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  • Anabel Sánchez, entre la fama y la sencillez: cómo maneja el dinero y el consumo en el mundo fashion

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/07/2025 03:01

    Ellas con Anabel Sanchez Anabel Sánchez es una joven modelo argentina oriunda de San Francisco Solano, del partido de Quilmes, en el conurbano bonaerense. Con apenas 18 años, en 2023, se viralizó al postularse a través de un video para el Vogue Open Casting desde su humilde patio sin revocar, mostrando su caminata de pasarela y presentación en inglés. Ese clip ganó millones de vistas y el apoyo de figuras como Valeria Mazza, María Becerra y Zaira Nara, le abrió las puertas al modelaje profesional. Posteriormente, firmó contrato con Multitalent Agency. Desde entonces, Anabel comenzó a desfilar junto a las principales figuras de la moda argentina y hasta fue convocada al Bailando por un Sueño, donde su carisma y su historia de vida resonaron con el público. Su ascenso continuó en 2024 cuando desfiló en el evento solidario San Juan Fashion Wine y en 2025 fue invitada por Netflix a un evento en Londres, vinculado al lanzamiento de contenido de Bridgerton. Esta convocatoria internacional consolidó su proyección en la moda con marcas nacionales e internacionales. Anabel Sánchez: “Quiero dar lo mejor de mí para demostrar que me merezco este lugar en la pasarela" El video viral y los primeros pasos en la moda Luli: — ¿Cómo fue el momento en el que decidiste grabar el video y hablar en inglés, aunque no supieras el idioma? Anabel: — Ni yo sé qué pasó por mi cabeza. Ese día no estaba nadie en mi casa y dije: “Este es el momento para ser yo misma”. Siempre soy yo misma con mi familia, pero viste cuando estás solo, encontrás tu magia y decís: “Ya no importa nada a mi alrededor. Quiero hacerlo”. Me divertía el hecho de hacer ese casting para ver qué pasaba. Y bueno, acá estamos… Luli: — Para quienes no conocen la historia, ¿cómo fue que decidiste grabar ese video para una convocatoria internacional? Anabel: — Este casting estaba abierto a nivel mundial para todos. Era presentarte, ni siquiera era necesario el idioma. Yo no sé por qué me mandé en inglés encima no sabía (risas). Luli: — ¡Pero hablaste muy bien! Anabel: — En ese momento no lo sabía. Ahora ya es distinto. Lo típico de los casting es siempre estar al natural, ropa neutra al cuerpo para que vean tu mejor imagen y yo quería mostrar mis fotos, mostrar el desfile, quería ser completa. Sí o sí necesitaban un fondo neutro y yo lo único que tenía era el fondo de mi patio con revoque. Y ahí lo hice y quedó. Nunca sé por qué se pegó tanto. Pero me divirtió. Luli: — Después se hizo viral y todo lo que conocemos. ¿Qué pensaste cuando terminaste el video y lo volviste a ver? Anabel: — No lo quería ni ver en ese momento. Me costó verlo. Siempre me pasa con cada cosa que hago, cada trabajo, fotos, en ese primer momento no las puedo ver y después pasa el tiempo y digo: “No estaba tan mal”. Luli: — ¿Por qué te cuesta verlas? Anabel: — Soy muy autoexigente, como que siempre quiero más. Siempre busco la perfección y en su momento también me estaba autocriticando. Es muy de autosabotearte eso. Pero después pasa el tiempo, bajás un poco y decís: “Estaba bien, ¿por qué en ese momento me estaba golpeando tanto?” Autoexigencia y presión estética Luli: — Esto de la autoexigencia y de ser tan rígida con vos misma, ¿lo has ido suavizando una vez que empezaste a cumplir ciertos objetivos o seguís igual? Anabel: — Sigo así siempre, no paro. Pero a la vez no me molesta tanto ser así porque es como que siempre termino sacando mi mayor potencial. Igual a veces no es tan sano tampoco porque no descansás nunca. Yo pongo como excusa que es mi signo, que es Virgo. Luli: — Más allá de lo que es la característica de un signo, imagino que hay mujeres a tu alrededor, espejos en quienes reflejarte y que te inspiren. Anabel: — Sí. Mi mamá siempre fue mi mayor inspiración y lo sigue siendo por tener esa fuerza de siempre querer salir adelante, esta energía tan protectora sobre las personas que la rodean. Siempre ella fue mi mayor motivación para todo. Ella siempre me decía que no quería que tenga su misma vida, que no cumpla ciertos patrones y que siga mis sueños. Que no me quede en esto de “qué hubiese pasado si me animaba en ese momento”, que no me quede con ese pensamiento. Luli: — ¿Charlaban sobre tus sueños? Anabel: — Sí, siempre. Y era charlarlo hasta el punto de las lágrimas porque era contarle lo que quería y a la vez verlo como algo lejano. Ella siempre me decía: “Ana, vos siempre tenés que mantenerte positiva, porque Dios es sabio y sabe por qué hace tales cosas en la vida y vas a ver que se va a cumplir”. Y cuando se cumplió, dije: “Mamá tenía razón”. Ella estuvo desde el día uno. A pesar de que todo el mundo criticaba, ella era la primera que me decía: “Se va a cumplir, se va a dar, tenés que tener mucha paciencia”. No sé si es esa intuición de madre, pero ella siempre lo supo... “Mi mamá siempre fue mi mayor inspiración”, afirmó la modelo al recordar el motor que la impulsó a salir adelante Críticas, presión social y aceptación personal Luli: — Dijiste antes: “Al principio todos me criticaban”. ¿Sentiste que fue muy duro el mundo virtual cuando te hiciste conocida? Anabel: — Sí. Es que antes de subir ese video nunca dudé de mí misma, nunca tuve inseguridad o dudas al verme al espejo. Pero después, cuando te enfrentás a leer todos esos comentarios, decís: “¡Ay! Estoy equivocada” y empezás a dudar de vos misma en todos los sentidos. Luli: — ¿En algún momento la mirada del otro te puso en duda de que este era tu camino? Anabel: — Claro. Me puse a pensar en todo, en qué estaba haciendo con mi vida. Me preguntaba: “¿Lo voy a lograr?”. Y ahí empezás a venirte abajo. Pero después pasa el tiempo y te das cuenta de que son solo comentarios. Entonces decidí enfocarme por completo en mí y rodearme de personas que saben quién soy y hacia dónde voy. Entendí que simplemente es algo virtual, una pantalla, y que nunca le vas a caer bien a todo el mundo. Nunca vas a agradarle a todos. Mientras a vos te guste lo que ves en el espejo, está todo bien. Luli: — Me llamó la atención una frase tuya: “Mi sonrisa del conurbano todo lo puede”. ¿Qué es lo más complicado que te ha tocado enfrentar y a lo que le has tenido que sonreír? Anabel: — Te puedo contar algo que es del presente, que me está costando un montón y que un poco me carcome la cabeza. La otra vez estábamos hablando con mi mamá mientras tomábamos un mate y me decía: “Yo me siento re mal, Ana”. Le digo: “¿Por qué?” Y me dice: “Porque yo salgo al colegio a llevar a los chicos y escucho como entre otras mamás se chocan los codos y dicen: ‘¡Ay! mirá dónde sigue viviendo, si sigue estando en esta zona sur, mirá la hija dónde está, allá arriba, y la mamá está acá’”. Y es como: “Mamá, paciencia, ya te voy a sacar de ahí”. Luli: — ¿Sentís esa presión? Anabel: — Todo el tiempo, entonces le digo: “Tengo que estar positiva, seguir trabajando y ver cómo vamos a salir de esto. No tiene nada de malo el lugar en el que estás, pero es increíble como la gente alrededor critica todo el tiempo”. Yo siento que eso es muy de barrio, igual, que estamos siempre atentos a todo lo que hace el otro y hay una obsesión con el tema de la plata. Luli: — Ustedes son de Solano y en algún momento dijiste: “Nuestra casa no tenía ni siquiera un baño digno”. Pero ahora podés decís: “Le terminé la casa a mamá”. ¿Cómo te impacta eso? Anabel: — Es un orgullo, la verdad. Y es una paz. Pero también digo: “¿Por qué no termina el hecho de querer más? Siempre siento que falta algo más” Luli: — Y cuando venís de no tener ni lo básico… ¿cómo manejás que hoy parece que tampoco alcanza? ¿Cómo lo vivís en tu cabeza? Anabel: — Tendría que hacer terapia. Tendría que volver, en realidad (risas). Es que mucha información de golpe, como que nunca tuve un momento de parar, de sentarme y de decir: “¡Mirá todo lo que logré!”. Es momento de empezar a disfrutar. Es como que me sigo sintiendo re vulnerable ante todo. Pero siempre me rodeo de las personas que realmente me quieren, donde puedo ser yo misma: mi amiga, mi pareja, mi mamá... Luli: — Con el dinero. ¿Sos cuidadosa o lo disfrutás y listo? Anabel: — El primer año fui muy cuidadosa con todo, aprendí a dividir bien todos mis gastos, diferenciar qué es una necesidad, de qué es lo que es una inversión, en qué voy a gastar mi primer sueldo, en qué lo voy a invertir. Y así constantemente, como que de repente era todo nuevo este mundo de abrirme una cuenta. ¡¿Qué es esto?! Luli: — ¡¿Qué es el monotributo?! Anabel: — Tal cual (risas). Luli: — ¿Qué hiciste con la primera plata que ganaste? Anabel: — Fue para mi mamá. En ese momento imaginate que fue para mercadería. Y después fue para empezar la casa. Y así de a poco… Luli: — ¿Con mercadería te referís a comida? Anabel: — Sí, mercadería para el año o para dos meses. Comida. Luli: — ¿Tus gustos personales quedaron relegados al principio? Anabel: — Tampoco es que tenía tantos gustos. Nunca fui de gastar por gastar. Capaz que recién este año, pero muy pocas veces. Es más, mis amigas a veces me dicen: “Si te gustó, comprátelo”. No sé si es de cuidadosa, no es algo que me nace todavía. Luli: — ¿Sentís contraste con otras chicas del ambiente por esto? Anabel: — No siento tanto ese contraste porque nunca le di tanta importancia. Pero es verdad que estamos en un ambiente consumista. Todo el tiempo es: make up, skincare, prendas nuevas, tendencias que salen y vos decís: “¡Para!”. Te terminás re perdiendo en ese consumismo. Siempre estoy tratando de seguir descubriendo quién soy, qué es lo que me gusta, entonces por eso también no caigo en comprar por comprar porque estoy definiendo todavía cuál es mi estilo. Anabel Sánchez, la modelo argentina que saltó a la fama tras un video viral en su patio de Solano El distanciamiento de su padre y la búsqueda de paz familiar Luli: — En algún momento contaste que no tenés relación con tu papá o que decidieron cortarla. ¿Volviste a verlo? Anabel: — No, nunca más. Y espero que la vida no me lo cruce nunca. Estoy muy en paz con la familia que elegí. Actualmente mi familia está en paz. Después de que pudimos sacarlo de nuestra vida, no supe nada más. Luli: — ¿No intentó volver a contactarse después de que apareciste en la tele o en el Bailando? Anabel: — Por lo que sabíamos de comentarios muy lejanos, había vuelto a preguntar por mensajes, pero hasta ahí nomás. Y ahí es de nuevo: cambiar número de celular, volver a todo lo que es este tema de Justicia, que es siempre muy lejano. Pero siempre estamos muy entre nosotras, muy protegidas. Luli: — ¿Por qué sentís que la justicia quedó lejos en el caso de ustedes? Anabel: — Hay muchos casos que nunca terminan escuchando y llega un punto que lo soltás, como que ya está. Luli: — ¿Preferible tenerlo lejos a buscar justicia? Anabel: — Por las dudas ¿viste? Para no vivir con este miedo constante. Porque hace tres años, con toda mi familia, vivíamos con miedo y ahora ya no. Entonces mejor soltarlo, ya está. Luli: — Uno ve a Anabel de hoy y pasó muy poco tiempo desde que la realidad te cambió por completo. ¿Qué tan difícil fue salir de esa situación de violencia? Anabel: — Para mí es muy importante la paz familiar, ver que mi familia está bien, que está cómoda. Ahora digo: “Listo, yo también estoy bien y toda mi vida empieza a fluir para bien”. Y sí, fue un trabajo duro en ese momento. Luli: — Dijiste que muchos años viviste con miedo. ¿Cómo se logra dejar el miedo atrás? Anabel: — La verdad es que hasta el día de hoy sigo teniendo miedo. Creo que es algo que no se termina nunca, por más que uno diga: “Te tenés que amigar con ese miedo, abrazarlo, ser compañero y No seguir esto de enemistarnos”, cuanto más querés opacar u ocultar ese miedo, más crece. Es salir a la calle y decir: “¿Qué me va a pasar?” Pero después es enfocarme en todo lo lindo que tengo al alrededor y se pasa. Luli: — Ahora, lejos de esa realidad tan cruda, ¿el miedo es a otra cosa? Anabel: — Hoy el miedo es a volver a la Ana de hace dos años atrás, tres años. Estoy muy orgullosa de dónde vengo, pero tampoco lo romantizo porque fue muy feo todo y es como que por eso uno trabaja, o al menos yo, trabajo todo el tiempo porque no quiero volver a esa situación. Y pienso mucho en mis hermanos y no quiero que pasen por esto. Me siento muy compañera con mi mamá y los aconsejo para que no se repita un patrón. Sé que no va a pasar, sé que no va a volver a suceder porque estamos re bien y sé que la vida me está mostrando algo muy lindo también y todos los días estoy trabajando para eso. Luli: — Es el miedo es que no falte nada. Anabel: — Sí porque es muy feo. Hay mucha gente que lo romantiza por el hecho de que “somos más felices” y no, no es felicidad. Uno en ese estado busca lo positivo, busca romantizar esa vida para sobrevivir porque es un estado de supervivencia constante esto de saber que no llegás a fin de mes o que no tenés para darle de comer a tus hijos mañana. Al saber lo que es tener esa vida, hoy en día valorás más todo lo que tenés y decís: “Ok. Voy a seguir trabajando para que eso no vuelva a pasar”. Pero también sabés que si vuelve a pasar, ya lo superaste. Luli: — Pensando en tu carrera, con solo tres años, hiciste de todo. ¿Cómo fue cuando te llamaron para desfilar por primera vez en una pasarela profesional? Anabel: — ¡Fueron tantos nervios! Me acuerdo porque era como quiero dar lo mejor de mí para demostrar que me merezco este lugar, que nací para esto. Saber que también iba a estar desfilando para grandes marcas que me iban a estar observando y que iban a descubrir quién es Anabel Sánchez. Me acuerdo que detrás de backstage todos me decían: “Vos tenés que hacer lo mismo que hiciste en los castings, no te achiques, agrandate más”. Luli: — Si pudieras tomarte un mate con la Anabel de hace cinco o seis años atrás, en tu casa, ¿qué te dirías? Anabel: — Me recuerdo tan chiquita… Le diría que lo más importante es escucharte a vos misma. Más allá de que está bueno escuchar los consejos de la familia, que te aconsejan desde la experiencia, a veces uno tiene que entender que este es su camino, esta es su vida y saber lo que uno quiere, más allá de no entender de qué se va a tratar. Seguí escuchándote a vos misma, hacé oídos sordos y mantenete muy fuerte, siempre con la cabeza en alto. También le diría que haga las cosas en silencio. Lo mejor es guardar todo para una misma porque así termina protegiendo todo lo lindo que desea. Y que se va a lograr todo lo que ella quiera. “La chica que era hace seis años estaría muy orgullosa de la persona que soy hoy en día”, admitió Anabel en diálogo con Luli Fernández Sueños cumplidos, experiencias en el extranjero y reflexión sobre el crecimiento Luli: — Si seguimos con esa línea del tiempo y le contaras a la Ana de hace algunos años que terminaría trabajando en Inglaterra, ¿te creería? Anabel: — No, no me creería nada. Me diría: “¡¿Qué pasó?!” La Ana de hace seis años estaría muy orgullosa de la persona que soy hoy en día y la tendría como inspiración. Así que estamos por buen camino. Luli: — Contame esa experiencia. ¿Cómo fue cuando te llamaron y te dijeron que te ibas a Inglaterra a trabajar? Anabel: — No lo podía creer. Fue a comienzo de año. Estaba en Córdoba con mis amigas y me llega el mensaje de mi booker: “Mirá, puede ser que viajes a Inglaterra, no se lo digas a nadie porque es un proyecto, pero tenés que empezar a prepararte, ¿tenés todos los documentos?”. Yo ya hace un año tenía todos los papeles por las dudas porque una nunca se sabe. Pasó el tiempo, me venía preparando con clases de inglés y dos semanas antes del evento, me dicen: “Estás confirmada. Sos la única de Argentina que va a ir a representar tu país para dar a conocer la serie”. No lo podía creer, sentía que estaba viviendo un sueño. Luli: — ¿Ya habías salido del país? Anabel: — No, era la primera vez que salía de Argentina. El hecho de salir del país y representarlo era como el mayor premio, pero también una responsabilidad. Sentía que necesitaba representar a mi país siendo tal y como soy, sin cambiar nada. Fue espectacular. Luli: — Si pudieras volver a vivir algún momento, ¿cuál elegirías y por qué? Anabel: — Sería el momento en el que hice el casting porque fue lo que me trajo a este presente. Me acuerdo perfectamente que lo disfruté un montón, fue esa picardía de “no hay nadie, lo tengo que hacer ahora”. Tenía mi niña muy despierta y estaba en mi mayor esencia, que ahora la estamos recuperando. Volvería a ese momento sin dudarlo.

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