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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/06/2025 10:42
La obra de arte 'América', de Maurizio Cattelan, fue sustraída en un audaz asalto que conmocionó al personal y a los visitantes (Menomenopiu Architects) El oro sustraído del Palacio de Blenheim nunca apareció, pero el impacto del robo marcó un antes y un después en la seguridad de la histórica mansión y en la memoria de quienes la habitan. El audaz asalto al inodoro de oro macizo, valuado en 6 millones de dólares, no solo dejó una huella en la colección artística del palacio, sino que también alteró la percepción de seguridad entre el personal y visitantes. La madrugada del 14 de septiembre de 2019, Eleanor Paice, supervisora de servicios al huésped, se despertó sobresaltada por el estruendo de cristales rotos y el sonido de las alarmas de incendio. Como relató la BBC, Paice, habituada a ruidos extraños en el apartamento para empleados dentro del palacio, salió al patio principal sin saber que se encontraba en medio de un robo cuidadosamente planeado. Cinco hombres habían irrumpido en el Palacio de Blenheim, en Woodstock, Inglaterra, y en cuestión de minutos se apoderaron del inodoro de oro de 18 quilates, titulado “América”, obra del artista conceptual italiano Maurizio Cattelan. Los ladrones huyeron en un Volkswagen Golf robado, mientras el personal apenas comenzaba a comprender la magnitud del delito. El inodoro, completamente funcional y conectado a la red de agua, llevaba solo dos días en exhibición como parte de una exposición de Cattelan, la primera vez que la pieza se mostraba fuera de Nueva York. La noche anterior al robo, el director ejecutivo del palacio, Dominic Hare, había asistido a la fiesta de inauguración organizada por el propio artista. Hare recordó que intentó usar el inodoro durante la celebración, pero desistió al ver la fila, pensando que podría regresar al día siguiente. Esa oportunidad nunca llegó. El robo, que duró apenas cinco minutos desde la entrada de los ladrones hasta su huida, dejó al personal en estado de shock. Paice describió la escena como confusa y veloz: “Solo había sombras y movimientos rápidos. Los vi acercarse al coche, subirse... y luego el coche salió disparado”. El horror de la escena del crimen La policía llegó poco después, pero solo al revisar el palacio se percataron de que el inodoro había desaparecido. Paice relató a la BBC el momento en que comprendió la gravedad de la situación: “Fue entonces cuando... sentí un vuelco en el estómago. Y pensé: ‘Esto es grave’”. El director ejecutivo, Dominic Hare, recibió la noticia por teléfono en la madrugada. Al llegar al palacio, experimentó alivio al ver que el personal estaba ileso, pero también horror ante la escena del crimen: el baño inundado y destrozado. “Si el inodoro dorado que había allí se veía hermoso, perfecto, majestuoso e inmaculado, esto era todo lo contrario. Esto fue brutalizado, destrozado. Esto es un palacio. Los palacios no se destrozan”, expresó Hare a la BBC. Al reabrir el palacio un día después, el personal decidió abordar la controversia de manera directa. Colocaron cinta policial sobre el cubículo destruido, a pocos metros de la casa natal de Winston Churchill, y exhibieron la escena del crimen como parte de la exposición de Cattelan, ahora sin el inodoro. Hare reconoció que, aunque sentía vergüenza, su enojo lo llevó a mantener la escena visible, y pronto notó que se convirtió en un atractivo para el público. El artista conceptual italiano, Maurizio Cattelan es el autor de diversas obras que provocaron impacto en el mundo del arte (REUTERS/Philippe Wojazer/File Photo) Paice comentó que el palacio se llenó de visitantes interesados en ver el lugar del robo más que la propia obra de arte: “La gente estaba más interesada en ver en dónde habían robado el inodoro de oro que en venir a ver el propio artefacto”. “Las personas más peligrosas que jamás hayan visitado el Palacio de Blenheim” El caso captó la atención de los medios y generó numerosas bromas, pero para el personal del palacio el episodio resultó inquietante. Paice confesó que el lugar, que antes consideraba un hogar seguro, dejó de sentirse así durante mucho tiempo. “Siempre había una gran ansiedad. Si eso había ocurrido, cualquier cosa podría pasar”, declaró a la BBC. Hare, por su parte, expresó su conmoción y agradecimiento de que nadie resultara herido, y calificó a los ladrones como “las personas más peligrosas que jamás hayan visitado el Palacio de Blenheim”. El abogado especializado en recuperación de obras de arte, Christopher Marinello, contratado por las aseguradoras para analizar el caso, opinó que la seguridad del palacio “falló completamente”. Según detalló la BBC, el inodoro de oro no se consideró un riesgo significativo. Un mes antes del robo, Edward Spencer-Churchill, fundador de la Fundación de Arte de Blenheim, había declarado al Sunday Times: “No va a ser fácil de robar. En primer lugar, está conectado a la red de agua y, en segundo lugar, un potencial ladrón no tendrá ni idea de quién lo usó por última vez ni de qué comió. Así que no, no pienso vigilarlo”. Hare admitió que la atención del personal se centraba en otras piezas de la exposición consideradas más polémicas, como una estatua de un Papa golpeado por un meteorito, banderas del Reino Unido sobre las que el público podía caminar y una estatua de Adolf Hitler rezando. El valor del inodoro, estimado en 3,6 millones de dólares solo por el oro, quedó eclipsado por su carácter insólito. Durante el horario de cierre, la pieza permanecía sin vigilancia y no existía un circuito cerrado de televisión que cubriera la puerta del cubículo. Los ladrones aprovecharon otras debilidades, como la ausencia de patrullas y puertas fáciles de forzar. Incluso después del robo, el personal no identificó de inmediato el objetivo; Paice llegó a pensar que los intrusos buscaban el mechón de pelo de la infancia de Churchill, también exhibido en el palacio. “América” una de las obras más icónicas de Maurizio Cattelan En las semanas posteriores, Hare asumió la responsabilidad por las fallas de seguridad y emprendió una revisión exhaustiva de los protocolos. “No fue una decisión democrática que tuviéramos cierto nivel de seguridad; en realidad fue mi decisión. En ese sentido, hice a Blenheim vulnerable. Y ya no somos vulnerables”, afirmó a la BBC. El palacio implementó mejoras significativas en sus sistemas de seguridad, y el caso sirvió de advertencia para otras casas señoriales del Reino Unido. Más de cinco años después del robo, tres hombres recibieron condenas por su participación. James Sheen, de 40 años y residente de Oxford, se declaró culpable de robo y transferencia de propiedad ilícita en 2024. Michael Jones, de 39 años y también de Oxford, fue declarado culpable de robo en el tribunal de Oxford el 18 de marzo. Fred Doe, de 36 años y residente de Windsor, fue hallado culpable de conspiración para transferir propiedad ilícita, mientras que Bora Guccuk, de 41 años y residente del oeste de Londres, resultó absuelto del mismo cargo, según reportó la BBC. El inodoro de oro nunca se recuperó, pero la historia se integró al acervo de anécdotas del palacio. Hare reflexionó sobre el contraste entre la importancia histórica de Blenheim y el episodio del robo. “Tiene una historia importante y seria, guerras que cambiaron el curso de la historia de un continente. En contraste, el robo es poca cosa. Pero en las historias de la gente de Blenheim, la gente que vivió aquí y dio vida a este lugar, fue un momento muy amenazante”. El director ejecutivo imagina que, dentro de 150 años, los guías seguirán relatando el insólito robo como parte de la memoria viva del palacio.
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