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Parana » Radio Nacional
Fecha: 06/05/2025 13:51
Este año se cumplen cuatro décadas del estreno de 'Esperando la carroza', la comedia dirigida por Alejandro Doria en 1985 que con los años se convirtió en una pieza central del patrimonio cultural argentino. La sátira sobre los vínculos familiares, con diálogos memorables y una galería de personajes inolvidables, ha trascendido generaciones y se ha instalado como un fenómeno de culto. El director del documental Carroceros, Mariano Frigerio, dialogó con el equipo de Creer o reventar y destacó que la vigencia de la película no solo está en su guion, sino también en el vínculo afectivo que los espectadores han construido con ella. En su mirada, el fervor que aún despierta la historia de Mamá Cora habla de una identificación profunda con los conflictos que retrata. "'Esperando la carroza' es de esas películas que uno no sabe cuándo fue la primera vez que la vio. La veía siempre que la pasaban por la tele. Me hice fanático de la peli, pero no sabía que había tanta gente fanática como yo. Hay un fanatismo genuino alrededor de esta película", expresó. El documental Carroceros recoge testimonios de fanáticos, recrea escenas icónicas y repasa el impacto que tuvo la obra tanto en la cultura popular como en el cine argentino. Fue grabado en parte en Versalles, barrio porteño donde se filmaron varias escenas, y muestra cómo cada 6 de mayo —fecha del estreno original— cientos de personas se reúnen para celebrar la película. El éxito de 'Esperando la carroza' no fue inmediato: en su estreno comercial no tuvo la repercusión que alcanzaría más tarde, con la televisión y el video hogareño como impulsores del fenómeno. Con los años, la película se convirtió en objeto de análisis, de fanatismo y de repetidas reinterpretaciones, sin perder nunca su carácter popular. A 40 años de su aparición, su impacto sigue creciendo. Frases como “¡tres empanadas!” o “yo hago puchero, ella hace puchero” son parte del habla cotidiana, y la figura de Antonio Gasalla como Mamá Cora permanece como uno de los íconos más potentes del humor nacional. Mientras tanto, el documental de Frigerio funciona como testimonio vivo de ese amor colectivo, inagotable y transversal.
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