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Concordia » Realnoticias
Fecha: 02/07/2025 03:28
El presidente de EE.UU., Donald Trump, inauguró este martes junto con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, un polémico centro de detención para migrantes en el estado de Florida, conocido como el «Alcatraz de los Caimanes», que esperan que cuente con jueces de inmigración ‘in situ’ para acelerar las deportaciones. La construcción de este centro generó indignación entre los críticos de la política migratoria de Trump por considerarlo inhumano, y protestas de ecologistas por hallarse cerca de un parque nacional. Pero a Trump, impulsor de una política migratoria drástica desde que volvió al poder en enero, le parece una iniciativa fantástica. «No siempre se tienen tierras tan hermosas y seguras. Tenemos muchos guardaespaldas y muchos policías en forma de caimanes. No hay que pagarles tanto«, declaró Trump a periodistas en Ochopee, Florida. – ¿La idea es que las serpientes y caimanes los ataquen si se escapan?, le preguntaron los periodistas antes de que partiera de Washington. «Supongo que ese es el concepto», contestó el mandatario, quien ironizó: «Las serpientes son rápidas, pero los caimanes… Vamos a enseñarles cómo escapar de un caimán, ¿de acuerdo? Si escapan de la prisión, cómo huir. No corras en línea recta. Corre así. ¿Y sabes qué? Tus posibilidades aumentan aproximadamente un 1 por ciento». «Está aislado y rodeado de fauna peligrosa» Florida, el estado del sudeste gobernado por el republicano Ron DeSantis, anunció la semana pasada que se estaba construyendo una instalación en un aeropuerto abandonado en una zona de bosques de manglares y pantanos imponentes en los Everglades. La Casa Blanca y las autoridades de Florida lo bautizaron «Alcatraz de los Caimanes», en referencia a la antigua prisión insular de San Francisco que Trump ha dicho que quiere reabrir. «Estamos ofreciendo a nuestra Guardia Nacional y a otros miembros de Florida para que actúen como jueces de inmigración. Estamos trabajando con el Departamento de Justicia para obtener las aprobaciones», declaró DeSantis a los medios junto a Trump, a su llegada al centro de detención. De esta manera, el gobernador republicano indicó que los migrantes que sean trasladados al centro serán juzgados en uno o dos días y deportados inmediatamente, acelerando todo el proceso. DeSantis recibió a Trump cuando el mandatario aterrizó a las 10:30 hora local en el nuevo centro migratorio, ubicado en un aeropuerto abandonado, a unos 70 kilómetros al oeste de Miami. «Solo hay una ruta que lleva a él y es la única salida. Es un vuelo de ida. Está aislado y rodeado de fauna peligrosa y un terreno implacable», explicó el lunes Karoline Leavitt, vocera de la Casa Blanca. «Cuando tienes asesinos, violadores y criminales atroces en una instalación de detención rodeada de caimanes, sí, creo que es disuasorio para que intenten escapar», respondió Leavitt a una pregunta sobre los caimanes. Solo «caimanes y pitones» Según la Casa Blanca el centro tiene capacidad para cinco mil camas, mientras las autoridades de Florida hablaron de unas mil. Su funcionamiento costará unos 450 millones de dólares anuales. El gobierno de Trump asegura que su prioridad es detener a migrantes con antecedentes penales pero en realidad muchos fueron arrestados sin cargos y de todos modos la administración considera «criminal» a todo aquel que haya entrado sin visa en el país. Unos 200 mil caimanes, que pueden superar los 4 metros de largo cuando son adultos, habitan en el Parque Nacional de los Everglades. Los ataques de caimanes a personas son inusuales en Florida. Entre 1948 y 2022 se registraron 453 «mordeduras accidentales no provocadas»; 26 terminaron en muertes, según la Comisión de conservación de la fauna de Florida. Pero las autoridades exageran el riesgo. «Si la gente sale, no les espera gran cosa, aparte de caimanes y pitones», declaró recientemente el fiscal general de Florida, James Uthmeier, al describir el campo de detención. La visita tuvo lugar mientras el Senado acababa de aprobar un megaproyecto de ley de presupuesto federal bautizado «Ley grande y hermosa». El texto incluye financiación para un vasto programa de deportaciones de migrantes en situación irregular, que engloba la construcción de más centros de detención. Protestas en defensa de las «tierras sagradas» Cerca de un centenar de personas protestaron este martes contra la construcción del «Alcatraz de los Caimanes». La protesta estuvo encabezada por organizaciones indígenas y ambientalistas que critican que el centro fue erigido en un paraje natural repleto de humedales y de alto valor ecológico, hábitat de caimanes y pitones, pasando por alto las leyes de evaluación ambiental. «Protestamos para proteger el medio ambiente. Nosotros, la gente de Miccosukee (un pueblo indígena), la gente de Seminole, estamos aquí por la tierra, para preservar nuestra tierra, nuestra tierra de hogar», dijo a la agencia EFE un participante, bajo condición de anonimato. Los manifestantes se congregaron junto a la ruta que lleva al centro de detención, mostrando pancartas contra el ICE, que tendrá el control de la nueva infraestructura. Los lemas «Mantengan al ICE fuera de las tierras sagradas de los nativos» o «No usen la naturaleza como arma contra nuestras comunidades» se leían en algunas pancartas, al tiempo que decenas de personas gritaban la consigna «ICE, ¡sal de los Everglades!». Al margen de los manifestantes, también se acercaron menos de una decena de seguidores de Trump, lo que elevó la tensión y llevó a que la policía tuviera que intervenir. «Ellos están protestando, nosotros estamos celebrando», afirmó Enrique Tarrío, exlíder de la organización de extrema derecha Proud Boys. De raíces cubanas, Tarrío fue uno de los encausados por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y fue indultado por Trump. La intervención policial, junto a un intenso diluvio que se desató en los instantes posteriores, amainó los ánimos de la protesta, que transcurrió a la par que Trump visitaba el interior del polémico centro de detención. Paro nacional de «falsos enfermos» Pero las protestas contra la política migratoria de Trump no terminaron ahí. Tras las manifestaciones masivas ante las redadas migratorias en Los Ángeles, defensores de la comunidad migrante convocaron este martes a un paro nacional. La convocatoria, que lleva semanas corriendo por las redes sociales, llama a un «sick-out» masivo, es decir, que todos aquellos que estén «hartos» del ICE se reporten enfermos y falten al trabajo para presionar al magnate republicano y buscar que ponga fin a su campaña de deportación masiva. «Estamos hartos de los ataques criminales de la administración Trump contra la clase trabajadora de este país, ¡y estamos hartos de ICE!», reza el llamamiento nacional liderado por organizaciones pro migrantes. «La promesa de Trump de llevar a cabo ‘la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos’ es una declaración de guerra contra todos nosotros. No es solo un ataque a nuestras familias inmigrantes, sino a todas nuestras libertades civiles y a todos los logros del movimiento por los derechos civiles. No podemos dejar que la comunidad inmigrante luche sola. Todos los ciudadanos tenemos el deber de enfrentar este ataque», agrega el comunicado. Como parte de su avanzada migratoria, Trump dijo este martes que tomará en las próximas semanas una decisión sobre las exenciones a las deportaciones de trabajadores de la construcción y la agricultura. La política migratoria es especialmente crítica para esos sectores, donde sobre todo son contratados ciudadanos extranjeros, muchos de ellos latinoamericanos. Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tuvieron como objetivo a muchos de estos trabajadores, lo que despertó el miedo entre los propios trabajadores, y amenaza con ralentizar dos sectores que son fundamentales para la economía estadounidense.
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