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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/07/2025 02:31
En la Estación Espacial Internacional los astronautas consumen agua purificada a partir del sudor la orina y la humedad del aliento (NASA) La escena parece salida de una novela de ciencia ficción: astronautas que se hidratan con el agua que, horas antes, estuvo en su cuerpo como sudor o fue exhalada en un suspiro. Pero esto no ocurre en un futuro lejano. Es parte de la vida cotidiana a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), donde nada se desperdicia y cada gota cuenta. En un entorno donde enviar un litro de agua cuesta miles de dólares, la NASA perfeccionó un sistema revolucionario de reciclaje que convierte fluidos corporales y residuos en agua más limpia que la que consume la mayoría de las personas en la Tierra. La importancia del agua en el espacio no se limita a la hidratación. También es esencial para la higiene y la preparación de alimentos. Durante años, una porción significativa del peso de las misiones espaciales se destinó a transportar agua desde nuestro planeta. La NASA logró recuperar más del 90 por ciento del agua usada a bordo gracias a un sistema de reciclaje diseñado para operar en microgravedad (NASA) Sin embargo, eso cambió cuando la agencia espacial estadounidense invirtió en desarrollar tecnología capaz de recolectar y tratar todo el líquido disponible a bordo. Como consecuencia, más del 90% del agua utilizada hoy en día en la EEI se recupera y reutiliza. En esta carrera por maximizar recursos, el avance más reciente de la NASA apunta a un objetivo aún más ambicioso: alcanzar una tasa de recuperación del 98%, necesaria para sostener viajes humanos de ida y vuelta a Marte. Esa cifra, que parecía inalcanzable hace pocos años, ya está al alcance gracias a un nuevo procesador de salmuera instalado en la estación espacial. Cómo funciona el reciclaje extremo en el espacio El agua reciclada en el espacio supera en pureza a la mayoría de las disponibles en la Tierra según estándares establecidos por la NASA La clave de este sistema está en el ECLSS, el Sistema de Control Ambiental y Soporte Vital de la NASA. Este conjunto de equipos se encarga de mantener la calidad del aire y del agua, gestionar los residuos, controlar la presión atmosférica y responder ante emergencias. Dentro de él, el protagonista es el Sistema de Recuperación de Agua, responsable de convertir los desechos líquidos en agua potable segura. En la Tierra, las aguas residuales provienen de fuentes muy variadas: lavabos, duchas, inodoros, procesos industriales o escorrentía agrícola. En el espacio, sin embargo, la situación es más concentrada y crítica. Las aguas residuales de los astronautas contienen altos niveles de urea, sales y surfactantes, derivados del uso de jabones y productos de higiene. Para lograr agua potable, el sistema espacial debe eliminar estos compuestos de forma rápida y precisa, sin margen de error. El proceso de purificación incluye filtrado oxidación catalítica y adición de yodo para prevenir el crecimiento microbiano durante el almacenamiento (NASA) “El Sistema de Recuperación de Agua del ECLSS captura y recicla casi toda el agua utilizada o generada a bordo de la estación espacial. Envía las aguas residuales recolectadas a un sistema llamado Ensamblaje del Procesador de Agua, donde se purifican para obtener agua potable segura que supera muchos estándares terrestres de agua potable”, explicó la ingeniera Berrin Tansel, experta en tratamiento de aguas residuales en microgravedad. El proceso es meticuloso y consta de varias etapas. Primero, los líquidos se filtran para eliminar partículas en suspensión. Luego, otros filtros retienen sales y contaminantes orgánicos. En una tercera fase, un sistema de oxidación catalítica usa calor y oxígeno para descomponer los compuestos restantes. Como paso final, se le agrega yodo al agua para evitar el crecimiento de microorganismos durante el almacenamiento. El sistema recolecta agua de la orina, el sudor, el aire exhalado, la higiene personal y la condensación para convertirla en agua potable segura (NASA) Pero el desafío no termina allí. Una vez que el sistema recupera el 75% del agua de la orina mediante calentamiento y compresión al vacío, aún queda una fracción líquida conocida como salmuera. Durante años, esa parte no se aprovechaba. La novedad es que la NASA desarrolló un procesador específico para tratar esa salmuera. Este dispositivo evapora el agua restante con aire caliente y seco. Luego, un filtro retiene los contaminantes y el vapor limpio se condensa nuevamente en forma líquida. Así, se logra aprovechar prácticamente cada gota. Además, el sistema recoge humedad directamente del ambiente. El sudor, la transpiración nocturna, la humedad del aliento e incluso el agua utilizada para la higiene personal se condensan en el aire de la cabina. Luego, se redirigen al mismo circuito de tratamiento, lo que incrementa todavía más la eficiencia. “Los sistemas de recuperación de agua utilizados en el espacio emplean algunos de los mismos principios que los de tratamiento de agua terrestres. Sin embargo, están diseñados específicamente para funcionar en microgravedad con un mantenimiento mínimo. Además, deben funcionar durante meses o incluso años sin necesidad de repuestos ni intervención manual”, detalló Tansel. Detrás de esta sofisticación se encuentra una necesidad crítica. En la microgravedad no hay lluvias ni ríos, y la reposición desde la Tierra tiene un alto costo económico y logístico. Por eso, cada componente fue diseñado para durar, resistir y operar de manera autónoma. El sistema ECLSS controla aire presión temperatura residuos y agua para mantener con vida a las tripulaciones en la Estación Espacial Internacional (NASA) Los beneficios no se limitan a las misiones espaciales. Muchos de los avances en purificación desarrollados por la NASA se utilizan hoy en día en la Tierra. Desde sistemas de filtrado domésticos hasta tecnologías para tratar agua contaminada en zonas remotas, el conocimiento generado por las necesidades espaciales se convirtió en soluciones aplicables a contextos tan diversos como la industria, los hogares o las emergencias humanitarias. “Pocos desafíos son más urgentes para la agencia espacial que la necesidad de agua limpia. El agua es pesada, mucho más que el hidrógeno líquido y el oxígeno que la NASA utiliza como combustible para cohetes, y cada libra lanzada al espacio cuesta miles de dólares. Por eso, en la estación espacial, nada se desperdicia: el sudor, la orina e incluso la humedad del aliento se recogen, purifican y reciclan como agua potable. Pero a pesar de su origen, el agua que beben los astronautas es más limpia que la que está disponible para la mayoría de las personas en la Tierra”, indicó la NASA. Los esfuerzos por alcanzar ese nivel de eficiencia no fueron fáciles. Antes de que se desarrollara este sistema avanzado, casi la mitad de la carga útil de los transbordadores espaciales era simplemente agua. Esa dependencia representaba un cuello de botella para cualquier aspiración de colonización o permanencia prolongada fuera del planeta. La NASA busca recuperar el 98 por ciento del agua a bordo de las futuras misiones tripuladas de largo alcance como las que irán a Marte (NASA) Hoy, gracias al nuevo procesador de salmuera, el porcentaje de agua recuperada se acerca al 98%, el umbral mínimo necesario para sostener una misión humana a Marte. Según estimaciones de la NASA, una misión de ida duraría alrededor de nueve meses. Una misión completa, incluyendo estadía en el planeta rojo y el regreso, podría extenderse a tres años. A eso se suma que las ventanas de lanzamiento hacia Marte solo ocurren cada 26 meses, lo que obliga a un planeamiento meticuloso y a un nivel de autosuficiencia total. “Para hacer posibles las misiones humanas a Marte, la NASA ha estimado que las naves espaciales deben recuperar al menos el 98% del agua utilizada a bordo. Si bien aún faltan algunos años para que los viajes autosuficientes a Marte sean posibles, el nuevo procesador de salmuera de la EEI ha aumentado la tasa de recuperación de agua lo suficiente como para que este objetivo del 98% ya sea alcanzable. Sin embargo, se necesita más trabajo para desarrollar un sistema compacto que pueda utilizarse en una nave espacial”, sostuvo Tansel. Cada litro de agua enviado al espacio cuesta miles de dólares, lo que impulsó a la NASA a perfeccionar el reciclaje con innovación tecnológica (NASA) Lo que ocurre hoy en la Estación Espacial Internacional no solo permite sostener la vida en órbita, sino que también sienta las bases para el próximo gran salto de la humanidad. A medida que las agencias espaciales de todo el mundo intensifican sus esfuerzos para mejorar la propulsión, automatizar los sistemas y garantizar la supervivencia a largo plazo fuera del planeta, el agua reciclada dejará de ser una rareza para convertirse en un estándar de misión. En esa transformación silenciosa, donde cada gota cuenta, se escribe una de las páginas más importantes del futuro espacial. Una historia en la que el sudor, el aliento y la orina ya no son desechos, sino la promesa líquida de una nueva era más allá de la Tierra. Una astronauta de la NASA se lava el pelo con agua reciclada en la EEI (NASA) Proceso de reciclaje de agua en la Estación Espacial Internacional hoy: Recolección: Se recolecta agua de diversas fuentes, incluyendo orina, sudor, condensado de humedad de la cabina y desechos de actividades extravehiculares. Pre-tratamiento: Se realiza una filtración gruesa para eliminar partículas grandes. Destilación por membrana: Se separan los contaminantes más pequeños a través de una membrana semipermeable. Ósmosis inversa: Se fuerza el paso del agua a través de una membrana para eliminar impurezas a nivel molecular. Desinfección: Se desinfecta el agua para eliminar bacterias y microorganismos. La NASA utiliza yodo, mientras que los rusos utilizan plata iónica.
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