24/05/2025 03:23
24/05/2025 03:23
24/05/2025 03:20
24/05/2025 03:16
24/05/2025 03:01
24/05/2025 03:00
24/05/2025 02:59
24/05/2025 02:58
24/05/2025 02:57
24/05/2025 02:56
» Diario Cordoba
Fecha: 23/05/2025 20:38
El fotógrafo Sebastião Salgado (Aimorés, Minas Gerais, Brasil, 1944), el ojo que casi todo lo vio, el gran retratista de la belleza salvaje y majestuosa de la naturaleza, ha muerto este viernes a los 81 años, según ha informado el Instituto Terra, que fue fundado por el brasileño. De la Antártida a Siberia y de Ruanda a las Galápagos para volver siempre, una y otra vez, a esa Amazonia de ríos voladores y encanto sobrenatural, Salgado inmortalizó durante cinco décadas lo mejor y lo peor del planeta. “Fue más que uno de los mejores fotógrafos de nuestro tiempo”, ha asegurado el Instituto Terra en un comunicado. Su estilo, inconfundible, aunó siempre belleza, compromiso y dedicación. Escaló montañas en Alaska, recorrió áridas planicies en Etiopía y cartografió los contornos del planeta siempre en busca de la fotografía perfecta. Del blanco y negro deslumbrante y sobrecogedor. Punto de vista e ideología “La fotografía que hago es mi punto de vista. Es mi ideología, toda la herencia que he tenido en mi vida, que ha creado una forma estética y una forma política. No puedo decir que sea objetiva, es profundamente subjetiva. Así es la fotografía. Es mi ideología, toda la herencia que he tenido en mi vida, que ha creado una forma estética y una forma política”, aseguraba en una entrevista reciente para resumir el corpus ideológico de un trabajo que era también, o sobre todo, una manera de estar en el mundo. Autodidacta, a finales del año pasado estuvo en Barcelona para presentar 'AMAZÔNIA', monumental exposición con cerca de 200 fotografías que atrapaban en toda su inmensidad el ecosistema amazónico: de la sierra Imeri a las Anavilhanas y de ahí a las lluvias torrenciales. De fondo, siempre, la denuncia de la explotación forestal y la necesidad de proteger uno de los paisajes más bellos del planeta de los envites del cambio climático. "Un país como Brasil, con un desarrollo económico muy fuerte, debe tener un gran respeto por su historia. Y la gran historia brasileña no es la historia de los europeos, de los africanos que emigraron allí... Es la historia de quienes están allí desde hace decenas de millares de años", defendía. Salgado, que tenía también la nacionalidad francesa, publicó en revistas legendarias como 'Life' y 'Time' y recibió galardones como el Príncipe de Asturias de las Artes y el Premio Internacional de la Fundación Hasselblad. En 2014, el cineasta Wim Wenders inmortalizó en 'La sal de la tierra’ sus incursiones en lugares recónditos y extremos del planeta como el Círculo Polar Ártico y Papúa Nueva Guinea. De ahí surgió también su libro 'Génesis', una carta de amor al planeta. "Yo era parte de todo un sistema vivo: mineral, vegetal, animal...", reflexionaba entonces. El atentado contra Reagan y los años de Magnum Nacido el 8 de febrero de 1944, se crió junto a siete hermanas, cursó estudios de Derecho y Economía y en 1969 viajó a París huyendo de la dictadura en Brasil, junto a la que sería su compañera de vida, Lelia Wanick. Probó con la Organización Internacional del Café, pero no tardó en encontrar en la fotografía su auténtica pasión, como explicó en sus memorias 'De mi tierra a la Tierra'. "Mucha gente decía que yo era un fotógrafo de izquierdas, militante, social, fotoperiodista... No soy nada de eso. La fotografía ha sido mi vida, mi forma de vivir", defendía. Su mirada penetrante y azulada encontró acomodo en la todopoderosa agencia Magnum, en la que ingresó en 1979. En la casa de Cartier-Bresson y Robert Cappa hizo historia al fotografiar, 76 fotos en 60 segundos, el intento de asesinato de Ronald Reagan en Washington D. C. en 1981, pero su desencuentro con la histórica firma fue legendario: en 1994 se fue para fundar su propia agencia, Amazonas Images, y la despedida no pudo ser más agria. "Me fui más o menos como un bandido que abandona la mafia", recordaría. Con 'Otras Américas', publicado en 1984, retrató los pueblos indígenas y empezó a cosechar fama y proyección internacional: ahí estaba ya su mano para el retrato de la dureza y la dignidad de las vidas exprimidas en la cuneta. "Estética de la miseria", lo llamarían algunos. Susan Sontag, por ejemplo, le afeó la comercialización y embellecimiento del drama humano, pero Salgado siguió a lo suyo, recorriendo el mundo con la cámara al cuello y publicando libros como 'Éxodos' y 'Génesis', piedras angulares de su trabajo. Comprometido con la causa climática, Salgado fue también un crítico feroz del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022) por su política de abrir la Amazonía a actividades como la agricultura y la minería. En su estado natal, fundó además el Instituto Terra para regenerar los bosques y la biodiversidad desaparecidos debido a la deforestación, un exitoso proyecto al que hasta en 2022 se habían sumado unos 3.000 propietarios de tierras. Preguntado por lo aprendido a lo largo de su periplo planetario, Salgado resumió en 2016: "Que existe una cosa artificial que se llama fronteras. En todas partes, vi al mismo ser humano. El extranjero no existe".
Ver noticia original