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Federal » El Federaense
Fecha: 10/05/2025 13:16
Dante, un pequeño soñador de apenas 8 años, dejó una huella imborrable en el corazón de quienes lo conocieron. Lamentablemente, su vida se apagó debido a la leucemia, pero su último deseo se convirtió en una realidad que trasciende su memoria. Antes de partir, Dante expresó en un cuaderno su anhelo de crear una reserva destinada al rescate de animales, un sueño que sus padres decidieron hacer posible en el mágico entorno de Misiones. El legado de Dante Este anhelo fue compartido por sus padres, Fernando y Marina, quienes, tras la pérdida de su hijo, se mudaron desde Buenos Aires hacia Salto Encantado de Misiones. En una conmovedora entrevista con el programa Telenoche, Jason Mayne narró cómo Dante había pedido a su mamá y a su papá que, tras su partida, trabajaran para establecer un centro de rescate para la vida silvestre. Con lágrimas en los ojos, Fernando Piescó, el padre de Dante, describió el lugar que han creado: Ohana, un auténtico refugio para animales que, por diversas circunstancias, habían abandonado su hogar en la selva. Un sueño convertido en santuario Ohana se ha transformado en lo que Fernando califica como un “lugar de segundas oportunidades”. Desde su creación, hace siete años, este espacio ha evolucionado desde un emprendimiento turístico a un santuario dedicado a la rehabilitación de fauna silvestre. “Siempre hemos sentido un profundo amor por la selva, y decidimos establecer nuestras raíces aquí, en Misiones, para estar más conectados con la naturaleza”, explicó Piescó, subrayando el vínculo inquebrantable que su familia tiene con el ambiente. El nacimiento de una fundación El camino hacia la creación de la fundación fue marcado por momentos de angustia. Durante la enfermedad de Dante, la familia tuvo que trasladarse a Buenos Aires, donde se sometieron a tratamientos que, lamentablemente, no lograron salvar al pequeño. En medio de esa dolorosa experiencia, en un instante de esperanza, Dante pidió a su padre que le comprara un cuaderno y un lápiz. Allí escribió su sueño, que se convertiría en el pilar para su legado: “mi sueño es tener una reserva para curarlos y protegerlos”. Después de la partida de su hijo, Fernando y Marina se sintieron impulsados a honrar su memoria. “Un día, tanto mi mujer como yo tuvimos un sueño similar y supimos que debíamos fundar algo significativo en su nombre”, recordaron con afecto. Así, el 14 de junio, día de cumpleaños de Dante, lograron obtener la personería jurídica necesaria para iniciar su misión. Hasta el momento, han logrado rescatar a 360 animales que, gracias al amor y esfuerzo de esta familia, tienen ahora una nueva esperanza de vida. El legado de Dante sigue vivo en cada animal que rescatamos, en cada árbol que se abraza a la selva, y en cada corazón que late con el deseo de proteger y cuidar a nuestra fauna silvestre. Ohana no solo es un refugio, es un tributo a un niño lleno de luz y sueños.
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