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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 29/07/2025 04:56
Evitar la mirada directa puede interpretarse como signo de inseguridad, timidez, nerviosismo o incluso deshonestidad (Imagen Ilustrativa Infobae) El contacto visual representa un factor esencial dentro de la comunicación no verbal, ya que permite transmitir mensajes que van más allá del lenguaje oral. En ese sentido, en un artículo académico de la Universidad Complutense de Madrid, el psicólogo y antropólogo estadounidense Albert Mehrabian señaló que el lenguaje verbal sirve principalmente para transmitir información, mientras que la comunicación no verbal expresa estados y actitudes personales. De acuerdo con sus investigaciones, en un intercambio cara a cara solo el 35% corresponde a palabras y el 65% se atribuye a aspectos no verbales. Así, evitar mirar a los ojos durante una discusión puede expresar diversas emociones vinculadas con falta de seguridad, timidez o nerviosismo. Además, suele interpretarse como posible indicador de deshonestidad, pero no siempre es así. La falta de contacto visual también puede relacionarse con el trastorno de ansiedad social, según expertos en salud mental (Imagen Ilustrativa Infobae) Según el doctor Ronald E. Riggio, profesor de Liderazgo y Psicología Organizacional en Claremont McKenna College, Estados Unidos, la mirada puede emplearse con la intención de engañar. “Nuestra propia investigación sobre el engaño (Riggio y Friedman, 1983) descubrió un hallazgo interesante: aunque comúnmente se cree que un mentiroso no puede mirarte a los ojos, nuestros resultados sugirieron lo contrario. Cuando se les pidió a las personas que dijeran la verdad o mintieran, los mentirosos tendían a entablar más contacto visual que cuando decían la verdad. ¿Por qué? Porque probablemente conocían la creencia común sobre el engaño y compensaban en exceso con los ojos cuando mentían”, planteó en Psychology Today. Según un artículo publicado en el blog del Programa de Negociación (PON) de Harvard, desviar la mirada durante una negociación puede proyectar desinterés, nerviosismo o falta de preparación. En cambio, mantener el contacto visual transmite compromiso. Complementar la mirada con otros gestos de escucha activa, como asentir, mostrar expresiones faciales adecuadas, sonreír o inclinarse hacia adelante, favorece que el interlocutor continúe participando y ofrezca información relevante sobre sus objetivos y necesidades. Otra postura afirma que el cerebro no puede manejar las tareas de pensar las palabras correctas en una conversación y focalizarse en una cara al mismo tiempo. Esto lo planteó un estudio publicado en Cognition. Esta actitud se adopta con frecuencia cuando alguien está tratando de encontrar palabras que utiliza con poca frecuencia. “Aunque el contacto visual y el procesamiento verbal parecen independientes, la gente suele evitar mirar a los ojos de sus interlocutores durante la conversación”, señaló la investigación. “Lo que sugiere que hay interferencia entre estos procesos”, concluyeron los investigadores. La ansiedad social y el contacto visual En ese sentido, según un estudio citado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), “el miedo excesivo al escrutinio es una característica definitoria del trastorno de ansiedad social. El contacto visual puede provocar la sensación de ser examinado, y aunque este temor es común en personas con trastorno de ansiedad social, se ha estudiado poco”. Según Mayo Clinic, experimentar nervios ante ciertos contextos sociales resulta habitual. Situaciones como acudir a una cita o realizar una presentación pueden generar esa incómoda sensación en el estómago. Sin embargo, en el caso del trastorno de ansiedad social, también conocido como “fobia social”, actividades cotidianas provocan niveles elevados de ansiedad, inseguridad y vergüenza debido al temor a ser observado o juzgado por otros. Persona mordiéndose las uñas (Imagen Ilustrativa Infobae) Entre los signos característicos de este trastorno se encuentran: Miedo a contextos donde exista la posibilidad de ser evaluado por otros Angustia frente a la posibilidad de sentirse avergonzado o humillado Temor intenso ante la interacción o el diálogo con personas desconocidas Inquietud por la posibilidad de que los demás perciban los síntomas de ansiedad Preocupación por manifestaciones físicas como ruborizarse, sudar, temblar o notar alteraciones en la voz Abandono de actividades o relaciones para evitar pasar situaciones embarazosas Rechazo a contextos donde se pueda atraer la atención sobre uno mismo Anteriormente, Jorge E. Catelli (MN 19868), psicoanalista miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y profesor e Investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) explicó los detalles de este trastorno a Infobae. Una investigación reveló que durante una conversación las personas tienden a desviar la mirada para encontrar las palabras correctas (Imagen Ilustrativa Infobae) “El trastorno de ansiedad social es un temor intenso y persistente en el tiempo a ser observado y juzgado por los demás. Ese juzgamiento, en general, proviene en apariencia de los otros, sin embargo tiene un fuerte anclaje en el propio psiquismo, en instancias de autoobservación muy severas, de autoexigencia, de desborde de aplastamiento de los ideales que, a su vez, provienen en general, de historias de exigencias estimuladas por los ambientes sociales y familiares”, indicó Catelli. Este miedo puede afectar en el trabajo, la escuela y otras actividades diarias, advirtió el experto. “Incluso puede dificultar hacer nuevos amigos y conservarlos”, precisó. Las situaciones más frecuentes que ocasionan ansiedad social son: hablar en público; mirar a los ojos a personas que no se conoce bien, concurrir a eventos sociales; hacer una conquista amorosa; comer o beber en público; hacer una representación ante personas; dirigirse a personas de autoridad; rendir examen; ser el centro de atracción; hacer una llamada a gente desconocida, entre otros.
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