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  • Más allá de la quietud: salud mental en el “interior” de Entre Ríos

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 08/06/2025 13:02

    Por Fedra Venturini Especial para ANÁLISIS En febrero de este año el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Gustavo Hein, afirmó al programa A Quien Corresponda (Radio Plaza 94.7) que Entre Ríos es “la capital nacional del suicidio” y expresó su preocupación alrededor de esta problemática cuyas estadísticas revelan una realidad alarmante. En este marco, desde el gobierno provincial se buscó reforzar las políticas existentes en un contexto complejo, marcado por la restricción presupuestaria y una gran demanda de atención en el sector público de salud. De acuerdo al “Informe sobre suicidios consumados” de la Provincia de Entre Ríos, al que accedió ANÁLISIS, hasta el mes de mayo de este año un total de 111 personas murieron por suicidio. Las estadísticas fuera de Paraná -34 suicidios hasta mayo de 2025- los departamentos con tasas más altas este año son Uruguay (13), Concordia (10) y Colón (8), seguido por Gualeguay (7), La Paz y Nogoyá (ambas con seis muertes), Victoria (5), mientras que Tala, Federal y Federación con cuatro muertes. Finalmente se posicionan Diamante (3), Feliciano (2) e Islas del Ibicuy con una sola muerte. Finalmente, San Salvador no registró muertes en lo que va de 2025. La discusión de salud mental se volvió un tema de agenda, donde los entrerrianos hablan abiertamente de esta situación actual, especialmente en las localidades con las cifras más elevadas. “En Nogoyá es muy raro que no conozcas a nadie que se haya suicidado” Agustina Rossi es comunicadora social, estudia y trabaja en la ciudad de Paraná desde 2018, pero nació y creció en Nogoyá que, según el informe anteriormente mencionado, murieron por suicidio seis personas en lo que va del año. “Es una ciudad bastante grande pero se siente muy pequeña, asfixiante. Allí el chisme vuela y eso afecta mucho a las personas, porque incide en el autoestima: cómo te percibís, tu confianza y tus vínculos”, indicó la joven a ANÁLISIS. En este sentido, observó: “Esta famosa frase de ‘pueblo chico, infierno grande’ es muy correcta”. La estudiante indicó que le marcaron profundamente las tradiciones religiosas en la ciudad, pero “me generaba mucho rechazo que fueran todos tan creyentes, pero tan mal prójimo” y definió a la ciudad como “conservadora”. Sumado a esto, creció con la sensación de sentirse observada y le generó el comportamiento de juzgarse a sí misma muy duramente y explicó: “Toda mi infancia y adolescencia fue decir ‘cómo voy a pensar esto, usar esta prenda de ropa, pensar de tal’ por los posibles comentarios de la gente y eso es más pesado que la propia mirada ajena, es una persecución autoinflingida”. A la hora de pensar en temas tabú dentro de la comunidad nogoyaense, dijo: “Hay de sobra… en la adolescencia me di cuenta que habían cosas que no estaban permitidas preguntarse, lo percibí durante el debate del aborto y cuando se generó el movimiento Ni Una Menos”. Por otro lado, sobre el suicidio, dijo: “No se habla nunca” y sumó que otros temas tabú son la educación sexual e incluso la política: “Hay una opinión hegemónica más conservadora y de derecha… si hablás desde otra mirada que no sea esa nadie te quiere escuchar y la respuesta es muy violenta” y agregó: “Allí ser distinto se paga muy caro”. Retomando el tema del suicidio, comentó: “Es muy raro que no conozcas a nadie que se haya suicidado en Nogoyá, las muertes son por distintas causas, desde consumo problemático, falta de horizontes, capacidad de soñar o imaginar un futuro próspero, porque tampoco hay muchas opciones de carreras terciarias o de grado, pero la droga es un factor determinante”. La estudiante confesó a ANÁLISIS haber padecido de depresión a los 12 años y, afortunadamente, tuvo la posibilidad de recibir ayuda en materia de salud mental, pero relató: “Me afectó muchísimo durante la adolescencia y se debió mucho al entorno, porque es muy difícil pertenecer si no te adaptás a las reglas, además que es muy difícil encontrarte con quién sos y explotarlo dentro de Nogoyá”. Además, destacó: “No fui la única en mi grupo de amigas que tuvo depresión, pero sí la primera en ponerle nombre. Agustina se mudó a Paraná al finalizar la escuela secundaria y valoró que en la capital entrerriana encontró “un estilo de vida totalmente diferente”: “Tuve la posibilidad de irme y andá a saber cómo lo afronta la gente que pasó por situaciones distintas a la mía y se tuvieron que quedar”. Actualmente, la estudiante de Comunicación dijo que no visita seguido su ciudad y comentó que aún está sanando las heridas de haber crecido allí, “más después de dos suicidios que acompañé, pero espero que mi caso sea particular y no hayan parecidos, porque es muy doloroso y más para quienes no pueden irse”. “Siento a mi pueblo igual que siempre, es difícil volver” A.O -quien prefirió no revelar su nombre- creció en Cerrito, una localidad a 53 kilómetros de la capital entrerriana, a la que se mudó en 2018 para cursar la universidad. “Describiría a mi pueblo con la palabra ‘orden’, en todos los sentidos”, dijo esta persona a ANÁLISIS, “Desde cómo fue pensado el pueblo, con sus cuatro bulevares y su plaza central, había una idea de formar el pueblo hacia una estructura, es algo con lo que nos criamos y si hay una manera de pensar en Cerrito, es esa. También las políticas públicas de la ciudad acompañaron ese orden”. En otra línea, indicó que su comunidad le marcó mucho en el sentido que “siempre había que tener cuidado con lo que hacías, decías, cómo te vestías, con quién salías o te relacionabas, incluso en qué horarios salías a la calle” y aseveró: “Los adultos observaban lo que hacíamos los más jóvenes, tus papás terminaban sabiendo todo lo que hacías y estabas constantemente en estado de alerta”. La entrevistada consideró que este estilo de vida le limitó poder habitar su ciudad en libertad: “Era una microviolencia porque se generaban tantos comentarios por parte de la gente que te herían, incluso perdí amistades a raíz de los dichos de otras personas, a veces no se cansaban de mentir y no importaba la verdad cuando había una mentira instalada”. En este sentido, acotó: “La salud mental era minimizada por muchos y eso te termina afectando en la cabeza… que se minimicen tus emociones, tu sexualidad y que digan lo que podés o no hacer”. La entrevistada destacó que era una persona extrovertida, pero “los entornos me volvieron introvertidos, además que era difícil confiar en alguien, porque no sabías quién te podía traicionar”. Además, al igual que Agustina de Nogoyá, observó que quienes tenían un pensamiento distinto al predominante en el pueblo, era rechazado: “Creo que esto predomina en estas localidades pequeñas, que tienen pensamientos patriarcales, y se calló mucho”. Incluso repitió la conocida frase “pueblo chico, infierno grande” y agregó: “Me parece muy pertinente, porque todos lo vivimos y lo padecimos”. Sin embargo, destacó que afortunadamente el municipio de Cerrito promovió instancias de diálogo y discusión en materia de salud mental y rescató: “No hay que desfinanciar estas propuestas y es importante que se mantengan”. A la hora de ser consultada por cómo ve su ciudad, con la distancia física y del tiempo, reflexionó: “Es una ciudad que se mantiene en una cápsula del tiempo y se mantiene de la misma manera, es difícil volver y dialogar, porque irse -ya sea a estudiar o a vivir su vida- hace que uno no quiera retornar a ese lugar donde creció, es triste pero a la vez es avanzar y entender qué es lo que se quiere en la vida”. ¿Qué se hace en salud mental? El pasado 10 de septiembre se reglamentó la adhesión de Entre Ríos a la Ley Nacional de Prevención del Suicidio, después de seis años de espera. Esta normativa brindó un marco legal de aplicación para las políticas que se desarrollan en materia de salud mental en el territorio entrerriano. Delfina Noé, responsable del Programa Provincial de Prevención del Suicidio y coordinadora de la línea 0800 para urgencias en Salud Mental, comentó a ANÁLISIS que desde el área se mantienen al tanto en torno a las cifras de suicidio en la provincia, pero aclaró: “Elaboramos datos epidemiológicos para conocer el estado de salud de la población y, desde la epidemiología, nos valemos de herramientas para gestionar en relación a lo estadístico”. En este sentido, Noé informó: “Las tasas de muertes por suicidio en Entre Ríos mantienen números similares, pero son de 11 a 12 muertes por cada 100.000 habitantes” y agregó: “La costa del Uruguay generalmente suele tener tasas más altas que la costa del Paraná”. La profesional recordó que el suicidio es una problemática “multicausal y multidimensional”, pero destacó: “La persona que intenta suicidarse o que comete sucidio no necesariamente tiene que estar atravesada por un diagnóstico en salud mental, eso sería replicar uno de los mitos en relación a la problemática. No todas las personas que padecen depresión intentarán suicidarse y no todos los que se suicidan tienen depresión”. En este sentido, acotó: “Los efectos de las crisis sociales suelen verse hasta tres años después y está ocurriendo eso: vemos los resultados de esa pandemia que atravesamos desde 2020 hasta 2022”. “Temas como el suicidio no eran abordados” Fernando Schmidt, de 28 años, creció en una zona rural pero transitó el colegio en la localidad de Hernandarias. Si bien se mudó a Paraná para estudiar y trabajar, retornó a su hogar de origen por temas de salud mental. A la hora de describir el entorno en el que vivió, dijo a ANÁLISIS: “Algo que se escuchaba mucho en mi casa era ‘no hagas tal cosa, ¿qué va a pasar si la gente te ve? Quizás los vecinos o allegados no eran de observarte en lo que hacías, pero con ese pensamiento de base me sentía observado por todos y, si alguien en Hernandarias te veía hacer algo que a sus ojos estaba mal, lo contaba”. A la hora de comentar los temas tabú dentro de la comunidad, coincidió con las demás entrevistadas que la salud mental era una de ellas, pero agregó: “También lo eran las adicciones, la homosexualidad o la transexualidad. En mi adolescencia, era impensado hablar de estos temas”. El joven relató que, a sus 12 años, empezó a vivir en una residencia para cursar la secundaria en una institución de educación técnica: “Ya tenía una ‘tendencia’ homosexual, así que te imaginarás las cosas que me pueden haber dicho por no ser lo ‘suficientemente masculino’, así que mi mayor problema en ese momento era luchar conmigo mismo, porque no quería ser así para que dejaran de molestarme”. A lo largo de su trayecto por la escuela secundaria comentó que “la pasó mal”, pero los últimos años “aflojó” y contó: “Hace unos años tuve la posibilidad de encontrarme con algunos de estos compañeros y hasta me pidieron disculpas por las cosas que me decían y eso fue muy lindo. Más allá que las disculpas eran necesarias, entendieron que los equivocados eran ellos, no yo”. La vivencia de Fernando no es extraña: según el primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica en Argentina, que se realizó en 2023 y se publicó en 2024, al menos seis de cada diez personas pertenecientes al colectivo LGBTIQ+ tuvieron ideación suicida al menos una vez en su vida. Esta cifra revela el resultado de los efectos que tienen las actitudes de discriminación, rechazo y violencia. Respecto del suicidio, Fernando recordó: “Temas como el suicidio no eran abordados, ni en las escuelas pero tampoco el municipio”. No obstante, destacó que los docentes más jóvenes de su colegio se ponían a disposición para quien lo necesitara. A la hora de ser consultado por el estado de la localidad hoy, dijo: “Las cosas cambiaron un montón y me alegra ver a mi pueblo con menos prejuicios y tratando estos temas que afectan tanto a las ciudades grandes como las más pequeñas, como son los consumos problemáticos y el suicidio”. Aumentó la demanda en el 0800 de Salud Mental Noé indicó que incrementó el número de personas que llaman al 0800-777-2100, la línea telefónica que atiende de manera gratuita las 24 horas del día para situaciones de crisis en materia de salud mental. “Cuando iniciamos con la línea, en 2022, teníamos un promedio de tres a cinco llamados diarios, ahora tenemos un promedio de 10 a 12 llamados que atienden 14 profesionales que hacen guardias rotativas en duplas”, pero aclaró que este aumento no indica que hay más personas en crisis de antes, sino que el número se volvió un recurso conocido en la provincia: “Esta estrategia sanitaria se empoderó, pero también el dispositivo responde en el protocolo de actuación de las fuerzas de seguridad en la vía pública y también atiende llamados de orientación y acompañamiento en colegios y otros efectores de salud de la provincia”. Consultada por Radio Plaza indicó que, si bien reciben llamados de los 17 departamentos, la mayor cantidad de llamados provienen de las ciudades de Paraná, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú. Además, detalló que quienes más llaman son mujeres entre 24 y 35 años. “Creemos que esto tiene que ver con que las mujeres son las que más están destinadas a las tareas de cuidado y, generalmente, llaman para recibir orientación e información de qué hacer con alguien que atraviesa alguna situación o un padecimiento en salud mental”. Por otro lado, añadió: “Lo que más se recibe son llamados por crisis de angustia. Es alguien que, en ese momento, sufre a un nivel que no le permite seguir con sus actividades cotidianas pero que no necesariamente tienen un padecimiento o diagnóstico en salud mental”. Respecto a las políticas de salud mental por fuera de las principales localidades de la provincia, Noé comentó: “El Programa de Prevención del Suicidio viene recorriendo los 17 departamentos de la provincia hace muchos años en diferentes instancias para la comunidad y otras con el sector educativo o sanitario”. En este marco explicó que las reuniones con el personal de salud consisten en trabajar en torno al flujograma de abordaje de problemática del suicidio, que se elaboró en 2023 a partir de este programa, y puede ser adaptado a las distintas realidades de cada localidad”. Finalmente, la coordinadora del 0800 recordó que hablar de suicidio tiene efectos preventivos en la sociedad y valoró que otros funcionarios provinciales mencionaran esta problemática ya que permitió tener otra llegada que antes no estaba presente. “El fenómeno debe ser abordado intersectorialmente y pensado desde múltiples espacios como la salud, la educación, entidades deportivas, áreas religiosas y comunitarias”, cerró.

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