiendo con su rigidez, a través de una superposición de capas y el uso de pigmentos diluidos. “Quiero que la parte donde está apoyado el personaje, que supuestamente es la parte estable, hacerlas inestables. La primera capa es una deformidad. Después yo busco el realismo, pero dejando huellas. Y me empezaron a venir estas imágenes de volcanes. Vi muchos documentales y me parecía que era un buen elemento para dar esa sensación”, dijo. Las obras poseen una vibración y una tensión interna, en sintonía con la incertidumbre que se expresa con mayor potencia a partir del protagonismo que toman las manos Las obras poseen una vibración y una tensión interna, en sintonía con la incertidumbre que se expresa con mayor potencia a partir del protagonismo que toman las manos, en las que se centra lo dramático al difuminar los rostros, que se vuelven irreconocibles. Las manos de O’Farrell no son, citando a Peteco, como “pájaros en el aire”, más bien garras rapiñeras que aprisionan al vuelo o yacen tensas aún en el descanso, manteniendo una continuación de esa angustia en los diferentes estados de consciencia. Los protagonistas están presos de aquello que el entorno, la vida, etc, les marca, y a la vez de sí mismos y lo refuerza al “agrandar la figura y escoger el tamaño del espacio”, como en un efecto cinematográfico de travelling compensado (retrozoom). En la última obra realizada para la serie, la disolución de la individualidad es total, la pérdida de los rasgos de ese hombre sentado, en que rostro, cuerpo y manos comienza a fundirse con sobre un sillón verde recuerda a lo que le sucedía, otra vez en el campo del cine, al villano y los otros nazis de Indiana Jones y los cazadores del arca (1981), quienes por mirar a la luz que salía del aparato tecnológico terminaron derritiéndose. Al terminar el recorrido, surge la única pintura sin presencia humana Al terminar el recorrido, surge la única pintura sin presencia humana. Un ventanal interior enfrenta a todo ese “congreso de insomnes”. Es tanto el objeto a partir del cual podríamos observar a estos cuerpos en su intimidad disociada como, quizá, una invitación poética hacia una escapatoria, una sugerencia sobre que la vida allí afuera continúa. Y no tanto en esa luz artificial. *“Dormir sobre un volcán” de Elisa O’Farrell, en el Museo Marco La Boca, Av. Almte. Brown 1031, CABA. Viernes a domingo de 12 a 20 hs. Entrada: $ 800 estudiantes; 1500, residentes; 3000, Mercosur; 5000, extranjeros. Residentes de La Boca, gratis Fotos: Gentielza Museo Marco

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