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  • El detrás de escena del recordado 5 a 0 sobre Argentina y el futuro de la Selección Colombia en el testimonio de un ex mundialista

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/06/2025 05:14

    La Selección Colombia hizo una excelente eliminatoria, pero tropezó en el Mundial 94 Ritmo, toque, fútbol, goles, carisma, carácter y el sueño latente de jugar su segundo mundial consecutivo. Ese seleccionado colombiano dirigido por Pacho Maturana tuvo un partido perfecto e ilusionó a todo un país y humilló a otro. Cinco baldazos de agua fría, uno detrás de otro, recibió Argentina en una noche invernal en Buenos Aires. El 5 de septiembre de 1993, la Selección Colombia superó 5-0 a la Albiceleste en el Monumental y la mandó al repechaje contra Australia, para entrar por la ventana al Mundial Estados Unidos 94. “Es la alegría más grande de nuestra historia, de la historia del fútbol colombiano por haber logrado ese objetivo, que era algo impensado. Era imposible hacerle cinco goles a la selección argentina en el Monumental”, recuerda Wilson Pérez, ex lateral izquierdo colombiano que jugó aquel encuentro histórico. Oscar Córdoba; Luis Herrera, Luis Perea, Alexis Mendoza, Pérez; Leonel Álvarez, Gabriel Gómez, Carlos Valderrama, Freddy Rincón; Faustino Asprilla y Adolfo Valencia fue el recordado equipo cafetero que dejó sin reacción al elenco comandado por Alfio Basile. “Fue un partido todo raro, pero estábamos motivados porque la selección Colombia en esas eliminatorias había hecho una excelente campaña, tanto de local como de visitante”, afirma el hombre de 57 años, oriundo de Barranquilla. El festejo colombiano en el histórico 5 a 0 en el Monumental Todo lo bueno que hizo Colombia en esas eliminatorias lo tiró por la borda en la Copa del Mundo de Estados Unidos. Si bien muchos la daban entre las candidatas a ganar el certamen, en la fase de grupos debutó con una derrota por 3 a 1 ante Rumania, luego perdió 2 a 1 ante el local -con aquel recordado gol en contra de Andrés Escobar, quien luego sería asesinado-, y cerró su participación (ya eliminada) con un triunfo 2 a 0 sobre Suiza. Mas allá de que no tuvieron un buen Mundial, a los jugadores colombianos nadie les quitará aquella goleada lograda en el estadio de River, que les dejó recuerdos buenos, pero también malos. “En aquel encuentro, los calentamientos se hicieron en el campo de juego, algo poco habitual. El profe Barragán nos dijo ´vean muchachos, vayan y salgan a la cancha para que el público argentino, así vulgarmente, los putee, para que sientan el calor del estadio´. Entonces, salimos y comenzaron todos los argentinos a insultarnos y ofendernos. Le dijeron de todo a Freddy Rincón. Al Tino Asprilla le decían ‘mono, chimpancé’, cosas muy ofensivas y racistas, pero nosotros respondimos en el partido”, rememora Pérez. Consumada la victoria histórica, el plantel colombiano tuvo la noche libre y se fueron de festejos por Buenos Aires: “Nos fuimos de rumba. Lógicamente, en el hotel estamos festejando, pero después cada uno escogió su rumbo. Varios fuimos a una discoteca. Allí, nos veían, nos reconocían y nos decían ´ ¿Son de la selección colombiana? bueno, tranquilos, pidan lo que quieran, que nosotros invitamos´. Salimos a tomar, llegamos al hotel, seguimos tomando hasta el otro día”, se sincera el defensa en diálogo con Infobae, desde Barranquilla, quién jugó 47 partidos con la selección Colombia, entre los procesos juveniles y la Mayor. Pérez empezó como creativo y se reconvirtió en defensor La selección argentina y Colombia volverán a verse las caras 32 años después de aquella noche histórica. Será por las Eliminatorias Sudamericanas justamente para otro mundial que se desarrollará en los Estados Unidos, México y Canadá. El Monumental otra vez será testigo de un nuevo enfrentamiento, pero ambos elencos llegarán con dos realidades distintas a la de 1993. “Sinceramente, no volverá a repetirse. Un partido como ese, nunca más va a llegar al fútbol colombiano, con el mismo resultado. Creo que eso ya historia”, sentencia el mundialista Pérez. - ¿Qué es su vida hoy, Wilson? - En este momento me encuentro en Barranquilla, pero mi sitio habitual es la ciudad de Cali. Tenemos un programa, un proyecto con la alcaldía de Barranquilla, donde vamos a los barrios populares, marginados, con niños que de pronto no tienen una idea de lo que es este lindo trabajo, como es el fútbol, y les mostramos que tienen sueños que se pueden cumplir, pero siempre y cuando, lógicamente, les pongan mucha disciplina. Porque esos niños, hoy en día, no saben cómo comienza uno que lógicamente es como una telenovela, el protagonista sufre, llora, pero al final sale victorioso. - ¿El programa saca a los chicos de la calle para llevarlos al fútbol, de alguna manera? -Sí, sí, exactamente. Igualmente, a raíz de que también los compañeros tienen su escuela de fútbol, se aprovecha a los muchachos que uno los ve condiciones y les da ideas, entonces los llevamos a la escuela y hay becas. Los sacamos del entorno donde ellos están y les cambian el chip, les cambian la mente para que más que todo sean personas muy sociales y útiles para la sociedad. - ¿De chiquito, usted también tuvo que salir de un entorno difícil para meterse en el fútbol? ¿Cómo fue su infancia? - Cada uno tiene una historia diferente. La mía también fue desde muy pequeño. Me crie en un barrio donde había muchas dificultades en todo sentido, en todo el entorno. Pero bueno, gracias a Dios tuve una educación muy clara de mi padre, de los principios, los valores, y nunca me desvié del sentido de lograr y luchar por el sueño que era mío, el de ser futbolista. Creo que eso para mí fue muy importante. Porque hoy en día, de pronto los chicos tienen dificultades y lógicamente se dejan llevar por el mal camino, y no le ponen dedicación al don que Dios les dio para que fueran ejemplo en la vida. - ¿Le costó hacer su carrera futbolística antes de debutar en la Primera de Junior? - Sí, la verdad que me costó mucho. Fue un proceso bastante largo, pero de pronto, tuve una gran ventaja que Dios me dio. Comencé categoría por categoría y de la Tercera salté al equipo profesional. Entonces, no me tocó pasar por el resto del filtro. Tuve disciplina, muchas ganas y el deseo de hacer eso muy rápido. Lógicamente, apoyándome en algunos profesores que realmente vieron en mí mucha cualidad. De esta manera, el proceso se dio mucho más rápido de lo que esperaba. Tuve una carrera muy bonita. Pérez jugó muchos años en la Selección Colombia - ¿Cómo fueron sus comienzos? - Fue en Junior desde 1986 hasta 1990, año que pasé al América de Cali. Estuve 10 años consecutivos. Siempre he sido muy agradecido con el América, pero igualmente tengo mi alma entre el Junior y el América. Después, recalé en Independiente de Medellín. En el año 2000, fui a Millonarios. En el 2001-2002, regresé al Junior cuando estaba el profesor Norberto Peluffo. Y en la temporada 2005-2006 fue el último año en Deportes Quindío. A raíz de eso, me tomé mucha desilusión porque, en ese tiempo, era muy difícil cobrar el sueldo, ya que me debían entre dos y tres meses. Hoy en día, los jugadores tienen mucho apoyo de los clubes, de la federación, pero en ese entonces fue el motivo de decir ¿para qué sigo jugando, si termino el año y no tengo ni un peso? - ¿Entonces, qué fue lo que hizo? - Decidí colgar los botines. Ya estaba cerca de Cali y dejé el fútbol un poquito de lado. Lógicamente, yo tenía otra inversión que me había dado el fútbol de todo ese tiempo. Había otra cosa donde yo había invertido, lógicamente. Hice inversiones en propiedades, porque es lo que se valoriza constantemente, diariamente. - ¿Jugó en la selección de Colombia el mejor momento de su historia? - Sí, la verdad que sí. Yo tuve un proceso muy bonito, muy maravilloso con la selección. Lo disfruté al máximo. Mi primera experiencia fue 1987, cuando hice parte de la primera selección de Colombia juvenil que quedó campeón en un Torneo Sudamericano, que fue aquí en mi país. Quedamos campeones. En ese momento, yo era el número 10 de la selección Colombia, pero en un entrenamiento me llama Hugo Gallego, quién era el entrenador y me dice ‘Wilson, ¿por qué no me haces el favor y me colabora ahí como lateral derecho?’. Yo le digo, ‘profe, profe, no, ¿qué marcador? A mí no me gusta eso, esa no es mi posición, yo soy delantero’. Al final, me convenció y resulta que en el entrenamiento de defensor ese año hice dos goles. - Le cambió la posición y pasó de delantero a lateral derecho… - Sí. Me dice el profe ‘Wilson, ¿por qué no te quedas ahí como lateral?, ya que eres una persona que tiene mucha visión’. Le dije que sí. Y así pasé a ser defensor. Con la selección Mayor, me fue súper bien como lateral derecho. Siempre hubo buenos comentarios, y desde 1989 hasta 1998 fui titular en Italia 90, en las Eliminatorias para la Copa del Mundo 90, en las Eliminatorias para el Mundial 94 y las clasificatorias para el Mundial 98, que fue la última que muchos tuvimos. - Integró el famoso equipo que le ganó a la selección argentina 5 a 0 en el Monumental, ¿cómo se vivió aquel partido histórico? - Oh sí, es una alegría. Es la alegría más grande de nuestra historia, de la historia del fútbol colombiano por haber logrado ese objetivo que era algo impensado, imposible de hacerle cinco goles a Argentina en el Monumental. Para uno estar en ese libro, de formar parte de ese equipo pues lógicamente es una de las mayores alegrías y satisfacción que tuvo en mi carrera. Para Pérez aquella goleada es un resultado irrepetible - ¿Cómo salieron a jugar ese partido? - Fue un partido todo raro, pero estábamos motivados porque la selección Colombia en esas eliminatorias había hecho una excelente campaña, tanto de local como de visitante. Resulta que veníamos de derrotar a Perú 4 a 0 e íbamos a Argentina con la presión y el estrés de tener que clasificar. Nosotros dependíamos de todos resultados: si empatamos, pasábamos al Mundial y si ganamos también, pero uno en ese momento sabía de qué estábamos jugando contra Argentina, una selección que tiene un pergamino respetable a nivel mundial. Tenía a Gabriel Batistuta que venía de ser goleador en Italia, a Fernando Redondo que venía de ser la figura del Real Madrid. O sea, la presión la teníamos más que todos nosotros, pero dentro del campo fue importante lo que hizo el profesor Barragán. - ¿Qué hizo? -Con el profesor Diego Barragán, nuestro preparador físico, en ese tiempo teníamos la costumbre de hacer el calentamiento dentro del estadio, pero no en el campo de juego, sino en el camerino. Resulta que, en aquel encuentro, los calentamientos se hicieron en el campo de juego, entonces el profesor Barragán nos dice ‘vean muchachos, vayan y salgan a la cancha para que el público argentino, así vulgarmente, los putee, para que sientan el calor del estadio’. Entonces, salimos y comenzaron pues lógicamente todos los argentinos a insultarnos, a ofendernos. Le dijeron de todo a Freddy Rincón, a ofender al Tino Asprilla, a quién que le decían ‘mono, chimpancé’, cosas muy ofensivas y racistas. - ¿Cómo reaccionaron ustedes? - Nosotros estábamos calentando, y resulta que Asprilla estaba por allá, en la mitad de la cancha, hablando con un celular y le decíamos ‘ven Tino, que es lo que estás haciendo, hermano’, y de pronto, al Tino le dijeron algo ofensivo, levantó la mano e hizo la insignia que iba a hacer dos goles, y finalmente los hizo. Apareció Pacho Maturana, quien dice “bueno muchachos, dejen ese man quieto, déjenlo quieto, déjenlo quieto, que haga lo que quiera”. El Tino estaba muy enojado con las ofensas que recibió y los agravios racistas. Luego se desquito durante el partido. Resulta que fue la figura e hizo dos goles. - ¿Qué pasó en el vestuario después del 5 a 0? - Imagínense que en el vestuario comenzamos a cantar, a bailar, a abrazarnos, a tirarnos champagne, a tirarnos cerveza, a beber como loco. Resulta que el público argentino nos pide que salgamos a la cancha para aplaudirnos. Cuando estábamos en el vestuario, festejando, bailando, cantando, nos dice el profesor Barragán ‘muchachos, el público de Argentina quiere que nuevamente salgan a la cancha, que lo quieren felicitar, que lo quieren ovacionar’. - ¿Cómo lo tomaron? - Y eso para mí, para nosotros, fue ‘wey, ¿cómo así?’. Fue experiencia bonita, divina, un reconocimiento de los argentinos presentes que se pararon, nos aplaudieron, y ahí fue cuando de pronto por la pantalla se pasa la imagen de Diego Maradona que estaba en la tribuna aplaudiendo. El equipo de Colombia que salió al campo de juego en aquel recordado partido (Crédito @JoelDatos/X) - ¿Tuvieron contacto con Diego ese día? ¿Bajó al vestuario para felicitarlos o no? - No, no, no, no Diego en ese momento, porque de pronto estaba muy triste y ofendido porque Argentina no nos pudo ganar, y lógicamente Colombia lo mandó a un repechaje contra Australia. Aparte, al mago Diego le hicieron una entrevista un día antes del partido, y decía que ‘Argentina iba a quedar arriba y Colombia abajo’. No la pegó. Entonces, en ese momento pues las palabras le cayeron a él, porque ellos tuvieron nuevamente la oportunidad de tener un partido contra Australia, donde Diego juega junto a Claudio Caniggia (NdR: Caniggia no participó de esos partidos ya que cumplía una sanción por doping) y ganaron el repechaje. - Después, ¿cuándo llegaron al hotel, pudieron salir de festejos? - Sí, sí, nos fuimos de rumba. Eso fue también maravilloso. Porque lógicamente en el hotel estamos festejando, y después cada uno escogió su rumbo. Varios salimos del hotel a la discoteca, a bailar, y resulta que también hubo otra experiencia bonita sobre eso. Fuimos a la discoteca, nos veían, la gente nos reconocía, y nos decían ‘¿Son de la selección Colombia? bueno, tranquilo, pidan aquí que nosotros les pagamos lo que pidan’. Los argentinos nos pagaron bebidas para festejar nuestro triunfo. Eso pasaba en cada parte donde uno iba, siempre la gente nos reconocía. ‘¿Qué quieren? ¿Qué se les ofrece? Tranquilo, ustedes no pagan, nosotros les pagamos eso’, nos decían y nosotros nos dejamos que nos invitaran. - ¿Y qué tal en el boliche, se comportaron? - No, no, oiga, después de esos logros ahí, nadie durmió. Salimos a tomar, llegamos al hotel, seguimos tomando hasta el otro día. El Tino tenía una reunión que había apartado en una habitación con todos sus amigos, porque, bueno, seguramente él presentía que se iba a ganar, se iba a dar el paso a la selección al mundial e invitó a sus amigos. Y seguimos la rumba allá, en la pieza del Tino, con sus amigos, tomando. Del hotel sin dormir, nos fuimos derecho para el avión. Imagínense, en el avión, también fue una locura, porque estaba lleno y nosotros seguíamos tomando. Es más, hicimos la ola en el avión con los tripulantes a bordo. Uno se levantaba, otro se bajaba y ese avión era, mejor dicho, una locura. Se movía todo. Iba de arriba para abajo, y todo el mundo gritando y bailando, porque la sensación que uno siente en el estómago es fea por la bebida, pero feliz de haberle ganado a la Argentina. Eso era así. La ola todo el mundo hacía. Todo el mundo se levantaba en el avión, en el aire, y se bajaba hasta que de pronto el piloto le dijo ‘muchachos, no hagan eso, compórtense porque nos vamos a caer’. Pero bueno, ahí está la experiencia también en el regreso. Cuando llegamos a Colombia, nos llevaron a todas las ciudades. El avión llegó a Bogotá, la gente nos felicitó. Luego, fuimos a Medellín, a Cali y la última ciudad fue Barranquilla, porque la casa de la Selección está allí. - ¿Fue como un festejo de haber sido campeón del mundo? - Sí, es que nadie se imaginaba ganarle a Argentina de local, en el patio de su casa y por 5-0, y jugando bien. Esa era como una final del mundo, porque encima clasificamos al Mundial 1994. Todo equipo que se va a enfrentar a Argentina va a decir ‘este es un partido de final’. Maradona vio el partido desde las tribunas, acompañado por su padre, por Claudia Villafañe y Marcos Franchi - ¿Cree que se puede repetir un partido así o nunca más va a pasar un Colombia 5-0 Argentina? - No, sinceramente no volverá a repetirse. Un partido como ese, nunca más va a llegar al fútbol colombiano, con el mismo resultado. Creo que eso ya historia. De pronto los argentinos siempre lo van a sentir, porque fueron los que se llevaron los cinco goles y cada vez que van a enfrentar a Colombia vuelven esos recuerdos. Pero no se repetirá, porque son situaciones diferentes, situaciones que no son iguales al momento que se estaba viviendo. - ¿La ve clasificada a Colombia al Mundial 2026? ¿Tiene expectativas o no le gusta este proceso? - En estos momentos, no hay como esa seguridad de decir ‘ya estamos en el Mundial’. Hay que decirlo. De pronto, la selección tuvo una época muy buena al comienzo de las eliminatorias, que venía jugando muy bien y dando buenos partidos. Estaba primera, segunda, tercera. Pero las cosas hoy en día se volvieron un poquito complicadas, ya que últimamente los resultados de Colombia no han sido los mejores. Se han perdido muchos puntos. Argentina está sobrada y tiene un sentido que a uno lo envidia, un sentido de pertenencia, como no hay en otras selecciones. Cada partido que juegan es como una final, porque ellos siempre quieren ser los mejores, quieren ser los primeros en todo. El técnico Scaloni llamó a todos sus jugadores, a pesar de estar clasificados. El técnico también tiene la visión de que ellos quieren terminar mejor, quieren ser primeros, quieren ser protagonistas, eso es muy importante. Entonces, cuando uno tiene esa idea, del uno y del otro, se reúnen y hace un grupo bastante grande y fortalecido, lo que hace que la selección argentina esté clasificada al próximo mundial.

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