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» Diario Cordoba
Fecha: 14/07/2025 09:56
Fue un día de principios de marzo de este mismo año cuando el nombre de Colossal Biosciences pasó a ser conocido fuera de la esfera científica. Esta empresa estadounidense, que se define en su página web como una compañía dedicada a la biotecnología y a la ingeniería genética, fue fundada hace apenas cuatro años por el genetista norteamericano George Church, profesor en la Universidad de Harvard. La financiación corre a cargo del billonario Ben Lamm, el mismo que ha visto cómo su fortuna se ha multiplicado gracias a esta arriesgada apuesta. De momento, el tiempo le ha dado la razón y el valor de mercado de la empresa supera ya los 10.000 millones de dólares. Parte de la culpa la puede tener el hecho de que ese 4 de marzo de 2025 los medios de todo el mundo elevaron a titulares su nombre y su primer logro: la compañía afirmaba haber ‘creado’ un ratón con pelo de mamut lanudo. Y aseguraba que ese era el primer paso para devolver a la vida a ese gran animal prehistórico, una especie de la Edad de Hielo que desapareció de la Tierra a causa del cambio climático a finales del Pleistoceno (hace alrededor de 12.000 años, aunque sobrevivieron ejemplares hasta bastante después). Si bien parece una eternidad, en términos genéticos no lo es tanto, ya que, según los expertos, el límite a partir del cual el ADN deja de ser válido está en los dos millones de años. Ben Lamm, junto con uno de los 'lobos terribles' nacidos de sus experimentos / time Sus dirigentes sostienen que la importancia de este hito radica en que han sido los pioneros en la modificación genética de un animal vivo para reflejar las características de una especie ya perdida. Los bautizados como ‘Colossal Woolly Mice’ (ratones lanudos de Colossal) nacieron como producto del estudio de 121 mamuts y elefantes, en cuyo ADN escarbaron a conciencia en busca de los genes relacionados con la adaptación al frío, el pelaje y el metabolismo. Las técnicas de edición genética (conocidas como CRISPR, que también tienen infinitas aplicaciones en la medicina) hicieron el resto. El resultado es un pequeño roedor con un pelaje largo y de color marrón claro, y «perfectamente sano», según este grupo de genetistas, que prosiguen el camino hacia su gran objetivo: crear un mamut de carne y hueso, o algo parecido a ello. Ratones con pelaje de mamut lanudo, creados por Colossal / Colossal Biosciences Pero la ambición de Colossal Biosciences no se detiene, ni mucho menos, ahí. Apenas un mes después, los portavoces de la compañía difundían sus avances para rescatar al lobo gigante o ‘lobo terrible’, otra especie extinta. En concreto, anunciaron el nacimiento de tres ejemplares que nombraron Rómulo, Remo y Khaleesi. El segundo ya es toda una celebridad, tanto que protagonizó la portada de la revista ‘Time’. Lo consiguieron rescatando el genoma que extrajeron de fósiles de hasta 72.000 años de antigüedad y combinándolo con el de lobo grise, que aún vive en la Tierra. En este caso, el propio Ben Lamm evitó hablar de «desextinción» y se refirió más bien a una «reinterpretación genética». Sin validación externa En este punto, las voces discordantes dentro de la comunidad científica comenzaron a hacerse oir con fuerza. Uno de los argumentos que esgrimieron los detractores de Colossal Biosciences es que no existen estudios independientes que hayan corroborado la veracidad de los datos difundidos por esta corporación. Otros investigadores afirman que, más que ‘lobos terribles’, estos cachorros no son más que lobos grises modificados genéticamente. Algo totalmente insuficiente para considerar que una especie se ha ‘desextinguido’. Más que auténticos ‘lobos terribles’, estos cachorros no son más que lobos grises modificados genéticamente, según muchos expertos De hecho, este es otro aspecto que genera controversia. Oficialmente, no se puede considerar que una especie haya escapado de la extinción hasta que una población completa consiga sobrevivir en su hábitat de manera autónoma. Es más, aunque fuesen capaces de engendrar un macho y una hembra con capacidad para reproducirse, la falta de diversidad genética condenaría su futuro. Por ello, a todas luces, Colossal Biosciences está muy lejos de alcanzar de ese reto. Tigre de Tasmania, otro animal extinto que se proponen recuperar / Agencias El ‘lobo terrible’ no es el único cánido que esta compañía tiene entre ceja y ceja: 15 días más tarde anunciaron el nacimiento del primer clon de lobo rojo fantasma, que describen como un híbrido entre un coyote y un verdadero lobo rojo, especie en peligro de extinción. Entonces sus portavoces afirmaron que habían «logrado recuperar genes ancestrales que se creían perdidos para aumentar la diversidad genética de la especie» y conseguir así frenar la desaparición del lobo rojo, amenazado desde hace décadas. Las últimas noticias difundidas desde esta empresa estadounidense hablaban de la secuenciación del genoma completo del tigre de Tasmania, cuyo último ejemplar murió en 1936 en un zoológico. Para lograr el nacimiento de uno de estos felinos, afirman que están trabajando en la modificación genética del ‘dunnart’ (o ratón marsupial), considerado el animal vivo más parecido al ‘Thylacinus cynocephalus’. Asimismo, su equipo trabaja para ‘revivir’ al dodo, un pájaro gigante sin capacidad de volar, endémico de las islas Mauricio, que se extinguió con la llegada de los colonos a este territorio remoto a finales del siglo XVI. El debate ético Según estimaciones de la ONU, cada día se extinguen en todo el globo alrededor de 150 especies distintas. Por ello, la diversidad del planeta se está agotando a un ritmo nunca visto hasta ahora, ni siquiera en la época de los dinosaurios. Esto provoca que haya científicos (que, en su mayoría, trabajan con fondos privados, lo que introduce el debate sobre si prima el beneficio económico sobre el conocimiento) que se obsesionan con recuperar esos ejemplares que se han perdido, aunque otros muchos opinan que lo más lógico sería destinar estas partidas millonarias a proyectos que aseguren la supervivencia de los que aún resisten, pero bajo grave peligro de extinción. Cría de mamut lanudo recuperado en Siberia / Agencias Porque, en el fondo, ni siquiera está claro que sea un objetivo realista y alcanzable. «La desextinción persigue emplear herramientas genéticas y celulares para devolver la vida a seres vivos de especies desaparecidas, como ocurre en ‘Parque Jurásico’ y otros relatos de ciencia ficción. Sin embargo, existe debate en la comunidad científica sobre si es posible o estamos viviendo humo», escribe Miguel Pita, doctor en Genética y Biología Celular y profesor del Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid. En el caso de lograrlo, uno de los principales inconvenientes sería dilucidar si estos ejemplares se adaptarían a la vida en un planeta que poco tiene que ver con el que habitaron sus ancestros hace miles de años. Sin ir más lejos, el mamut lanudo campaba a sus años entre el hielo y desapareció, precisamente, por el calentamiento global, pero también por su interacción con los seres humanos. ¿Tendría algún sentido traerlo ahora de vuelta, más aún en un contexto marcado por la crisis climática? No es el único obstáculo que estas poblaciones tendrían que superar si fueran capaces de sobrevivir en libertad. También tendrían que competir con otras especies que hayan ocupado su lugar y eso podría desajustar gravemente el ecosistema. Por no hablar de las implicaciones de salud pública: existe la posibilidad de que su vuelta a la vida ‘resucite’ también antiguas enfermedades ya erradicadas. .................. ENTREVISTA. Carles Lalueza. Experto en ADN antiguo. «Los avances podrían usarse en biomedicina o en conservación» Carles Lalueza Fox es biólogo, experto en ADN antiguo, director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador principal del Institut de Biologia Evolutiva (IBE-CSIC). Es una de las pocas voces autorizadas que accede a valorar las implicaciones de las investigaciones de Colossal Biosciences. Carles Lalueza, biólogo / CSIC -¿Es correcto decir que la empresa Colossal Biosciences ha ‘desextinguido’ algunas especies? -Obviamente, esto depende de cómo se defina la ‘desextinción’. Si la definición de la que partimos es «devolver la vida una especie extinta», entonces la respuesta es no. -¿Cómo se consigue recuperar el ADN de especies que no habitan en la Tierra desde hace miles de años? -Aunque depende de las circunstancias ambientales, el ADN se conserva hasta más de un millón de años en casos excepcionales. Es posible recuperar genomas completos en las regiones que puedan mapearse en un genoma de referencia actual, que suele ser el de una especie emparentada que no está extinta. -¿Sería posible reintroducir estos ejemplares en su hábitat original? -Eso dependerá de los animales y de sus circunstancias. Por ejemplo, transformar un lobo en un carnívoro de mayor tamaño y liberarlo no tiene ningún sentido. Pero, quizás, modificar un insecto polinizador para que sea más resiliente al cambio climático y esté adaptado a polinizar determinadas plantas que han perdido su polinizador natural (y, por tanto, estén en riesgo de extinción) podría tener sentido. -¿Conllevaría todo esto inconvenientes para el medio ambiente? -El medio ambiente tiene tantos problemas ahora mismo que, en realidad, una forma de preservarlo es aplicar técnicas de ingeniería genética para hacer los ecosistemas más resilientes al cambio climático. Por ejemplo, en China han modificado las variedades de arroz para hacerlas más resilientes. Así que, en cierta forma, ya se está haciendo. -¿Considera que es ético dedicar esa cantidad de recursos, tanto económicos como humanos, a este tipo de proyectos? -Colossal Biosciences es una empresa privada. Puede gastar el dinero como considere. Los proyectos de ‘desextinción’ son, en la actualidad, proyectos de edición genética cuyos avances (por ejemplo, la modificación de un número considerable de cambios genéticos) podrían aplicarse en otros campos, desde la biomedicina hasta la conservación. Es un error presuponer que los recursos destinados a la investigación son una especie de vasos comunicantes y concluir que si se invierte en un campo se deja de hacerlo en otro.
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