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  • Por decisión propia una mujer de 38 años vive en un geriátrico

    Parana » NSA

    Fecha: 28/07/2025 20:46

    Por decisión propia una mujer de 38 años vive en un geriátrico Tras terminar una larga relación con su pareja, una mujer de 38 años, decidió que era hora de empezar de cero y se mudó del piso que compartía con su pareja en Melbourne. Los siguientes dos meses estuvo alojándose en un Airbnb, pero le resultó costoso y trató de alquilar un departamento pero ninguno la convenció. Pero cuando visitó a su tía en una residencia de ancianos y le contó que buscaba alojamiento, la anciana le preguntó si quería probar un piso que acababan de abrir en la residencia, informa Odditycentral. La mujer dice que su vida allí es «maravillosa» (Instagram). “Llevo poco más de un año viviendo en la residencia de ancianos. He dejado de considerarla un trampolín hacia un lugar mejor y ahora la veo como mi hogar”, declaró la australiana a Business Insider. “Nunca me he sentido fuera de lugar, y vivir con gente que no tiene prisa ni está obsesionada con la tecnología ha sido excelente para mi salud mental. Es una especie de refugio”. Le resulta barato Para empezar, el departamento de dos habitaciones en la residencia de ancianos es barato. Cuesta solo 500 dólares australianos (U$S 330), incluyendo la tarifa de servicio, mientras que un departamento de dos habitaciones promedio en Melbourne suele costar entre 2800 y 3200 dólares australianos (U$S 2.000). La mujer paga U$S 330 por un departamento de dos habitaciones en el geriátrico (Twitter). Aunque la mayoría de la gente le pregunta si no le resulta aburrido vivir en una residencia de ancianos, esta mujer de 38 años afirma que lo considera terapéutico. Se despierta con el suave aroma de las bebidas de sus vecinos, disfruta de un café, lee el periódico y suele dar un paseo corto por la mañana, indica Odditycentral. Luego toma clases de yoga en silla, anda en bicicleta, juega al bingo todos los miércoles e incluso consigue hacer algún trabajo freelance. Por las noches, «camina hasta el supermercado o restaurante cercano, hornea o se sienta en el porche y rememora recuerdos en conversaciones interminables». “He encontrado una paz inmensa aquí, y es mi definición de una vida maravillosa. Es reconfortante saber que los 70 y los 80 no son tan malos después de todo. Como he aprendido de quienes me rodean, aún se puede tener iniciativa, hacer voluntariado, hacer amigos y empezar nuevas aficiones, sin importar la edad”.

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