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  • Condenaron a dos hombres por el robo de 336 cabezas de ganado en Curuzú Cuatiá

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 06/06/2025 21:11

    El Tribunal Oral Penal de Mercedes condenó a dos hombre a penas de cinco y cuatro años de prisión, con accesorias legales y costas, al ser hallados culpables del robo de 336 cabezas de ganado a un productor de campos de la zona. Fueron hallados penalmente responsables por el delito cometido entre enero y julio de 2013, en un campo ubicado en la Quinta Sección del departamento de Curuzú Cuatiá. Según consta en la sentencia 22/25, los jueces consideraron probado que, el productor agropecuario Reinaldo Elpidio Estoup y su capataz, Eduardo López, participaron en el hurto de animales en perjuicio del fideicomiso CRIA1, que arrendaba unas hectáreas en el establecimiento rural “Oscuro”, cerca de la localidad de Perugorría, según consta en una publicación del diario La Nación. El tribunal declaró que los hechos configuraron el delito de abigeato agravado por realizarse bajo las condiciones previstas en el artículo 164 del Código Penal (robo simple), pero con alteración de marcas y señales utilizadas para identificar el ganado, y con participación de al menos una persona dedicada a la cría y cuidado de animales, lo cual agravó la responsabilidad penal. Además, les impuso una multa solidaria a ambos condenados, equivalente a tres veces el valor de los animales sustraídos, calculada según la cotización del Mercado Agroganadero (MAG) al día del efectivo pago. De los 336 vacunos denunciados como robados solo fueron encontrados 13, detallaron. Según los jueces, la medida busca resarcir económicamente el perjuicio causado. En el mismo fallo los jueces convirtieron en definitiva la entrega judicial de los animales recuperados al doctor Pablo Fleitas, quien había sido designado como depositario judicial. Hugo Fernández, quien supervisaba el fideicomiso en ese entonces, detalló que todo comenzó en agosto de 2012, cuando el fideicomiso decidió acompañar a una cabaña local en un remate en la Sociedad Rural de Curuzú Cuatiá con 859 vientres. La prueba indubitable del robo fue que cuando encontraron los alambres cortados en cuatro lugares distintos, todos lindantes con el establecimiento de Estoup, no así con los otros campos vecinos Allí, Estoup, cuyo campo lindaba con el establecimiento arrendado por la empresa ganadera, se hizo presente y compró más de 200 vacas que, según los damnificados, eran parte de una estrategia de hacerse de la marca dentro de su propio establecimiento. En octubre de ese año fue el propio capataz, ahora condenado, que se presentó en Oscuro, ofreciendo buena vecindad y que cualquier cruce de hacienda den aviso para devolverla. Al mes siguiente, tres crecientes sucesivas y muy grandes por el desborde del arroyo Villanueva, afluente del río Corriente y, que duraron hasta el otoño de 2013, dejaron un potrero entero de 5000 hectáreas prácticamente bajo el agua. En cada recorrida vislumbraban faltante de animales. “Fue entonces cuando se empezó a desconfiar, porque las veces que se juntaba hacienda, en días de inundaciones, siempre faltaban vacas. Pero no teníamos la certeza de cuál era el número real de animales que no estaba en el campo. Por eso pedimos una recoluta a los campos vecinos, todos nos devolvieron animales, menos Estoup, que nos dijo que no había nada”, detalló a Fernández al matutino bonaerense. Cuando bajó toda el agua, se pudo recorrer mejor y hacer un recuento general de todo el campo; eran 276 vacas y 60 vaquillas, como se le dice a la categoría vaquillona en Corrientes, un total de 336 cabezas, las que faltaban. Pero la prueba indubitable del robo fue que cuando encontraron los alambres cortados en cuatro lugares distintos, todos lindantes con el establecimiento de Estoup, no así con los otros campos vecinos. Luego, manera inmediata, realizaron la denuncia y empezaron las actuaciones y toda la investigación policial. Pero recién en diciembre del 2012, prácticamente un año después, se allanó Tataré, el campo del Estoup. En ese allanamiento se encontraron 13 vacas origen del fideicomiso y se constató que no eran las que Estoup había comprado en el remate: las de la subasta estaban identificadas por algunas marcas particulares y por el número de caravana. En todo ese derrotero, que duró casi 13 años, hasta llegar a la sentencia, estuvo Fleitas como abogado de la querella. “Esta causa nos llevó muchísimos años: un juez que por momentos era competente, pero después decía que no. Los expedientes que se retrasaban. Por ejemplo, una cuestión de competencia demoró dos años en resolverse. Luego de eso, salieron resoluciones favorables a Estoup que nunca nos notificaron. Después se consigue la nulidad de esas resoluciones para luego revocarlas y procesarlo”, describió el abogado.

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