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» Diario Cordoba
Fecha: 24/05/2025 09:06
La historia de la Feria de Córdoba se remonta nada menos que a 1284, cuando el rey Sancho IV concedió a la ciudad el privilegio de poder celebrar dos mercados de ganado al año. Sin embargo, el germen de lo que hoy es la fiesta mayor cordobesa está ligado a la aparición en 1665 de la talla de la Virgen de la Salud junto a un pozo ubicado en las cercanías de la Puerta de Sevilla y cuyas aguas, según afirmaban, curaba todo tipo de enfermedades. Ya en el siglo XIX, la Feria comenzó a incorporar las más diversas celebraciones lúdicas que fueron mutando el encuentro ganadero en la gran celebración de Córdoba. Aunque son numerosas las crónicas que nos relatan cómo fue evolucionando a lo largo de los siglos, apenas existen imágenes que nos muestren cómo era nuestra feria en tiempos pasados. Curiosamente, los primeros testimonios visuales que se conservan de la fiesta no son pinturas ni grabados, sino obra de la moderna fotografía, nacida ya en pleno siglo XIX. Pero la Feria apenas atrajo la mirada de los numerosos fotógrafos que retrataron la ciudad, más interesados en captar la monumentalidad de la Mezquita- Catedral, por lo que apenas se han conservado instantáneas anteriores a 1940. Escena típica de los noviazgos de la época. / Friedrich Christiansen Uno de esos escasos testimonios gráficos que hoy podemos disfrutar es el reportaje que a finales de la década de 1920 realiza el escritor y fotógrafo alemán Friedrich Christiansen. Este viajero enamorado de España realizó varias expediciones por nuestro país. Una experiencia que volcó en cuatro libros de viajes profusamente ilustrados: Spanien in bildern (1928), Die spanische Riviera und Mallorca (1929), Festliches Spanien (1935) y Das spanische volk (1937). En el primer tomo, España en imágenes, Christiansen realiza un maravilloso repaso monumental de nuestro país, donde incluye hasta cuatro instantáneas cordobesas que muestran al lector germano la grandiosidad de la Mezquita y el clásico perfil de la ciudad desde el Guadalquivir. Pero su gran trabajo es el último volumen de su tetralogía hispánica: El pueblo español. Una edición exquisita, donde lo visual, como en todas sus obras, y en este caso con más de doscientas fotografías, domina sobre el texto con una reproducción de imagen de altísima calidad. Militares rodeados de chiquillos jugando a los barquillos en el real de la Feria. / Friedrich Christiansen El libro se publica en 1937 pero el viaje fue realizado como muy tarde a principios de la década. En él, Christiansen nos sorprende con una mirada totalmente novedosa para un viajero de la época, ya que dirige el objetivo de su cámara a las gentes y las fiestas de nuestro país. Un interés que en Córdoba recala en los por entonces ya célebres patios, con tres instantáneas de los recintos, y en la Feria de mayo, a la que dedica más de una veintena de vistas en el capítulo dedicado a la ciudad. Sin duda, el reportaje está marcado por el sesgo del viajero romántico, que abunda en los tópicos de lo español: el gitano, la Carmen y el torero. Para el primer estereotipo Friedrich retrata la feria del ganado, donde capta a los tratantes y sus animales en un documento de gran interés al ser una tradición hoy ya desaparecida hace décadas. Son tomas espontáneas, muy modernas, donde capta la vida de estos personajes con un gran naturalismo y en las que no elude mostrar sus míseras condiciones de vida. Totalmente opuesta es la estética del personaje de Carmen, que muestra en elaborados retratos a bellísimas cordobesas ataviadas con elegantes trajes de fiesta, en los que alternan la peineta y el sombrero calañés. Son casi retratos de moda, realizados bajo la clara influencia estética del cine mudo. Por último, el mito del torero es representado por el rejoneador cordobés Cañero, al que inmortaliza en varias tomas fotoperiodísticas durante la lidia en un coso que no llegamos a identificar. Una visión de nuestra feria de hace un siglo, realista, pero también tópica en la que el fotógrafo se aferra a los estereotipos para mostrar una Córdoba que intentaba asomarse a la modernidad. El rejoneador Cañero en el antiguo coso de Córdoba. / Friedrich Christiansen En esta pequeña selección gráfica que acompaña a este reportaje, la mirada del fotógrafo alemán nos muestra una visión de la Feria de Mayo de Córdoba llena de antagonismos, donde caben desde la clásica escena de los novios cortejándose a través de una reja, una toma preparada muy del gusto de la época pero al mismo tiempo muy real de cómo eran los noviazgos; los militares rodeados de chiquillos en el real de la Feria jugando a los barquillos; y el rejoneador Cañero en pleno lance de banderillas cita al toro en una plaza que podría ser el antiguo coso de Los Tejares. Un hombre contempla los carruajes en el Paseo de la Victoria. / Friedrich Christiansen Escenas tan costumbristas como las vistas de la Feria del ganado en los llanos de Vistalegre, donde los tratantes realizaban la compraventa de todo tipo de animales y que dotaban a la Feria de un ambiente muy singular. O como los tradicionales paseos de caballes y carruajes, como es el caso de la instantánea en la que un personaje contempla a caballistas y coches en el Paseo de la Victoria desde la glorieta del hospital de la Cruz Roja. Suscríbete para seguir leyendo
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