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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 18/05/2025 11:23
El vocal de la Sala Penal de Juicios y Apelaciones, habló del proceso de creación y redacción del libro que narra la historia de una familia que marcó la ciudad. Por: Matías Dalmazzo Fernando Martínez Uncal, abogado y actual vocal de la Sala Penal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay, es también autor del libro La Familia Tahier en Concepción del Uruguay. Atento y Agazapado. En esta entrevista, Martínez Uncal contó cómo nació su interés por la familia Tahier, detalló el proceso de investigación y escritura, y compartió sus impresiones sobre la presentación de la obra, que rescata el papel de esta familia en la historia local y su influencia en la educación y la sociedad uruguayense. -¿Qué fue lo que te motivó a investigar y escribir sobre la familia Tahier en Concepción del Uruguay? -Fue un proceso que se fue “abriendo camino al andar”. El disparador fue una convocatoria del presidente de la Asociación Educacionista “La Fraternidad” y rector de la Universidad de Concepción del Uruguay, Dr. Héctor César Sauret. Él, sabiendo que mi familia materna tenía un vínculo de parentesco con los Tahier, me sugirió que me pusiera en contacto con descendientes de Amador Juan Tahier, uno de los presidentes de la institución en el siglo XIX. Justamente en él se inspiraron Héctor Buenaventura Sauret y el grupo que lo acompañaba para crear la Universidad durante las décadas del ’60 y ’70. Además, como la familia Tahier también está ligada a José Benjamín Zubiaur, primer presidente de La Fraternidad en 1877, logré dar con dos nietas de ambos expresidentes: Teresita Caviglia, quien vive en Montevideo y es nieta de Amador Juan Tahier, y Mabel Zubiaur, que vive en la provincia de Buenos Aires y es nieta de José Benjamín Zubiaur. Las invité a participar del acto por el 144° aniversario de La Fraternidad y el 50° aniversario de la UCU, que en ese momento fue virtual por la pandemia. A partir de ese encuentro, del intercambio de información con ellas y de las lecturas que hice para la ocasión, nació mi interés por profundizar la investigación. La idea de escribir vino después. -¿Cómo fue el proceso de investigación para reconstruir la historia de la familia Tahier y qué fuentes utilizaste? .-Luego de ese primer contacto con familiares directos —incluyendo a los nietos de Julio José Tahier—, quienes me enviaron fotografías, un árbol genealógico muy antiguo escrito en francés y muchos relatos orales, comencé a investigar más a fondo. La propia bibliografía disponible presentaba confusiones entre integrantes de la familia, como por ejemplo entre Amador Guillermo y su hijo Amador Juan. En ese momento también fueron fundamentales los relatos de mi madre, María Marta Eyhartz, a quien está dedicado el libro. Las fuentes utilizadas fueron diversas. En primer lugar, consulté bibliografía clave como Historia de Concepción del Uruguay de Oscar Urquiza Almandoz, Urquiza el saladerista de Manuel Macchi, El Colegio del Uruguay a través de sus rectores de Celomar Argachá, El Colegio y la música de Eduardo J. Giqueaux, Apuntes para la historia de La Fraternidad de Lorenza Mallea, Instituciones civiles y deportivas de Concepción del Uruguay y Breves biografías de profesores del Colegio del Uruguay al iniciarse el año 1900 de Luis Salvarezza, entre otros. Mientras reunía esa información, comencé a consultar archivos locales. No estaba familiarizado con ese tipo de búsqueda, pero gracias a la profesionalidad y predisposición de quienes trabajan allí, se me hizo mucho más fácil. Fueron clave los documentos del archivo de la parroquia de la Basílica de la Inmaculada Concepción, del Palacio San José, del Registro Civil, del Registro de la Propiedad y de la propia Asociación Educacionista La Fraternidad. Cuando llegué al archivo del Colegio del Uruguay y, tras hablar con sus autoridades, me sugirieron enviar un correo al archivo “Oscar Urquiza Almandoz” detallando todos los datos que tenía de las personas investigadas. Al recibir la respuesta, con información valiosísima, me di cuenta de que el trabajo ya superaba la simple recopilación de datos, y que en algún momento iba a tener que volcar todo eso en una publicación. También fueron muy importantes libros agotados o inéditos, como las tesis doctorales de dos hermanos Tahier conservadas en la biblioteca del Colegio, y otras publicaciones que encontré en la Biblioteca Popular El Porvenir. No puedo dejar de mencionar el aporte de la hemeroteca del Museo “Delio Panizza”, siempre diligente incluso cuando mis pedidos eran imprecisos. Consulté también archivos y bibliotecas fuera de la ciudad. La información se completó con datos obtenidos de revistas, diarios y sitios de internet, todo debidamente citado al final del libro. Por último, fue determinante un hallazgo en una página de genealogía: una investigadora de apellido Tahier que vive en Francia, Marie-Françoise Tahier. Me puse en contacto con ella y me envió material muy valioso sobre los ancestros de la familia, incluyendo una pintura y fotografías que también están incluidas en el libro. -¿Cuánto tiempo te llevó completar la investigación y la escritura del libro? ¿Qué desafíos encontraste durante el proceso de escritura y cómo los superaste? -Si tenemos en cuenta la etapa previa a la decisión de escribir el libro, la investigación me llevó dos años. Para mí, que soy un investigador amateur y este es mi primer libro, los desafíos aparecieron a cada paso. El primero fue darle relevancia a cada dato que encontraba. Traté de superarlo dándole un contexto a esa información y ubicándola en el lugar que le correspondía dentro del relato. Otro desafío fue decidir qué conservar y qué dejar afuera. Intenté descartar lo menos posible, pero hubo parte del material —relatos familiares, datos que no se podían comprobar, algunas especulaciones y experiencias personales— que no encajaban en un texto basado en hechos. Como además había un integrante de la familia Tahier que no terminaba de encajar en la estructura del libro, decidí incluirlo mediante una serie de relatos ficcionales. Son cinco textos breves, de dos o tres carillas cada uno, que abren cada capítulo bajo el subtítulo Atento y agazapado. Esa frase es la única que se le puede atribuir con certeza al personaje, ya que fue verificada —como dicen los periodistas— con dos fuentes independientes. Este recurso me permitió incluir tanto esos relatos complementarios como al personaje en cuestión. Tanto la parte fáctica como la ficcional intentan complementarse y fundirse en el epílogo. Pero claro, el resultado de ese intento queda en manos del lector que llegue hasta esa instancia. -¿Cómo fue el proceso de edición y publicación del libro con la Editorial de la Universidad de Concepción del Uruguay? -Esa etapa fue un poco vertiginosa, porque se hicieron varias cosas al mismo tiempo y sin experiencia previa. Sin embargo, todo terminó ensamblándose bien y se logró un excelente resultado. El 8 de diciembre de 2022, cuando todavía no había terminado el libro pero ya había decidido publicarlo, me reuní con el Dr. Sauret. Le llevé el borrador, le conté de qué se trataba y le pedí si podía escribir el prólogo. Aceptó, y ese verano me dediqué a concluir el trabajo. El problema fue que, mientras lo iba cerrando, seguían apareciendo datos e información de todos lados. Terminé el texto el 6 de marzo, y a partir de ahí pasó a corrección. Al mismo tiempo, mi hermano Eduardo diseñó varios borradores para la tapa. También seleccioné las imágenes, que provinieron de las fuentes más diversas, llegando a reunir cien. Todas están incluidas con una breve explicación y el nombre de quien las aportó o el lugar de donde fueron obtenidas. En este punto, tengo que destacar especialmente a la Editorial UCU, a su director Prof. Julio Vega y a Cristian Rougier, por haberme acompañado y tenido una enorme paciencia durante todo el proceso. La idea era que el libro estuviera listo para los actos por el 146° aniversario de la Asociación Educacionista “La Fraternidad”. Me asignaron la fecha del 2 de junio para la presentación, mientras el libro aún estaba en impresión. Por suerte, la encomienda llegó dos días antes, como estaba previsto, y la presentación se realizó en el Salón de Actos “Héctor Buenaventura Sauret”, con la participación del Dr. Sauret, el Prof. Vega y el Prof. Orlando Busiello. Hubo una muy buena concurrencia, entre ellos tres integrantes de la familia Tahier. Además, en ese mismo acto se descubrió el cuadro de Amador Juan Tahier, quien fue dos veces presidente de la institución y no estaba en la galería de presidentes. Todo eso le dio al momento un cierre muy emotivo. -¿Qué aspectos de la historia de la familia Tahier considerás que son los más relevantes para la identidad de Concepción del Uruguay? -La investigación la empecé, como conté antes, con la intención de rescatar la figura de Amador Juan Tahier, por haber sido dos veces presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Educacionista La Fraternidad. Fue quien impulsó, mediante una resolución, la construcción del primer edificio de La Fraternidad, emitiendo acciones que luego fueron recuperadas y pagadas. También fue el primero en dejar asentado en las memorias de la institución que su objetivo debía ir más allá del simple internado, buscando una formación más integral del estudiante, pensando en una nueva sociedad. En estas ideas se inspiró el grupo liderado por Héctor B. Sauret cuando fundó la Universidad de Concepción del Uruguay. Solo con eso, creo que la investigación ya se justifica. Pero Amador Juan no tuvo únicamente ese rol. Fue juez, profesor del Colegio, convencional constituyente provincial, fundador de instituciones y presidente del Banco Agrícola, Comercial e Inmobiliario, entre otras cosas. Su hermano Leopoldo, aunque vivió la mayor parte de su vida activa en Dolores, provincia de Buenos Aires, escribió una tesis doctoral titulada El divorcio que generó una fuerte polémica en la prensa y la academia nacional. Esa tesis, junto a las leyes de matrimonio civil y de educación laica, común, gratuita y obligatoria, marcó una época clave en la vida social argentina. Y el Colegio del Uruguay y sus egresados tuvieron mucho que ver con eso. Sobre Acela Tahier, esposa de José Benjamín Zubiaur —personaje sobre el que ya hay bastante escrito— intenté enfocarme en los aspectos más familiares, y creo haber encontrado detalles que completan su figura. En cuanto al cuarto hermano, Julio José, ahí se da mi vínculo familiar con los Tahier, lo que me permitió seguir la línea hasta fines del siglo pasado, con presencia activa en la ciudad. En ese tramo se destaca Julio Amador Tahier, médico pediatra, autor y director de teatro, creador de la obra Gotán. Una nota del diario La Calle de 1979, que reproduzco en el libro, es muy elocuente al respecto. Pero la figura que más me atrajo fue la del primer Tahier, Amador Guillermo, cuya historia cuento en el primer capítulo. Era maestro curtidor, contratado por Justo José de Urquiza para trabajar en el saladero Santa Cándida. Todos ellos, con sus vínculos con personas e instituciones de nuestra ciudad en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, forman parte de una historia profundamente ligada a la identidad de Concepción del Uruguay. -¿Qué esperás que los lectores se lleven al leer “La Familia Tahier en Concepción del Uruguay”? -Es difícil decirlo, porque cada lector tiene el derecho de sacar sus propias conclusiones y quedarse con lo que más le guste. Algunos lo harán para conocer su pasado familiar, otros porque les interesan los detalles históricos y pueden compararlos con datos que ya tenían sobre otros sucesos o personajes, y algunos simplemente por curiosidad. Lo que yo quise mostrar es que cuando las personas se convocan para un gran proyecto —sea un país, una empresa, un club o cualquier organización— no importa de dónde vengan o a qué ámbito pertenezcan. Mientras ese proyecto esté bien dirigido, tenga una consigna clara y apunte al bien común, esas personas van a buscar estar unidas y dar lo mejor de sí mismas. La familia Tahier, en Concepción del Uruguay, hizo su aporte a ese gran proyecto y eso es lo que espero que el lector pueda valorar. ¿Qué sensaciones te generó la presentación de este libro en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires? La presentación en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires fue la tercera ocasión en la que presenté el libro. La primera, como ya conté, fue en la Universidad de Concepción del Uruguay, en el marco de los festejos por el 146° aniversario de la Asociación Educacionista La Fraternidad. La segunda presentación fue en la biblioteca del Colegio del Uruguay “JJ de Urquiza”, un momento muy emotivo para mí, ya que soy exalumno y muchos de los hechos que relato están vinculados con el Colegio. En esta tercera oportunidad, además de la satisfacción personal, sentí una gran responsabilidad por presentar el libro en la feria más importante de Latinoamérica. Quiero agradecer especialmente a José “Pepo” Artusi, que me invitó a compartir su espacio durante la presentación de su excelente libro 100 columnas, que reúne sus columnas de opinión dominicales publicadas en el diario La Calle. También agradezco a la Secretaría de Cultura de la Provincia y a la Editorial de Entre Ríos por brindarnos ese espacio, que permitió que la presentación se diera en un ámbito tan relevante.
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