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  • CLARITO! "Los católicos están entreverados en una sociedad abrumada de urgencias" dijo Monseñor Castagna

    » Corrienteshoy

    Fecha: 25/07/2025 10:02

    CLARITO! "Los católicos están entreverados en una sociedad abrumada de urgencias" dijo Monseñor Castagna El arzobispo emérito de Corrientes destacó la belleza de la oración del Padrenuestro que Jesús ofrece a sus discípulos y sostuvo: "El Evangelio es Cristo, Palabra Eterna del Padre". Mons. Castagna: 'Pidan, busquen y llamen' Sugerencia para la homilía de monseñor Castagna Monseñor Domingo Castagna, arzobispo emérito de Corrientes, recordó que "después de ofrecer a sus discípulos la bella oración del Padrenuestro, ejemplariza el valor de la perseverancia e insistencia como presupuestos necesarios para que la oración del hombre llegue a Dios". "La insistencia del vecino y amigo inoportuno, destaca la humildad suplicante y la confianza", indicó. "El convencimiento de ser escuchados crea un clima de fe capaz de trasladar montañas: 'también les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá'", aseguró citando el evangelio de san Lucas. Monseñor Castagna consideró que los católicos están "entreverados en una sociedad abrumada de urgencias y falsas expectativa que no hacen más que enrarecer la convivencia y cerrar las perspectivas para un futuro esperanzador". "El Evangelio es Cristo, Palabra Eterna del Padre", concluyó. Texto de la sugerencia 1.- Cristo, imagen visible de Dios. Cada profeta aprende a orar, orando, y así lo enseña a sus discípulos. Los discípulos ven orar a Jesús con tanto fervor, que demandan aprender de Él, y así transmitirlo a quienes estás dispuestos a seguirlo y aprender de Él. Es cuando la oración se constituye en el natural interés de la vida profética. La respuesta inmediata es la oración del "Padre Nuestro", de un contenido de enorme equilibrio, que ofrece la ocasión de revelar a Dios como Padre. Sin una clara imagen del Dios verdadero, la oración se vuelve incomprensible y de poca utilidad. La misión de Cristo: Hijo de Dios e Hijo del hombre, es presentar a Dios al mundo, con su inmensa ternura de Padre. Muy diversas y contradictorias son las imágenes de Dios que los hombres se han creado. Cristo vino a corregir esa visión, fraguada en el miedo a un Juez inclemente y justiciero. Todo en Cristo, y en el legado que ha dejado a su Iglesia, es revelación de Dios, Padre tierno y misericordioso. El ateísmo es fruto de una falsa idea de Dios. Los ateos no niegan a Dios sino a una deformada imagen que algunos creyentes transmiten de Dios. Cristo nos ofrece, en su Padre, al Dios verdadero. Más aún, Él mismo es la imagen visible de Dios: "El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: "Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí?" (Juan 14, 9-10) La historia de la humanidad es una búsqueda de Dios. Se manifiesta de maneras muy diversas, hasta el absurdo de la idolatría. Cristo es el Dios que se auto revela a los hombres, peregrinos de lo Absoluto. Los paganos de la antigüedad consideraban a los cristianos "ateos", porque negaban a los dioses del paganismo. La respuesta de un santo Obispo de la Iglesia primitiva es por demás significativa: "Es verdad, somos ateos de esos ídolos". Cuando los creyentes - cristianos - ofrecen una distorsión de la imagen de Dios, no hacen más que crear ateos. Los santos, fieles seguidores de Jesús, son transparencia, como el mismo Hijo del Padre, de la verdadera imagen de Dios. En el primer siglo de la Iglesia se entendía la conversión: de los ídolos al Dios verdadero. Cristo es el Dios verdadero, al que se convertían aquellos primeros cristianos. 2.- Cristo enseña el "Padrenuestro". Cuando los discípulos del Maestro, solicitan aprender a orar, incluyen el conocimiento de Dios que únicamente Cristo puede transmitirles. El "Padre Nuestro" es una síntesis perfecta del conocimiento del Padre: "Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". (Mateo 11, 27) La oración que Jesús crea, para el aprendizaje de sus discípulos, muestra la paternidad de Dios y su extraordinaria misericordia. Incluye la confianza filial que abre la posibilidad de que la gracia de Dios despliegue todo su poder santificador. Los fieles que recitan el "Padre Nuestro" atraen la atención de Dios Padre, como la atrajo su Hijo Divino, en el Huerto de Getsemaní. Cristo enseña a orar pero, antes, muestra cómo se hace oración. Es preciso verlo orar, y orar como Él y con Él. La práctica apostólica de la oración se aprende de Cristo. Pablo aprende de Cristo, al mantener una perseverante y continua relación con Quien no ha convivido como los Doce. El amor y fidelidad a su Maestro, garantiza y otorga eficacia a su extraordinaria labor apostólica. Las lecturas de sus Cartas, cuyo contenido desborda ciencia divina, constituyen expresiones referenciales de la Revelación. Del conocimiento de Cristo, y de su enseñanza, San Pablo se convierte en un necesario y singular transmisor. Los Doce, instituidos por Jesús, tienen la responsabilidad de asumir la misión principal de ser testigos de Jesucristo. El mundo no podrá recibir esa Noticia Buena sino por sus Apóstoles, hoy prolongados en el Papa y los Obispos. No es mérito de quienes hoy los suceden, sino del poder del Espíritu, que actúa "como el alma" de la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo. El Pueblo de los creyentes vive revelando - por la fe - ese Misterio, y desarrollando la virtud que anima su institucionalidad y exigente actividad evangelizadora. El mundo necesita que la Iglesia se identifique por lo que es, no por lo que los otros pretenden que sea. Su empeño principal consiste en que sus coetáneos la identifiquen por lo que su Fundador ha pensado de ella y de su actividad. Sus dirigentes corren el riesgo del odio, y de la persecución siempre agravada, con renovada acritud. Es preciso que no pierda su rumbo y se preste a las manipulaciones que distorsionan su naturaleza. 3.- Pidan, busquen y llamen. Después de ofrecer a sus discípulos la bella oración del "Padre Nuestro", ejemplariza el valor de la perseverancia e insistencia como presupuestos necesarios para que la oración del hombre llegue a Dios. La insistencia del vecino y amigo inoportuno, destaca la humildad suplicante y la confianza. El convencimiento de ser escuchados crea un clima de fe capaz de trasladar montañas: "También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá". (Lucas 11, 9) Nos encontramos entreverados en una sociedad abrumada de urgencias y falsas expectativa que no hacen más que enrarecer la convivencia y cerrar las perspectivas para un futuro esperanzador. El Evangelio es Cristo, Palabra Eterna del Padre.+

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