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  • 25 años sin René Favaloro: la corrupción que tiró del gatillo directo al corazón

    » Facundoquirogafm

    Fecha: 30/07/2025 11:21

    1x El 29 de julio de 2000, una fecha que marcó a Argentina, el doctor René Favaloro, reconocido por revolucionar la cirugía cardiovascular con el bypass aortocoronario en 1967, decidió quitarse la vida. Sus últimas horas estuvieron cargadas de angustia al ver cómo su gran sueño, la Fundación Favaloro, se desmoronaba sin el apoyo de nadie. Pocas horas antes de su muerte, dejó plasmado su profundo cansancio y su negativa a ceder en sus principios éticos: "No puedo cambiar, prefiero desaparecer. (...) Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata. No puedo cambiar". El colapso de la Fundación no se debió a una mala gestión, sino a una deuda abrumadora de más de $40 millones que acumulaba la institución, de los cuales más de $18 millones eran adeudados por el Estado y diversas obras sociales. La principal deudora era IOMA, seguida por PAMI. A pesar de ser un centro modelo en Latinoamérica y de su compromiso con la medicina solidaria al nunca rechazar a un paciente por falta de recursos, las prestaciones ya realizadas de alta complejidad nunca fueron pagadas. Frente a esta crítica situación, Favaloro solicitó audiencias con funcionarios del gobierno nacional, incluyendo al entonces presidente Fernando de la Rúa, pero no obtuvo respuesta. En sus desgarradoras cartas, el cardiólogo expresó su hartazgo, afirmando: "He escrito cartas a funcionarios y empresarios de todo tipo sin recibir respuesta. Estoy cansado de ser un mendigo en mi propio país". Advirtió que, sin ayuda inmediata, la Fundación se vería forzada a cerrar, lo que significaría "la derrota del sueño por el que regresé al país". El doctor Favaloro había regresado a Argentina en 1971 con el propósito de organizar un centro de excelencia que combinara la asistencia médica con la docencia y la investigación, concibiendo la medicina como "un acto ético y solidario al servicio de los demás". Sin embargo, su persistente crítica al sistema de salud argentino, al que calificaba de "caótico, injusto y deshumanizado", y su insistencia en ver la medicina "como un servicio, no como un negocio", lo fueron aislando. Como él mismo escribió, "molestaba", y concluyó con amarga lucidez: "Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar". El 29 de julio de 2000, después de una rutina normal de trabajo, Favaloro regresó a su departamento, se preparó con "precisión quirúrgica" y dejó sobre la mesa las siete cartas, "un grito lúcido y contenido, un llamado de atención". A las 16:30, un disparo puso fin a su vida. Sus cartas no solo fueron una despedida, sino un testamento doloroso que denunció la corrupción y la indiferencia institucional, resonando hasta el día de hoy como un recordatorio de sus valores y del sistema que lo llevó al límite.

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