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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 27/07/2025 12:41
Este viernes 25, el Museo Azotea de Lapalma cobró vida con “Los que aún habitan”, una experiencia teatral que fusionó teatro, patrimonio y memoria en una velada inolvidable. Este viernes se vivió una noche fantástica en el Museo Azotea de Lapalma (esquina Jujuy y San Luis), donde cien visitantes -capacidad distribuida en funciones de entre 30 y 35 personas- se sumergieron en la obra "Los que aún habitan". La propuesta superó expectativas: las reservas se agotaron en pocas horas. Presentada para mayores de 16 años, la puesta sumergió al público en un recorrido dramático que narró la historia de antiguos moradores de la casa a través de temporalidades paralelas y escenas fragmentadas distribuidas en distintos espacios del edificio. Frente a la alta demanda, ya se evalúan nuevas fechas para repetir este ritual escénico que convoca a mirar el pasado con ojos presentes, y a habitar el patrimonio desde el cuerpo, la palabra y la emoción. El Museo se transformó en escenario vivo: los espectadores se desplazaron entre habitaciones iluminadas y pasillos íntimos, para presenciar cuadros teatrales llenos de misterio, mística y suspenso. El relato, escrito y dirigido por Mario Damer, propuso un cruce entre ficción y memoria, donde cada escena revelaba vínculos, secretos y tensiones de quienes habitaron la casona en otras épocas. El recorrido comenzó en penumbras y avanzó hacia una intensidad emocional que mantuvo en vilo a cada espectador hasta el final. Las actuaciones fueron fundamentales para crear esta atmósfera encantada: Mario Damer encarnó a Pedro, Andrea Frutos a Úrsula, Stella Arias a María, Adriana Díaz a Rosa, Marta Riva a Isabel y Paola Liggerini a la mismísima Casa, figura viva y envolvente que se manifiesta como personaje en sí mismo. El maquillaje de Fabiana Llorens, la iluminación de Federico Corfield y la cuidada dirección escénica permitieron construir un clima denso, emocional y profundamente evocador. La producción general fue del Museo Azotea de Lapalma, con Silvio Egui acompañando la realización de esta propuesta que sorprendió al público. La Azotea de Lapalma, casona de arquitectura italianizante construida en 1830, conserva el espíritu de la historia local. Fue hogar de la familia Lapalma, espacio de producción rural y sede de vivencias profundas, como las del poeta Olegario Víctor Andrade en su infancia, y las leyendas que envuelven la figura de Isabel Frutos. Hoy, además de albergar el Archivo Histórico Municipal, se convierte en escenario de expresiones culturales que dialogan con su esencia. Desde microteatros hasta ferias de época como el "Pasaje Azotea", el Museo se reafirma como un espacio vivo, donde el arte activa los sentidos y resignifica la memoria colectiva. La Municipalidad de Gualeguaychú y su Dirección de Cultura celebran el éxito de esta función que, más que una obra, fue una experiencia inmersiva y sugerente. 'Los que aún habitan' no son solo personajes de ficción: son también los ecos de quienes dejaron su huella en esta ciudad, y que aún, de alguna forma, siguen latiendo entre nosotros.
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