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» La Capital
Fecha: 21/07/2025 05:00
La Lepra tuvo una previa complicada por la decisión de Keylor Navas de no atajar. Y lo que debía ser una fiesta, con la inauguración de la nueva tribuna, fue frustración y derrota Los futbolistas de Newell's se retiran del Coloso luego de la derrota frente a Banfield en el Coloso. Fiesta incompleta. Ni el estreno de la nueva tribuna ni la vuelta al Coloso con sus hinchas fueron alicientes para Newell’s, que cayó 2 a 1 ante un expeditivo Banfield. Keylor Navas , que iba a ser titular, fue borrado de la convocatoria por un conflicto interno y todo indica que ya no volverá a atajar en la lepra. Una tarde que pudo tener todo y no tuvo nada. Imposible no hacer mención al culebrón generado por la posible partida de Keylor Navas. No es normal que en la antesala a un partido profesional se desate un conflicto interno de tal magnitud, que obligue a cambiar arquero y llamar a otro de urgencia para sumarse al plantel. En el medio está Newell’s, su gente, una tarde de estreno de nueva tribuna, con la ilusión de hilvanar otra victoria y prenderse a la punta de la zona. Al hincha lo mueve la pasión, pero no tiene respiro con este tipo de noticias. Se repite hasta el hartazgo que el club está por encima de los nombres. Fabbiani lo sabe y lo dice. Le quiso devolver la titularidad a Navas por el bien del club, porque un arquero de su calibre no puede ser suplente. Pero el costarricense está haciendo todo lo posible para irse aduciendo “motivos personales”. Es difícil imaginar que haya marcha atrás y la relación con el hincha, que pendía de un hilo después de todos los imponderables de la última semana, ahora parece rota. No fue casualidad el aplauso que bajó desde los cuatro puntos cardinales del estadio cuando nombraron a Williams Barlasina en la presentación del equipo, que ofició de espaldarazo para uno y para darle la espalda al otro. Bajo este contexto se midió ante Banfield. Si ganaba, poco importaría el tema Navas. Si el resultado era malo, el conflicto afloraría. El Taladro picó en punta para tomar la iniciativa y la Lepra no sabía llegar. Banega conducía pero no encontraba socios, Maroni tejía situaciones pero no las resolvía bien, Herrera y Mosquera chocaban contra los defensores rivales. La claridad estaba ausente. Los de Pedro Troglio eran más, explotaban un hueco en la espalda de Sotelo con la velocidad de Adoryán y hasta el lateral izquierdo Brandon Oviedo se animó a cruzar líneas y llegar a posición de ataque. Un ataque suyo derivó en un tiro libre que Vittor le dio destino de arco pero encontró bien parado a Barlasina a los 24’ de juego. A la Lepra le costaba hacer pie. Atacaba de forma aislada, con mucha lucha de Carlos González. Incluso a los 34’, Charli tuvo la primera clara luego de girar ante su marca y buscar el palo izquierdo de Sanguinetti pero se le abrió de más. Fue clara y despertó el primer lamento de la tribuna. En la posterior retrucó el Taladro, cuando a Martín Río se le despejó el camino, levantó la vista, ajustó la mira y la quiso colocar al ángulo. Pero Barlasina estuvo rápido y voló para descolgar una pelota muy complicada. Cuando se extinguía el primer tiempo, Banfield volvió a acelerar de contra, Rodrigo Auzmendi aprovechó un pelotazo largo, se sacó de encima a Lollo y metió un violento remate para el 1-0 visitante. No hubo tiempo para reaccionar y se apagó la primera etapa. Barajar y dar de nuevo. Recuperar buenas sensaciones, la entrega, lo combativo que había mostrado en Mendoza y que fue fundamental para revertir el resultado. Acá también tenía que correr desde atrás. Newell’s no mostraba mejoría. Incluso desde lo físico se veía superado por la visita. Con pelota al piso no podía entrarle a Banfield, equivocaba los caminos, le faltaba sorpresa, se volvía predecible. No tenía argumentos, pero el fútbol tampoco tiene demasiada lógica. Porque le costaba horrores, pero lo terminó empatando desde un tiro libre de Banega que se desvió en la barrera y se le metió a Sanguinetti sobre el palo derecho. El 1 a 1 lo devolvió al barro, se envalentonó y el juego emocional lo hizo poner contra las cuerdas al taladro por algunos minutos. Una supremacía que fue efímera. Banfield acusó recibo del golpe y lo fue a buscar nuevamente. Y no demoró demasiado en ponerse otra vez en ventaja. Falta innecesaria de Lollo sobre la puerta del área y Auzmendi facturó con un tiro libre que se le metió desviado a Barlasina: 1-2, otra vez abajo. El ingreso de Chiaverano reavivó un ataque rojinegro estático y el 38 tuvo en sus pies la posibilidad de empatarlo pero se la sacaron, cuando la situación estaba por decantarse en el empate. Los minutos fueron crueles. El tiempo apretaba. Si Newell’s se mantuvo en partido fue porque Banfield no lo definía y Barlasina tapó varias. La Lepra se chocaba sola, con pelotazos salvadores al área, a los tumbos, iba como podía, aceleraba cuando debía frenar y frenaba cuando tenía que ir al hueso. El cartel de fin de ruta anunciaba el epílogo de la historia. La tarde arrancó torcida y terminó igual. Lo mejor, otra vez, se vio en la tribuna.
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