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» Comercio y Justicia
Fecha: 02/07/2025 11:32
Por Sergio Castelli (*) e Irene Rivarola (**) En las últimas semanas, la industria del entretenimiento estadounidense ha encendido las alarmas. Grandes estudios cinematográficos como Disney Enterprises, Lucasfilm, Universal Studios, DreamWorks y Marvel han iniciado una demanda federal de alto impacto contra Midjourney, una de las plataformas de inteligencia artificial generativa más utilizadas para la creación de imágenes hiperrealistas a partir de texto. El centro del conflicto: la utilización no autorizada de obras protegidas para entrenar modelos de IA y la posibilidad de generar imágenes que reproducen personajes icónicos sin licencia. Entre los ejemplos citados en la demanda figuran Darth Vader, Yoda, Shrek y personajes de Los Simpson, todos reproducidos mediante prompts simples en la interfaz de Midjourney. La presentación judicial, de 110 páginas, fue realizada en la Corte del Distrito Central de California. En ella, las empresas demandantes argumentan que Midjourney construyó su modelo a través de un proceso sistemático y masivo de scraping de contenido protegido, violando normas de derecho de autor y promoviendo una forma encubierta de piratería digital. Uno de los párrafos más categóricos de la demanda define a Midjourney como “una máquina expendedora de copias infinitas, sin filtro ni licencia”. La acusación incluye además el uso deliberado de marcas registradas y estilos visuales reconocibles que constituyen activos clave del sector audiovisual. Esta demanda se suma a una lista creciente de litigios contra empresas tecnológicas que entrenan modelos de IA con grandes volúmenes de datos tomados de internet sin consentimiento ni retribución. Casos similares enfrentan a Stability AI, Meta, OpenAI y Microsoft con fotógrafos, autores y medios de prensa. Sin embargo, el caso de Hollywood contra Midjourney resulta especialmente relevante por el peso económico y simbólico de las partes involucradas y por el nivel de desarrollo técnico del modelo acusado, cuyas imágenes pueden pasar por auténticas ilustraciones profesionales de los estudios originales. Desde el punto de vista jurídico, uno de los debates centrales radica en determinar si este tipo de uso puede ser considerado “fair use” o uso justo, según la doctrina estadounidense. Algunos tribunales han fallado en favor de modelos de IA generativa, considerando que la transformación de los datos originales para crear nuevas obras podría justificar el uso sin licencia. No obstante, los estudios de Hollywood alegan que no se trata de una simple transformación, sino de una apropiación directa y automatizada de elementos creativos sustanciales. Además, plantean que permitir este tipo de usos sin control comprometería el ecosistema creativo y los incentivos económicos de miles de artistas. Entre las medidas solicitadas, los demandantes pidieron al tribunal una orden judicial preliminar para suspender el servicio de Midjourney, impedir que se sigan generando imágenes derivadas y aplicar salvaguardas tecnológicas que impidan la repetición del daño. También se reservan el derecho a reclamar indemnizaciones por los perjuicios ya causados. Por su parte, la empresa demandada aún no ha presentado una defensa formal, aunque su CEO, David Holz, ha manifestado en entrevistas previas que “la IA no roba ideas, sino que aprende como los humanos”. Esta postura plantea interrogantes profundos sobre el estatuto autoral de las máquinas y el concepto de creatividad automatizada. A nivel regulatorio, el caso coincide con la discusión en el Congreso de los Estados Unidos sobre un plan de acción para IA. Entre las opciones consideradas se encuentran la exigencia de licencias obligatorias, la creación de registros públicos de datasets y el desarrollo de modelos “éticos” entrenados solo con contenido con permiso expreso. En Europa, el debate también está avanzando. Francia ha iniciado rondas de diálogo entre desarrolladores de IA y titulares de derechos de autor, y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya analiza preguntas prejudiciales sobre si entrenar una IA con material protegido infringe el derecho de reproducción. La comunidad jurídica observa con atención ya que este caso puede sentar jurisprudencia clave sobre si el contenido generado por IA debe someterse a las mismas restricciones que las obras humanas o si se abre una nueva categoría jurídica para los outputs algorítmicos. En conclusión, lo que está en juego no es solo un litigio millonario, sino el marco legal que definirá las reglas del juego en la intersección entre propiedad intelectual, inteligencia artificial y creatividad digital. El fallo que surja de esta contienda podría definir el futuro del copyright global. (*) Agente de la Propiedad Industrial (**) Abogada
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