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  • Tras 80 años, Kobe cierra y renace como Tintorería Kakazú

    » Santafeactual

    Fecha: 21/06/2025 22:29

    La última tintorería de origen japonés en Santa Fe cerró su tradicional local en en el sur de la ciudad para mudarse a otro destino. Después de más de ocho décadas de historia y cuatro generaciones al frente, la tintorería Kobe —última de origen japonés en Santa Fe— cerró este martes su local histórico en calle 25 de Mayo 2100. Sin embargo, no es un final, sino un nuevo comienzo: el emprendimiento se muda a unas cuadras, a calle 4 de Enero y pasará a llamarse Tintorería Kakazú, en homenaje a la familia fundadora y a sus raíces en el pueblo japonés de Itomán. “La última prenda se planchó hoy”, compartió con emoción Gustavo Kakazú, actual propietario. “Es un hasta pronto”, aclaró, y explicó que la decisión de cambiar el nombre busca honrar a todos los Kakazú y a los inmigrantes japoneses que llegaron a la ciudad “persiguiendo sus sueños al otro lado del mundo”. Una historia de inmigración y oficio La historia de la tintorería está profundamente ligada a las oleadas migratorias japonesas. Los primeros miembros de la familia Kakazú llegaron a Argentina en los años ’30, atraídos por los beneficios que ofrecía la provincia de Santa Fe a los inmigrantes. Luego, tras la Segunda Guerra Mundial, otros familiares se sumaron desde Japón, siguiendo la red de apoyo tejida por la comunidad de Itomán, un pequeño pueblo portuario al sur de Okinawa. “Allí nacieron mis abuelos. Es un lugar maravilloso, y muchísimos japoneses en Santa Fe descienden de ese mismo pueblo”, relató Gustavo. El oficio que se volvió identidad La tradición japonesa en el rubro de las tintorerías no es casual. “En la Belle Époque muchos japoneses eran empleados domésticos calificados, personas muy instruidas que tenían fama de ser prolijos y meticulosos. Con el tiempo, y ante la crisis del ’30, se reconvirtieron en tintoreros y transmitieron ese oficio de generación en generación”, explicó Kakazú. Durante décadas, la tintorería fue sinónimo de cuidado, detalle y calidad en un rubro que, con el paso del tiempo, vio disminuir su presencia. “Antes, con menos ropa y prendas más costosas, era necesario cuidarlas mucho. Hoy, con telas sintéticas y lavaderos automáticos, el rubro se achicó”, analizó Gustavo. Una decisión con carga emocional Con formación en marketing y experiencia como chef, Gustavo retomó el legado familiar cuando sus padres fallecieron y nadie más quiso continuar con el negocio. “Decidí seguir, y hoy me va muy bien. No me puedo quejar”, afirmó. Aunque reconoce que la comunidad japonesa en Santa Fe es pequeña, destaca la vigencia del centro japonés y el vínculo que se mantiene entre los descendientes de Itomán. El cambio de nombre simboliza también una continuidad renovada. Tintorería Kakazú mantendrá el espíritu, la tradición y la calidad que distinguieron a Kobe, pero con un sello más personal y un homenaje explícito a sus raíces. “Lo mejor es lo que vendrá siempre”, escribió Gustavo en su despedida del viejo local. Y en esa frase, cargada de historia y proyección, late una promesa: el legado japonés sigue vivo en Santa Fe, plancha en mano.

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