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Usuhahia » Diario Prensa
Fecha: 06/05/2025 05:28
DEJA VU. Luego de ser detenido en el barrio 640 Viviendas, en Ushuaia, por encender fuego en el pasillo de un edificio de departamentos, tras una discusión familiar, la Justicia dispuso su internación en el nosocomio. El sujeto, que cuenta con un prontuario extenso pero sin condenas efectivas ni tampoco una declaración de insanía e inimputabilidad, volvió a ser alojado en el mismo lugar en el que hace 10 meses prendió fuego una pila de ropa con su encendedor. Maximiliano Berrocard, el mismo sujeto que hace 10 meses provocó un incendio en un baño del área de Salud Mental del Hospital Regional Ushuaia, volvió a ser alojado en ese mismo lugar en las últimas horas, luego de provocar un foco igneo en el pasillo de uno de los edificios de departamentos del barrio 640 Viviendas/ Mirador de los Andes. El individuo había sostenido una fuerte discusión con los ocupantes de una de las unidades del monoblock, retirándose ofuscado y anunciando – según declararon los testigos – que incendiaría todo el edificio. Momentos más tardes los moradores de los departamentos comenzaron a percibir un fuerte olor a humo, descubriendo posteriormente que había un foco igneo en uno de los tramos de los pasillos internos, cerca de la escalera. Inmediatamente dieron aviso a Policía y Bomberos, autoevacuándose preventivamente. Al arribar personal policial de la Comisaría 3era encontraron a Berrocard en las proximidades, procediendo a su aprehensión, mientras efectivos bomberiles del Cuartel Zona Norte y 2 de Abril extinguían el fuego causado intencionalmente. Si bien el pirómano en un primer momento fue aprehendido por la fuerza policial, el Juzgado interviniente resolvió derivarlo al área de Salud Mental. De este modo, Berrocard fue reingresado al mismo sitio en que meses atrás puso en peligro a pacientes y personal sanitario. Cabe recordar que el 1° de junio de 2024, el hombre prendió fuego una pila de ropa guardada en un mueble del baño del área de Salud Mental, usando para ello su propio encendedor. El hecho ocurrió alrededor de las 5 de la madrugada, mientras se encontraba internado a la espera de atención. La rápida reacción del personal del hospital evitó que el foco ígneo se propagara, utilizando extintores para sofocar las llamas. En esa oportunidad Berrocard también fue imputado en una primera instancia por “incendio intencional”, una figura penal agravada por haber puesto en riesgo a personas con movilidad reducida o incapacidad para ponerse a salvo por sus propios medios, pero luego la Justicia desistió de la persecución penal. Por su parte, las autoridades de Salud Mental adujeron en aquel entonces la imposibilidad de retener a un paciente contra su voluntad, dado que ello solo puede ocurrir con su anuencia– según lo establece la Ley de Salud Mental – o, lo que no ocurre en este caso, existir un certificado de insanía mental. Por lo visto, en esta oportunidad, volvió a producirse el mismo procedimiento, como en un deja vu, en el que no solo está en grave riesgo la sociedad sino también la misma persona que causa los peligrosos atentados incendiarios. Lo concreto es que a pesar de la gravedad de los hechos y de su frondoso prontuario policial, Berrocard no ha llegado a purgar una sola condena. En cada caso, antes de que se sustancien los procesos penales, los jueces terminan derivándolo a Salud Mental, desde donde, al cabo de algún tiempo, vuelve a la calle. Y en la calle, vuelve a delinquir, con consecuencias cada vez más peligrosas. Este circuito de impunidad clínica-judicial quedó en evidencia nuevamente con el episodio del viernes, que tuvo lugar un día antes de que se cumplieran 10 meses exactos del incendio que él mismo causó, del mismo modo y en el mismo sitio en el que – por ahora – está.
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