01/08/2025 21:45
01/08/2025 21:44
01/08/2025 21:44
01/08/2025 21:43
01/08/2025 21:43
01/08/2025 21:43
01/08/2025 21:42
01/08/2025 21:42
01/08/2025 21:41
01/08/2025 21:41
» Diario Cordoba
Fecha: 01/08/2025 04:29
Todo lo que requiera tesón debe de ser duro: desempeñar un trabajo que exija esfuerzo físico, trabajar el campo y depender de variables ajenas a la propia voluntad, ser deportista de élite, o bien cabeza de familia y manejar el timón a todas horas. Completar una carrera universitaria desde el principio hasta el final también solía ser una tarea harto difícil. No estamos para que pretendan empatar con nosotros quienes no conocen lo que cuesta rematar –física, emocional y económicamente– cada uno de los verdaderos créditos. Dejando al margen el hecho de que la universidad española está muy lejos de poder presumir de nada, el alumno que concluye unos estudios superiores ha tenido que realizar un periplo que, normalmente, ha conllevado una lucha intelectual que solo experimenta quien de verdad alcanza la meta. En ocasiones, es complicado ser admitido en la lid, pues ya se impone en la línea de salida una nota de corte que hay que superar. Una vez en carrera, cada área, departamento, asignatura, profesor, contenido, examen, trabajo y evaluación tienen su propia historia, y, con ella, hay años, meses, semanas y días que igualan un domingo a un martes, o la Navidad a cualquier jornada común del año. Hace tiempo que algunos políticos quieren ponerse a nuestra altura intentando equiparar el nivel de su fantaseado currículum al de quien sí hizo lo que parece fácil resumido en pocas líneas. No hay derecho y no tienen vergüenza, ninguno: desde Noelia Núñez, que recientemente ha reconocido no poseer ningún título universitario, hasta el presidente, quien nunca ha desmentido no haber escrito, ni leído, una tesis doctoral que lleva su nombre. Ninguno. *Lingüista
Ver noticia original