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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 29/07/2025 12:52
Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon A la hora de sentarme frente a cualquier pantalla con el objetivo de disfrutar un videojuego, de forma inconsciente siempre me hago las mismas preguntas. Tengo mis géneros preferidos, mis tópicos preferidos, y en base a mi formación, experiencia y obviamente, gustos, hay ciertas cosas en las que me fijo más o le pongo más atención. Al menos para mí, un videojuego es un conjunto de aristas que se toman de la mano para conformar un producto final, y cada una de ellas puede sumar o restar, en su defecto. Cuando vi el primer avance de Primal Planet hubo mucha información que ingresó por mi retina: un bellísimo estilo pixel art, un metroidvania clásico en su esencia, dinosaurios y una historia que logró cautivar mi corazón instantáneamente. La propuesta inicial del videojuego desarrollado por Seethingswarm (equipo conformado por un solo hombre llamado Albert van Zyl) y editado por Pretty Soon comienza con una escena con la que muchos podemos generar empatía, más allá de los tiempos y contextos: una fogata encendida en medio de la nada, con una familia prehistórica acurrucada alrededor del fuego antes de que todo se desmorone. Un hombre que, inicialmente, pierde a su familia y un pequeño dinosaurio con la misma suerte, que se convertirá en nuestro sidekick. Así comienza esta mezcla inesperada de metroidvania, simulador de supervivencia y carta de amor pixelada a la era de los dinosaurios, una temática que Jurassic Park puso en lo alto del cine en 1993 pero que en los videojuegos ya tenía su pequeño nicho, con títulos como E.V.O: Search for Eden (1992), Cadillacs and Dinosaurs (1992), Joe & Mac: Caveman Ninja (1991) o Prehistorik (1991), entre otros. Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon Obviamente, luego de la película de Steven Spielberg todo se acrecentó y llegaron otros grandes exponentes como Dino Crisis (1999) o Turok: Dinosaur Hunter (1997). Incluso Ross, de la serie Friends, tenía una obsesión con los dinosaurios. Con los años todo comenzó a desvanecerse, los exponentes que salían eran parte de algo que ya habíamos visto, y no había muchas producciones -en general- que supieran explotar este fenómeno. Sin embargo, Primal Planet logra con creces aferrarse a la temática de forma exitosa. Visualmente, el juego es una joya. Es de esos exponentes que te hacen capturar la pantalla para guardar sus postales. Los ciclos del día, la fauna en movimiento, los cielos teñidos de púrpura o tonos anaranjados, todo bajo un estilo pixel art que denota una dedicación absurda a los detalles. Y es que la impronta visual cala tan profundo, que hasta logra sustentar toda su historia sin diálogos. Todo se comunica con gestos, miradas y pequeñas animaciones cargadas de intención. Técnicamente es un metroidvania, de eso no hay duda. Pero -por suerte- se aleja de muchos de los vicios del género. No hay jefes a cada rato ni combates eternos cargados de extrema dificultad. De hecho, la exploración es casi un personaje más, un elemento que propone. El hecho de poder moverse por una tierra salvaje donde cada animal puede darte un punto de experiencia o quitarte un punto de vida, lo hace aún más interesante (y por momentos, desmedido, pero ya vamos a llegar a eso). Los combates son rápidos, simples y con ese toque retro donde todo pasa volando. Las peleas, en su gran mayoría, son opcionales. Podemos combatir, pero también podemos elegir otro camino y volver un poco mejor preparados para la batalla. Si morimos, el castigo es leve, pero no viene mal guardar en cada punto que encontremos. En este sentido, el juego tiene checkpoints frecuentes, recursos fáciles de recuperar y un loop que rara vez se siente injusto. En este contexto, se siente diferente a otras grandes experiencias como Blade Chimera, Blasphemous, Bloodstained: Ritual of the Night o Ultros, por solo nombrar algunos. No es mejor ni peor, es simplemente diferente, quizás con una búsqueda más cercana a la exploración y la apreciación del todo, que a la acción intensa y explosiva. Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon Como decíamos antes, Primal Planet es un metroidvania, pero su sistema de progreso es más RPG que otra cosa: subimos stats con puntos que vamos ganando, desbloqueamos habilidades tanto para nuestro amigable cavernícola como también para nuestro pequeño dinosaurio amigo, y de esa forma vamos armando nuestro estilo de juego. El menú es simple, pero nos deja en claro que, de entrada, no podemos subir de nivel todo lo que queramos, ni podemos craftear cualquier cosa. Hay elementos bloqueados que se habilitan con el paso del tiempo, lo que nos obliga a tener que elegir bien cuál es el camino que queremos seguir. Como tercera columna, Primal Planet tiene una mecánica de supervivencia que nos permite cocinar carne para curarnos, crear antídotos, mejorar la capacidad de respirar bajo el agua, crear lanzas, crear antorchas, etc. Básicamente, todo lo que vemos en esos simples pero completos menús tiene un propósito concreto. Albert van Zyl fue un poquito más allá, y además de creaftear elementos nuevos, nos permite interactuar con los entornos, por así decirlo. Podemos lanzar carne cruda para distraer enemigos, limones para esquivar insectos, o usar lanzas como plataformas improvisadas. Como si fuese poco, nuestra base de descanso (un campamento con tiendas y todo) también se puede mejorar y usar no sólo como centro de descanso, sino como un lugar de creación de otros elementos y upgrades. Todo encaja en un ecosistema que se siente vivo, aunque no siempre amable. Por más simple que se vea la estructura 2D del juego, todo está pensado para que el ambiente general se sienta como un mundo que tiene sus propias causas y consecuencias. Siempre hay algo ocurriendo a nuestro alrededor, aunque no nos afecte directamente. Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon Como dije antes, no estamos solos en esta aventura. A nuestro lado, sigiloso y pendiente de todo lo que ocurre en nuestra cercanía, tenemos a un pequeño dinosaurio fiel, listo para atacar y defendernos. No es fuerte en primera instancia, pero es ágil, inmortal y realmente encantador, aunque sea un cúmulo de píxeles. El juego te permite también reclutar a otros personajes, cada uno con habilidades distintas que nos van a ayudar en los momentos de combate y, aunque no sean muchos, toda ayuda se siente una bendición. Primal Planet se esfuerza por crear un sentido de cordialidad, incluso en épocas prehistóricas. La sensación de comunidad está ahí, se siente palpable no solo al exponer esa breve separación de nuestra familia, sino que más tarde, cuando nos volvemos a reunir con ellos, podemos abrazar a nuestra pareja, cargar y llevar en nuestra espalda a nuestra pequeña descendencia y luchar junto a otros cavernícolas colegas. Como broche de oro, el momento de calmarnos se ve representado con toda nuestra familia alrededor de una cálida fogata. Como pasaba en el Tomb Raider de 2013, ese momento de fogata al aire libre no solo nos resguarda del frío y la intemperie, sino que también era el acceso directo al menú de crafteo y upgrades. Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon ¿No mencioné a los alienígenas? Seguramente se me pasó, pero sí, Primal Planet tiene alienígenas. Así como antes mencioné todo ese ecosistema lleno de vida que propone el diseño general del juego, como delfines saltando en el fondo, a los pocos minutos de juego podemos ver unas naves que se desplazan por los cielos. Es el primer indicio de que en ese pasado, en esa época donde los Tiranosaurio Rex surcaban la tierra en busca de alimento, una invasión alienígena ocurría de fondo. ¿Por qué? No hay un porqué concreto, y creo que lo correcto sería: ¿por qué no? Narrativa y visualmente, creo que hay una perfecta sincronía entre naturaleza salvaje y tecnología extraterrestre, no sólo como recurso visual, sino también como foco para abrir la puerta a temas como la colonización, la explotación y el choque entre lo ancestral y lo artificial. Si nos ponemos en los zapatos de nuestro personaje, hay una ruptura de su normalidad no sólo por catástrofes naturales, sino también por invasores del espacio y otros seres humanos que no tienen buenas intenciones (¡parecen caníbales!). No importa desde qué lugar venga el ataque: sea quién sea, termina siendo un perpetrador, alguien que quiere irrumpir en nuestro tranquilo y apacible estilo de vida y se mete con nuestra familia. Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon No puedo dejar de decir que perderse en los inmensos pagos de Primal Planet es moneda corriente. El mapa (puntualmente), en cuanto a diseño y propósito, es vago y -muchas veces- sin demasiada utilidad. Hay momentos en los que comenzamos a dar vueltas, yendo y viniendo decenas de veces por el mismo lugar sin saber qué nos falta para poder avanzar. Pero el verdadero problema llega cuando el juego intenta sostenerse a lo largo del tiempo. Las mecánicas de juego se sienten muy bien, pero en lo repetitivo encuentran su calvario. El ritmo inicial es tan potente y dinámico, que el resto del juego lucha por mantener ese nivel de intensidad emocional y por momentos tambalea. Algunos jefes son memorables y otros, olvidables. A veces, una mosca de no más de cinco píxeles nos quita la misma cantidad de energía que un velociraptor cargado de violencia, y se siente frustrante. Por decirlo de alguna forma, la poca ayuda que propone el mapa, lo repetitivo del juego en su extensión, y algunas cuestiones de equilibrio en la dificultad podrían ser los tres puntos flojos, pero nada de esto rompe la experiencia final. Más allá del resultado final (que sin duda es muy positivo), me es imposible no contemplar el contexto global y mantener en lo alto el hecho de que este videojuego está hecho por una sola persona. Primal Planet - Desarrollador: Seethingswarm - Distribuidores: Pretty Soon Con Primal Planet tuve de esas sorpresas que rara vez se dan, donde sin conocer a fondo lo que estaba por jugar, terminé descubriendo una propuesta que superó ampliamente mis expectativas, gracias a un pulido muy interesante de todos sus apartados. Me pasó cuando jugué Blackthorne (1994) que me vino en alguna revista del momento. Me pasó con Gobliiins (1991), cuando un amigo me quiso prestar el Ghosts ‘n Goblins pero por un error me terminó dando otro diskette. Y -entre otros- me pasó también con este Primal Planet, un título que sólo elegí revisar por esa relación fiel entre hombre-mascota que llegó profundo a mi lado emocional, donde finalmente me terminé encontrando con una más que grata sorpresa pixel art. 8 Dinomanía pixelada Primal Planet es un metroidvania pixel art con mecánicas de supervivencia, exploración libre, progresión tipo RPG y una emotiva historia sin diálogos, protagonizada por un cavernícola y su dinosaurio compañero. Revisado en PC Plataformas: PC
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